Mientras votaba en el plebiscito por la nueva Constitución, María Estela Ortiz gritó a viva voz los nombres de José Manuel Parada, su marido asesinado por Carabineros, y el de Fernando Ortiz Letelier, su padre detenido desaparecido, ambos víctimas de la dictadura cívico-militar que encabezó Augusto Pinochet (1973-1990). Así lo relató en sus redes sociales Ortiz, exfuncionaria de los gobiernos de Michelle Bachelet y experta en política pública de las infancias.
"Acabo de votar diciendo en voz alta: voto por mi padre detenido desaparecido y por mi marido degollado, y con obstinada esperanza, aquella que me ha acompañado todos estos años", expresó Ortiz a través de su cuenta en Twitter. Su publicación generó una ola de adhesiones en esa red social, entre ellas las de su hijo Juan José Parada, la diputada Carmen Hertz y la exconvencional Patricia Politzer, quien le respondió: "Seguiremos con esa obstinada esperanza".
Estela Ortiz, exvicepresidenta de la Junta Nacional de Jardines Infantiles (Junji), manifestó fervientemente su apoyo al Apruebo, tanto en el plebiscito de entrada como en el de salida. Sin embargo su hija Javiera Parada, actriz y gestora cultural, fue uno de los principales rostros de la campaña del Rechazo a través de su rol de vocera del movimiento opositor "Una que nos una".
Ortiz, viuda de José Manuel Parada, víctima en el "caso Degollados", detalló años atrás que Carabineros "mantuvo una actitud de encubrimiento" y recordó que "uno de los más altos oficiales que ayudó a esconder la verdad fue el entonces subdirector, posterior general director y miembro de la junta militar, desde agosto de 1985 Rodolfo Stange". Precisamente Carabineros definió, en agosto de 2020, que su Academia de Ciencias Policiales de la institución llevara el nombre del represor Stange.
En el caso Degollados, ocurrido el 30 de marzo de 1985, José Manuel Parada, Manuel Guerrero y Santiago Nattino fueron secuestrados, torturados y asesinados. Durante la gestión de Stange ocurrieron delitos que constituyeron crímenes de lesa humanidad, según fue reconocido por el Estado chileno y el Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación.
El 15 de diciembre de 1976, Fernando Ortiz Letelier fue golpeado y secuestrado por agentes de la dictadura. Gracias a la ardua búsqueda de su familia, en el año 2001 un informe de la Mesa de Diálogo de Derechos Humanos señaló que sus restos se encontraban en una fosa clandestina de la cuesta Barriga, ubicada en Santiago, junto a los de Lincoyán Berríos Cataldo, Horacio Cepeda Marinkovic, Luis Lazo Santander, Fernando Navarro Allendes y Héctor Véliz Ramírez.