Desde Roma
El papa Francisco beatificó este domingo en la plaza de San Pedro a Juan Pablo I, papa Albino Luciani, el quinto Pontífice del siglo XX que llega a los altares y uno de los que menos duró como Papa en la historia de la Iglesia ya que murió el 28 de setiembre de 1978, 34 días después de haber sido elegido. Pese a la abundante lluvia y los truenos que se desencadenaron sobre toda Roma el domingo, la Plaza de San Pedro estuvo llena de fieles (unas 25.000 personas dijo la Santa Sede) cardenales, obispos, sacerdotes y políticos, incluido el presidente de Italia Sergio Mattarella.
El nuevo beato “encarnó la pobreza del discípulo, que no implica sólo desprenderse de los bienes materiales, sino sobre todo vencer la tentación de poner el propio ´yo´ en el centro y buscar la propia gloria”, dijo el papa Francisco en la celebración. “Fue un pastor apacible y humilde” (…) Y con su sonrisa el Papa Luciani logró transmitir la bondad del Señor. Es hermosa una Iglesia con el rostro alegre, sereno y sonriente, que nunca cierra las puertas, que no endurece los corazones, que no se queja ni alberga resentimientos, que no está enfadada ni es impaciente, que no se presenta de modo áspero ni sufre por la nostalgia del pasado”.
Y para explicar el contexto en el que se mueven algunos líderes, Francisco citó a la muchedumbre que seguía a Jesús en su camino a Jerusalén y la comparó con las muchedumbres que siguen a ciertos personajes de hoy, en tácita alusión tal vez a la campaña electoral que está viviendo Italia donde habrá elecciones el 25 de setiembre. “Podemos preguntarnos qué habría hecho un líder astuto al ver que sus palabras y su carisma atraían a las multitudes y aumentaban su popularidad. Sucede también hoy, en los momentos de crisis personal y social, cuando estamos más expuestos a sentimientos de rabia o tenemos miedo por algo que amenaza nuestro futuro, nos volvemos más vulnerables; y, así, dejándonos llevar por las emociones, nos ponemos en las manos de quien con destreza y astucia sabe manejar esa situación, aprovechando los miedos de la sociedad y prometiéndonos ser el “salvador” que resolverá los problemas, mientras en realidad lo que quiere es que su aceptación y poder aumenten. Pero Jesús no actúa de ese modo, no instrumentaliza nuestras necesidades”, explicó.
El Papa argentino celebró siempre sentado en un sillón debido a los problemas en la rodilla. El resto de la misa que había que celebrar de pie, lo hicieron varios cardenales, entre ellos el secretario de estado, Pietro Parolin.
Durante la ceremonia fue entregada al papa Francisco una reliquia de papa Luciani, de parte de la Fundación Juan Pablo I. Pero esta vez no se trató de un hueso del muerto, como suele ser, sino de una página escrita por él a mano en la que reflexiona sobre fe, esperanza y caridad.
El milagro
Para que el papa Luciani pudiera ser beatificado fue necesario demostrar ante la Congregación para la Causa de los Santos, que el candidato a santo había realizado un milagro. Y el milagro reconocido oficialmente se refirió a una nena argentina de 11 años, Candela Giarda, de Paraná, que en 2011 comenzó a manifestar una grave enfermedad cerebral que, luego de ser trasferida a Buenos Aires e internada en el Hospital Favaloro, los médicos consideraron que nada más podían hacer para salvarla. Su madre habló con el sacerdote de la parroquia cercana al hospital, padre José Ignacio Dabusti y éste le prometió que la encomendaría en sus oraciones a Juan Pablo I para que la salvara. La niña estaba internada en terapia intensiva. El 22 de julio de 2011 la situación empeoró mucho pero el 23 de julio -considerada hoy la fecha del milagro- “sorpresivamente”, según documentos vaticanos, hubo una rápida mejoría y paulatinamente la niña se curó. Hoy tiene 21 años y vive en Paraná donde estudia Higiene y Salud Animal en la universidad. Candela y su mamá Roxana Sosa tenían programado viajar a Roma para la beatificación. Pero la joven se fracturó un pie y anularon el viaje. Ambas enviaron un video a la rueda de prensa de presentación de la beatificación que se hizo el viernes, donde lamentaron no poder viajar pero dijeron estar muy emocionadas por la beatificación.
En la rueda de prensa y en la ceremonia estuvo presente en cambio el padre Dabusti quien ante la prensa contó por qué le había pedido a papa Luciani por la salud de Candela. “Juan Pablo I tenía dos rasgos que llamaron la atención y me inspiraron desde que yo era chico (tenía sólo 13 años cuando fue elegido): su alegría permanente y su humildad”, dijo.
Cómo se llega a beato
Los pasos principales del proceso de canonización son tres: reconocimiento de las virtudes heroicas, es decir que la persona tiene cualidades como para llegar a ser santo; ser consagrado beato, para lo que se exige la demostración de un milagro, y ser consagrado santo, para lo que se exige un segundo milagro.
Y para cumplir cada uno de estos pasos se requiere un largo proceso de investigación por las personas encargadas de la causa dirigidas por el llamado postulador, que consultan archivos, hablan con la gente que lo ha conocido e incluso con sus familiares. En el caso de Juan Pablo I fueron incluidas, entre otras, las declaraciones de dos de sus sobrinas. Una de ellas, Lina Petri, contó entre otras cosas en la rueda del viernes, que ella estaba en Roma cenando con su tío cuando le llegó una llamada telefónica donde le avisaban que Paulo VI estaba muy mal. Paulo VI murió al día siguiente.
El milagro de Juan Pablo I fue sometido a un largo proceso de verificación de parte de la Congregación para la Causa de los Santos pero también de médicos que estudiaron el caso y lo declararon una “curación científicamente inexplicable”. Con un decreto oficial del 13 de octubre de 2021, Francisco reconoció el milagro.
¿Por qué beatificar a un Papa que duró tan poco?
“La santificación es el reconocimiento eclesiástico de una vida cristiana ejemplar. Un beato o un santo, no necesariamente es un mártir, basta con que sea un buen ejemplo a seguir y ayude a la constitución de la unidad en la diferencia”, explicó a PáginaI12 la teóloga argentina Emilce Cuda, actual secretario de la Pontificia Comisión para América Latina de la Santa Sede.
“La beatificación y la canonización no son un premio, ni tampoco el reconocimiento de un pontífice a quien piensa como él. Por el contrario son el reconocimiento público que la Iglesia católica hace de una práctica cristiana como modelo a imitar”, añadió. Y concluyó: “Muchos se preguntan por qué personas de un mismo credo, pero con distintas posiciones ante lo social, son igualmente beatificadas y/o canonizadas, incluso bajo un mismo pontificado. La respuesta está en la misma Iglesia católica constituida como unidad en la diferencia. Salvando las distancias, también las culturas reconocen como próceres o héroes a quienes han tenido un comportamiento ejemplar en los procesos de independencia, liberación y unidad”.
Quién fue Juan Pablo I
Nacido en Forno di Canale (hoy conocida como Canale d’ Agordo), en provincia de Belluno perteneciente a la región del Veneto (noreste de Italia), el 17 de octubre de 1912. Fue el primero de cuatro hijos de un obrero socialista que trabajó como inmigrante en Suiza durante varios años.
En la tarjeta que le escribió su padre donde le daba su consenso para entrar en el primer seminario en 1923 decía: “Espero que cuando tu seas cura estés de la parte de los pobres porque Cristo estaba de su parte”. Luciani fue ordenado sacerdote en 1935 y en 1958 fue nombrado obispo de Vittorio Veneto por el papa Juan XXIII . A partir de 1962 participó en todas las sesiones del Concilio Vaticano II que provocó grandes cambios en la Iglesia, haciéndola más simple y más cercana a la población, permitiendo el uso de los idiomas nacionales en las celebraciones que hasta ese momento eran sólo en latín, acercándose a la cultura y la música popular. En 1970 fue nombrado obispo de Venecia y en 1973 consagrado cardenal por Paulo VI.
Después del 6 de agosto de 1978, día de la muerte de Paulo VI que como Juan XXIII había llevado adelante todos estos cambios en la Iglesia, fue convocado el sínodo de cardenales el 25 de agosto para la elección del nuevo Papa. Y Luciani fue elegido después de poco más de 24 horas de sesiones, cosa bastante rara porque en general hay varios candidatos y las discusiones hacen prolongar el sínodo. Eligió el nombre de Juan Paulo en clara referencia a los dos papas a los que consideraba fundamentales para la Iglesia: Juan XXIII y Paulo VI.
El 28 de setiembre de 1978 Juan Pablo I fue encontrado sin vida en su habitación del Vaticano, por la monja que normalmente le llevaba el desayuno. Según los médicos a causa de un infarto. Pero como en el Vaticano no se hacían autopsias entonces en el cuerpo de los Papas (las autopsias se autorizaron en 1983), nunca se supo con certeza lo que le ocurrió. Surgieron muchas hipótesis sobre presuntos complots e intentos de asesinato que no llegaron a ninguna conclusión verdadera.