“Es una nueva era en Cobra Kai. Unite a nosotros”, invita Terry Silver al inicio de la inminente temporada de la entrega que marcó la vuelta de Karate Kid al primer plano de la cultura pop. Esta quinta parte de Cobra Kai (estreno de Netflix este viernes), en efecto, se sostiene sobre uno de los rivales más temibles de Daniel LaRusso (Ralph Machio). El sensei que tiene la impiedad tatuada en sus puños y pudo distanciar al protagonista del señor Miyagi en la tercera película allá por 1989. Su revancha ha llegado tres décadas después. El hombre ha logrado reapropiarse del dojo que le da el nombre a la ficción y vencer en el torneo de All Valley. Pero eso es solo el primer paso. “Creo que es la fuerza motriz de esta temporada”, le dice a Página/12 Thomas Ian Griffith, el actor a cargo del papel.

Cobra Kai partió de una idea motora inapelable. Torcer el destino para viejos conocidos junto con la aparición de una camada de karatecas centennials. Así el ying-yang del bravucón, la posibilidad de redención para Johnny Lawrence (William Zabka), se enceró y pulió, dando lugar al retorno de Johnn Kreese (Martin Kove), Chozen Toguchi (Yuji Okumoto) y Silver que se muestra como un exitoso empresario y filántropo de buenas intenciones. En estos diez nuevos episodios, el objetivo de LaRusso será el de exponer a este artífice del engaño (“hay que cortarle la cabeza a la serpiente”) y volver a equilibrar las fuerzas del Miyagi-Do.

Esta perspicaz, noble y entretenida relectura de la saga cinematográfica ya cuenta con todas sus figuras pisando el tatami (los conocedores señalarán la ausencia de Hilary Swank que protagonizó Karate Kid IV). Sus creadores -Josh Heald, Jon Hurwitz y Hayden Schlossberg- mapearon un total de seis temporadas para un reboot que usufructuó con la nostalgia, pero logró ir más allá. Sin renegar del diálogo con la cultura ochentosa y de lo que significa esa década en tanto estética y sonido ampuloso, Cobra Kai ha creado su propia fuerza. Y tal como lo explicitan los afiches de la nueva temporada, el tamaño del oponente a vencer en esta ocasión es gigante. “Terry Silver logró reunir a todos los personajes en contra suyo. Es quien crea los conflictos que van ir tejiéndose. Es un tipo con una misión y no le importa absolutamente nada más”, plantea Griffith.

-¿Qué es lo que cambió entre el final de la última temporada y éstos episodios?

-Bueno, Terry Silver se salió con la suya. Ganó el torneo de All Valley apelando a lo más bajo. Manipuló a John Kreese y lo traicionó. Ahora se adueñó de Cobra Kai y lo puede dirigir a su manera, quiere traer senseis de su estilo, abrir sedes como una franquicia y crear este espacio increíble en el que él manda. Es un Terry Silver desatado.

-Una de las anclas de la serie es que todos los personajes tienen dobleces, vemos la historia desde la perspectiva de quienes fueron los bravucones. Ninguno es un buenazo y si se equivocaron tienen la chance de redimirse. Excepto por su personaje que parece ser el mismo desalmado que vimos en Karate Kid III. Y ese es su encanto, ¿está de acuerdo?

-Cuando reapareció en la temporada anterior, el atractivo era ver hasta qué punto había cambiado. De hecho, Terry Silver no quería volver a este mundo del karate porque había quedado dañado. Con el paso de los años se hizo un empresario exitoso, bien establecido y con una buena imagen. Pero es la clase de persona que sigue siendo leal a su pasado. Combatió en Vietnam con John Kreese y tiene esta mentalidad de guerrero que debe tener un enemigo. Es algo perdurable en él. Está loco pero ves la base de esa locura. Tiene su propia concepción de la lealtad, la amistad, el amor, vive rodeado de arte, tiene su lado sensible cuando toca el piano. Es un personaje que tiene varias capas aunque finalmente caiga en su lado oscuro. ¿Si hay una chance de redención en él? No lo sé. Hay algo de alma de una manera extraña. Obviamente yo lo interpreto así que tengo que encontrar eso (risas).

-¿Qué es más importante en la construcción de su persona: la filosofía del “sin piedad” o su peinado con colita de caballo incluida?

-Tenía que tener la colita en el pelo. ¡Vamos! En las conversaciones que tuvimos sobre cómo iba a ser la imagen de este tipo, yo me preguntaba. ¿Va a tener el pelo largo engominado y con colita? ¿En serio? Pero era cierto, tenía que mantener ese look. Es un combo. Para Terry Silver, Cobra Kai representa una línea de conducta: no es solo karate, ha comprometido su vida a ello. Después de lo que le pasó en la guerra, esta fue un camino de supervivencia. Es el sendero de Cobra Kai. Después de 30 años no va a decir “ah, no me sirvió, listo”. Es en lo que se ha convertido.


Programados

* El próximo 16 de septiembre, Prime Video estrenará Un asunto privado. Ficción prototípica de la productora española Bambu (Velvet, Las chicas del cable, Altamar), que centra su relato en el pasado y se destaca por una puesta en escena fastuosa. La historia se ubica en la coyuntura de la Galicia de los ’40 y sigue a una joven de clase alta con alma de detective, Marina Quiroga (Aura Garrido). Junto a su mayordomo, Héctor (Jean Reno), se propone a cazar a un asesino en serie.

* Apple TV+ confirmó una cuarta temporada para Trying, intenso dramedy británico que se enfoca en una pareja atravesando el peliagudo proceso de adopción. Las tres primeras temporadas de la creación de Andy Wolton ya están disponibles en la plataforma de streaming.

* En el marco de una nueva edición del Pixar Fest, el próximo 8 de septiembre, Disney+ estrenará Cars: aventuras en el camino. La nueva producción animada de nueve episodios seguirá a Rayo McQueen y a Mate en su recorrido hacia el este de Radiador Springs en un viaje por carretera a través de Estados Unidos para reunirse con la hermana de la grúa destartalada

El personaje

Susanne Mathis de El diablo en Ohio (Emily Deschanel). La psiquiatra le da refugio a una misteriosa joven que escapó de un culto. Decisión que pone el mundo de la doctora de cabeza y amenaza con destruir a su familia. Claramente nunca vio ningún thriller del subgénero “cuidado con meter a un desconocido dentro de tu casa”.