Francisco tiene con Cristina Fernández una relación cordial y de mutuo respeto, construida principalmente durante el ejercicio presidencial de la hoy vicepresidenta. Más allá de ello el Papa ha sido muy cuidadoso en los últimos tiempos en su relación con la Argentina y, de manera muy particular, con todo lo que se vincule con la política. Ese no fue obstáculo para que una vez conocida la noticia del atentado contra Cristina Fernández de Kirchner, el Papa se comunicara ayer telefónicamente con la vicepresidenta para expresarle su solidaridad y acompañamiento. De esta manera Jorge Bergoglio sumó un gesto de paternal humanidad que se añadió al mensaje protocolar enviado mediante un telegrama oficial en las primeras horas del martes y en el que, en su condición de máxima autoridad de la Iglesia Católica universal, expresaba que "habiendo recibido la preocupante noticia del atentado que vuestra excelencia sufrió en la tarde de ayer, deseo expresarle mi solidaridad y cercanía en este delicado momento". En esa comunicación Francisco adelantó sus oraciones “para que en la querida Argentina prevalezcan siempre la armonía social y el respeto de los valores democráticos, contra todo tipo de violencia y agresión".
El pronunciamiento del Papa fue el más destacado de una serie de voces que surgieron desde la Iglesia Católica. El presidente del Episcopado, Oscar Ojea (obispo de San Isidro), se “comunicó con allegados a la vicepresidenta y le expresó en nombre de la Iglesia su solidaridad ante los hechos ocurridos ayer”, según el propio prelado lo comunicó a través de sus redes sociales. En la misma ocasión Ojea manifestó también “el compromiso de la oración ferviente para que se preserve la paz y la concordia en nuestro país".
La Comisión Episcopal de Pastoral Social que preside el obispo Jorge Lugones, titular de Lomas de Zamora, no solo manifestó “solidaridad y cercanía” a la vicepresidenta y su familia, sino el “más profundo repudio ante los conmocionantes hechos acaecidos en el día de ayer”. Esta comisión eclesiástica que se encarga de las cuestiones sociales condenó el atentado “como cualquiera contra la vida humana y la democracia”, pidió pronto esclarecimiento de los hechos y una “eficaz investigación judicial”. Pero también advirtió sobre “una escalada en los discursos de instigación permanente al odio y al desencuentro, en los medios masivos de comunicación, en las redes sociales, en la dirigencia política y social, que nos impide reconocernos como hermanos y dar pasos trascendentes en términos de unidad”.
También el “Equipo de sacerdotes de villas y barrios populares de Buenos Aires y gran Buenos Aires” que encabeza el obispo auxiliar de Buenos Aires Gustavo Carrara, expresó “solidaridad y cercanía” con Cristina Fernández pero señaló que “sería un error interpretar el atentado contra la Vicepresidenta como un fenómeno aislado”. Al respecto los curas dijeron que “hay un contexto creciente de desencuentro, polarización, intransigencia, recalentamiento social y crispación que se expresa como una agresividad sin pudor en las redes sociales y los medios de comunicación, y que llega incluso a teñir el accionar de los tres poderes del Estado”.
De manera conjunta la Conferencia Episcopal Católica, la DAIA, el Centro Islámico Argentino y el Instituto Diálogo Interreligioso con la firma de sus máximas autoridades manifestaron “como hombres y mujeres creyentes” su dolor y preocupación por el atentado rechazando “cualquier forma de violencia e incitación a ella, así como todos los discursos que nos enfrentan e impiden aquellos debates imprescindibles en los que discutamos ideas”.