Luego del abrazo en las calles, el respaldo institucional: la Cámara de Diputados repudió el intento de asesinato a Cristina Fernández de Kirchner en una sesión especial que convocó a casi todo el arco político. Tras largas negociaciones, Juntos por el Cambio terminó acompañando el pronunciamiento, aunque el PRO decidió que aquél era el máximo gesto de institucionalidad que podía ceder en el marco del internismo que atraviesa la coalición opositora. Les diputades del PRO no dieron quórum, bajaron recién cuando la sesión había comenzado, acompañaron el proyecto - para el que exigieron modificaciones - y abandonaron sus bancas antes de que comenzaran los discursos. En un clima contenido, con parte del oficialismo intentando contener a la tropa para que la sesión no se desvirtuara, el Frente de Todos logró la foto institucional de toda la dirigencia política unida y anticipó que había llegado el momento de trabajar en una legislación respecto a los discursos de odio.
La previa
Convocada con el objetivo de repudiar oficialmente el atentado contra la vicepresidenta de la Nación, el desarrollo sesión no estaba garantizado. JxC, que venía de mantener una fuerte discusión interna respecto a qué postura adoptar respecto al intento de magnicidio, arribó a la reunión de Labor Parlamentaria con los tapones de punta: sólo participarían si se eliminaba la parte del proyecto que cuestionaba "la violencia política y los discursos de odio". El PRO tenía, incluso, una postura mucho más dura y exigía limitar los discursos a solo el repudio del intento de asesinato. "Si lo mencionan al fiscal Luciani o a Bullrich nosotros nos paramos y nos vamos", amenazó uno de los dirigentes del PRO en la reunión de los presidentes de bloque. "A mi nadie me va a decir sobre quién puedo o no puedo hablar", respondió una legisladora de izquierda.
Luego de más de una hora de negociaciones entre la presidenta de la Cámara, Cecilia Moreau, y el titular del bloque oficialista, Germán Martínez, con la oposición, se terminó arribando a un consenso. Se modificaría el texto del proyecto de resolución, reemplazándolo por una versión casi idéntica a la que había sacado el Senado el jueves a la noche. Este, además de expresar "su más enérgico repudio al intento de magnicidio", exhortaba a toda la dirigencia a "buscar todos los caminos que conduzcan a la paz social", eliminando la parte de "erradicar la violencia política y los discursos de odio". Luego, se estableció que se votaría el proyecto antes de los discursos y que los mismos tendrían una limitada cantidad de oradores. Esto no evitó, sin embargo, que el PRO se terminara retirando de la sesión.
"Acá lo que pasa es que ellos en el fondo no quieren democracia, no quieren consenso, no quieren paz", manifestó, enojado, una espada del oficialismo mientras ingresaba al recinto. "Tenemos dos minorías intensas que nos están arrastrando a un país inviable", se quejó, a unos metros, un diputado radical.
La sesión y la retirada del PRO
"Nunca pensé que esta sería la primera sesión que me tocaría presidir", comenzó, pasadas las 13, Cecilia Moreau, en línea con la angustia que rodea al FdT desde la noche del jueves. Con la mitad de les legisladores de JxC ausentes, la sesión había comenzado sin la presencia del PRO, cuyos legisladores comenzaron a entrar al recinto una vez que el quórum ya estaba garantizado. Antes de la votación, Ritondo tomó la palabra: "No queremos que este hecho gravísimo sea utilizado con el objetivo de generar más división, asignar culpables y mucho menos convertirse en una tribuna para atacar a la oposición política", sostuvo, anticipando que se retirarían del recinto luego de votar la resolución. Acto seguido, se votó a mano alzada, acompañaron todos los bloques excepto la izquierda - que pidió abstenerse - y los libertarios, y todes les diputades del PRO se levantaron de sus bancas y enfilaron a la salida para dar una conferencia de prensa. Adentro quedaron la UCR, la Coalición Cívica, Evolución y Encuentro Federal con cara de pocos amigos.
Detrás del acompañamiento diferenciado del PRO había un cálculo electoral. "Nosotros entendemos que nuestro electorado quería que manifestáramos nuestro repudio pero que después no nos sumáramos al circo romano", precisó un halcón del PRO, y remató: "No teníamos interés en escuchar como decían que nosotros eramos lo que habíamos cargado la pistola". El PRO intentó convencer a sus socios de coalición, pero no lo logró, quedándose así solos en su decisión de retirarse del recinto. El FdT, mientras tanto, rumiaba bronca y resignación: "Cayeron en una lógica de especulación política. Si piensan que esta postura les va a servir invirtieron mal la plata", indicó una espada oficialista.
Los discursos
"No es una sesión fácil para nosotros. Hubiéramos querido que lo que pasó el jueves nunca hubiera pasado, pero pasó. Y la gravedad de lo que le pasó a Cristina requería una respuesta institucional en la misma proporción", sostuvo Germán Martínez, quien resaltó que no había que hacerse los "distraídos" respecto a los discursos de odio y anticipó que el Congreso comenzaría a trabajar en una legislación en ese sentido. Según pudo saber este diario, el proyecto ya existe y será presentado el jueves por la titular del INADI, Victoria Donda, y el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, quienes estaban presentes en el recinto. "El jueves cuando le dispararon a Cristina cambió la historia de este país para siempre. Argentina ya no es la misma. Algunos dicen que se atravesó un límite, pero al límite se lo llevaron puesto hace tiempo. Lo que pasó ahora con el intento de magnicidio es que varios ya no pueden hacerse los desentendidos", sumó Mónica Macha, inscribiendo en los "discursos de odio" a las "causas judiciales que se inventan contra líderes populares".
Los libertarios de ultraderecha, mientras tanto, repudiaron el atentado pero le bajaron el precio encuadrándolo como un "hecho policial". "No entiendo por qué la Cámara de Diputados se encuentra sesionando un sábado para tratar un hecho de índole policial", se quejó José Luis Espert. Javier Milei, por su parte, condenó de manera genérica la "violencia" e intentó ensayar un paso de comedia con Cecilia Moreau que esta retrucó. "Señor presidente", comenzó, a lo que Moreau rápidamente lo corrigió: "PresidentA". "PresidentE, el español me lo permite", insistió él, y lo repitió a lo largo de todo su discurso. Al finalizar, Moreau cerró: "Muchas gracias diputadA". Estallaron los aplausos y Milei, que no lo soportó, se levantó enfurecido gritando "CASTA CASTA CASTA".
La izquierda destacó su condena al atentado sufrido por CFK, pero defendió su abstención sobre la base de que se oponían al concepto de "paz social". "Paz social es la de los cementerios, la paz social se utiliza contra los que salen a pelear contra el ajuste", sostuvo Myriam Bregman, que después se cruzó con Leandro Santoro porque este había tuiteado cuestionando al FIT por su postura.
Desde la UCR, el responsable de sentar postura (y de diferenciarse del PRO) fue Mario Negri: "Venimos a defender la democracia. La democracia es incompatible con la violencia y con el pensamiento único, venga de donde venga", sostuvo y repudió con firmeza el intento de asesinato a la vicepresidenta. "Sabemos a lo que vinimos", resaltó.
Finalizada la sesión, algunes diputades del oficialismo masticaban cierta insatisfacción. "Fue todo demasiado educado", sostuvo una diputada del FdT. Mas allá de eso, el bloque estaba conforme: había convocado la sesión con el objetivo de tener un respaldo de todo el arco político y lo había conseguido. "Contentos con la labia pero sin el respaldo de todas las fuerzas no hubiera servido", cerró un diputado oficialista.