En un vagón de la Línea B del subte una señora sentada sostiene su bastón de tres pies y aplaude como si estuviera a punto de soplar las velitas de su cumpleaños. Acompaña el cántico “Cristina Presidenta, Cristina Presidenta”, es el ocaso de un día de lucha en el que multitudes salieron a la calle porque el día anterior habían intentado matar a Cristina Fernández de Kirchner.
Tiene una boina de lana, está sonriendo pero no se le ve por el tapaboca. La sonrisa se le ve en los pies que zapatean de alegría y en los ojos que miran para arriba como un grupo de personas sigue cantando.
¿Estuvo en la plaza? “Por supuesto” contesta ella. El repertorio continúa con un clásico de la mística peronista “Ya de bebé. En mi casa había una foto de Perón en la cocina. Y ahora de grande. Unidos y Organizados junto a Néstor y Cristina”. Esta cronista le hace una pregunta obvia a la señora ¿Usted es peronista?. El subte se detiene en Pueyrredón y ella después de una pausa que pareciera acompañar la velocidad del tren dice que no, que es comunista y cristinista. ¡Qué cóctel explosivo!. La señora deja de prestar atención a la conversación y se le iluminan los ojos cuando escucha el estribillo de la canción que están cantando en el subte: “Organizada, la mostreada a donde va Cristina se llena de lesbianas”. ¡Qué lindo! dice ella, embelesada mirando al grupo de lesbianas que siguen con el tema a pura percusión de techo y paredes del vagón.
Son las 6 de la tarde pero esta historia comenzó a la mañana del viernes con un pedazo de sabana blanca aerosol negro, rojo y dorado, dos maderas y un grupo de amigas lesbianas que dibujaron una frase desde el corazón: “Lesbianas con Cristina”, un mensaje de amor para quien el día anterior había sobrevivido a un magnicidio.
Al mediodía, la bandera de no más de un metro y medio de largo viajó en la Línea B hasta la estación Florida. Fueron 12 lesbianas, una por cada año que pidió Luciani y por cada año del mejor gobierno de Argentina en las últimas décadas según Cristina. Antes de llegar a Diagonal Sur hicieron una parada en el supermercado para comprar cerveza, a la sombra todavía quedaban resabios del invierno pero al sol era todo calor, alegría y una primavera que se adelantaba, como dijo el ex presidente de Brasil Lula Da Silva cuando salió de la cárcel en 2019: "Los poderosos pueden cortar una, dos, tres flores, pero nunca evitarán la llegada de la primavera”.
Las lesbianas con Cristina se hicieron su espacio de ranchada y despliegue a la izquierda del Cabildo y se convirtieron en el punto de encuentro de la mostreada: tortas, putos travas, trans y todxs quienes llegaban a la plaza con una sabiduría obligada sobre discursos de odio. Quienes llevan la cuenta de los más de de 500 días sin Tehuel y quienes todavía lloran el reciente asesinato de la militante travesti Alejandra Ironici en Rosario ¿Qué pueden decirle a Cristina las lesbianas? “Estamos con vos” como dice la bandera.
Con la plaza llena, el humo de la fritanga y la policía presente desde un helicóptero agazapado en pleno del cielo azul, comenzaron a llegar por la coordenas que giraban por los grupos de Whatsapp: “Estamos en Diagonal Sur” y la foto de la bandera. Cortito y al pie. Así se organizó la primera columna de “Lesbianas con Cristina”, pero todavía faltaba el aditivo que le dió a esta tarde peronista una certeza: de la plaza no se vuelve igual a como se llega. En ese punto de encuentro lesbiano, mostri, popular y peronista se creó una canción que se sigue coreando como esas resacas lindas o como la fiesta que sigue vibrando en el cuerpo un día entero, por pegadiza, ocurrente y porque salió del corazón como la bandera hecha con una pedazo de sábana blanca.
El primer verso dice así: “Baby, no me llames porque estoy ocupada defendiendo a la mami”, sale del discurso que días atrás había dado Cristina en el escenario improvisado en la puerta de su casa: “Siento que son todos un poco hijos míos”. Después, un verso dedicado al fiscal que pidió 12 años de condena a Cristina Kirchner por la Causa Vialidad: “Yo ya te vi, ubicando a Luciani con el pueblo en la plaza defendiendo la calle”. El ritmo es el de la canción “Despechá” de Rosalía, parte de la gira Motomami. Y si unas mamis podían engalardonar esta tarde, fueron ellas, que pasaron por ese pedacito de Diagonal Sur con sus pañuelos blancos y la cara pegada a la ventanilla de la combi. Cuando terminaron de cruzar el estrecho de Lesbianas con Cristina una dice agarrándose la cabeza: “Cómo dormimos, les tendríamos que haber cantado: “Madres de la Plaza, las tortas las abrazan”. Marche una canción para las madres, porque suena lindo componer mientras se ocupa la calle, mientras gira la cerveza, las papas de paquete, los puchos y el abrazo de vez en cuando con quienes están ahí, compartiendo la lucha y la alegría de salir a calle.
“El primer tramo de la línea B se inauguró un 17 de octubre de 1930, es una linda coincidencia viajar por estos rieles un día como hoy” me dice la señora de boina de lana. Coincidencias y milagros, canciones y banderas, la plaza y el pueblo y como seguían cantando las lesbianas mientras se bajaban del subte en Angel Gallardo, Lesbianas y Cristina.