"Logramos una transformación institucional de la Justicia, sin antecedentes en el país", destacó ayer el gobernador Miguel Lifschitz al firmar el acta de entrega del nuevo Centro de Justicia Penal. Quien la recibió fue el presidente de la Corte Suprema provincial, Daniel Erbetta, que destacó la obra como "el resultado de la política de consenso". Para el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Ricardo Silberstein, se trata de "la puerta de la Justicia Penal del siglo XXI"; la obra "más importante para la Justicia provincial desde 1962". Además, habló de "impacto simbólico" para "el bien común", de "despapelización y transparencia". A partir de ahora, se contarán cuatro meses para equipar el edificio, y ponerlo en funcionamiento.
Desde la plaza pública que ocupa el 60 por ciento del predio donde hasta 2008 funcionó el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca), las autoridades provinciales hicieron entrega de las llaves del edificio al Poder Judicial. "No es común que los gobiernos pongan entre sus prioridades y objetivos a la Justicia, y sino basta mirar la Justicia Federal, que durante décadas permaneció sin grandes inversiones ni reformas, sin ampliar su estructura. Cuántas veces lo hemos reclamado desde la provincia y la ciudad", planteó Lifschitz al presidir el acto, en un mediodía ventoso, pero soleado. "En Santa Fe ocurrió algo singular: hace muchos años se viene trabajando en distintos ámbitos sobre la necesidad de la reforma del sistema procesal penal. Había un gran consenso por ser un proyecto innovador. Todos fueron haciendo aportes que permitieron aquella primera ley, sobre el final del gobierno de Jorge Obeid --destacó--, que fue aprobada por una amplia mayoría, por el oficialismo y la oposición. Luego -continuó-, el gobierno de Hermes Binner, lejos de dejar de lado lo que hizo el anterior, decidió seguir en el mismo camino", dijo, y generó aplausos del sector político.
Con el presidente de la Cámara de Diputados y ex gobernador Antonio Bonfatti, sentado a su lado, Lifschitz señaló: "Hubo mucho empeño y podemos sentirnos orgullosos, porque aquí hay muchos padres y madres de este proyecto que hoy estamos inaugurando. Es un salto de calidad institucional como pocas veces se ve en el Estado argentino".
Erbetta destacó que "luego de un proceso político de los tres poderes, y de los partidos con representación parlamentaria, además de cuatro gobiernos provinciales; en febrero de 2014 se inició un cambio sin precedentes en la provincia, con la implementación del nuevo sistema penal", ante la mirada de Binner, sentado junto a la intendenta Mónica Fein entre el público.
El presidente de la Corte se esperanzó con "que sea ejemplo para otros fueros del Poder Judicial"; y agradeció "a la política, porque este edificio es símbolo de reforma de vanguardia en el territorio argentino". Además, recordó que Rosario concentra casi el 50 por ciento de la conflictividad penal de la provincia.
Consultado sobre el reclamo de Justicia con el argumento del endurecimiento de penas, Erbetta respondió que "es un viejo recurso y la historia ha demostrado que no tuvo impacto en la reducción del delito. En cuanto a la demanda de seguridad sí hay una deuda, pero esto (el edificio del nuevo sistema penal) es un camino para acortar los tiempos de la justicia. Hoy, aumentaron las resoluciones y el tiempo para las mismas".
El edificio. La inversión total, para el espacio de 14 mil metros cuadrados (en la manzana de Rueda, Sarmiento, Virasoro y Mitre) fue de casi 350 millones de pesos. Cuenta con salas de audiencias luminosas y modernas, para albergar a entre 30 y 60 personas. En cada sala hay una puerta que conecta con un pasillo de celdas individuales, donde los detenidos podrán esperar su audiencia. Una de las salas tiene, incluso, un palco de frente a los magistrados que presidirán el debate, que se suma como espacio para el público.
Todas las salas están conectadas con el pasillo por el que transitarán las personas privadas de su libertad, hacia el subsuelo donde hay más celdas, equipadas con sanitarios antivandálicos. En el subsuelo hay también salas de reconocimiento y espacio de cochera para un centenar de vehículos de magistrados y funcionarios. Más arriba, dos salas de cámara Gesell serán utilizadas para tomar testimonio o declaración de menores y personas vulnerables. En el segundo piso, en tanto, se transitan espacios luminosos con gabinetes que son parte de las paredes de madera, a lo largo del pasillo. El ala que da a calle Virasoro, sobre Mitre, será espacio disponible para funcionarios y empleados de la Fiscalía, con boxes para entrevistas a víctimas y testigos; mientras que a la derecha, hacia Rueda, se levantan oficinas con paredes de vidrio, donde tendrán sus boxes los magistrados de primera instancia. La Cámara Penal decidió quedarse en el edificio de Balcarce y Pellegrini. Sobre calle Rueda, entre Mitre y Sarmiento, se ubica el espacio disponible para la Defensa Pública Penal, tanto en el primero como en el segundo piso. También con acceso al sector de Alcaidía (penal transitorio), para tener contacto con sus defendidos.