Liz Truss es la nueva primer ministro del Reino Unido. El resultado de la elección interna del Partido Conservador de un nuevo líder para sustituir a Boris Johson fue contundente.
El traspaso formal del poder de Boris Johnson a Truss se hará este martes en presencia de la reina Isabel II. En su primer mensaje post-campaña, Truss reafirmó que la reducción de impuestos para dinamizar la economía nacional será su prioridad, pero dejó en claro que tomarán las medidas necesarias para ayudar con los precios energéticos que se duplicarán a principios de octubre. “Nosotros creemos en la libertad, en impuestos bajos y en la responsabilidad individual para lidiar con la vida. Hice campaña como conservadora. Y gobernaré como conservadora. También voy a lidiar con la crisis energética, tanto en las cuentas que reciben los hogares como en los problemas de largo plazo del suministro energético”, dijo Truss.
En una semana debería conocerse en detalle el plan Truss para el tema que desvela a los británicos: el tarifazo que les espera en semanas de cara al duro invierno británico. Según el “The Times” y el “Daily Telegraph”, Truss está analizando la posibilidad de un congelamiento de los precios, propuesta hecha hace semanas por el laborismo y rechazada en ese momento y hasta este fin de semana por los conservadores. La presión social y el nuevo aumento del precio esta mañana en el Reino Unido y la Unión Europea luego del anuncio ruso el viernes pasado del cierre del gaseoducto Nord Stream 1, están forzando un cambio de dirección en las propuestas mono-temáticas de Truss (reducción impositiva para las corporaciones y los ricos como solución a todos los problemas económico-sociales).
En una entrevista publicada esta mañana por el "Finacial Times", el casi seguro ministro de Finanzas de Truss, el ultra neoliberal Kwuasi Kwarteng, señaló que entendía la necesidad de tomar una acción decisiva sobre las cuentas de electricidad y gas y que lo harían adoptando políticas fiscales responsables (la deuda pública británica trepó del 60 al 90% del PBI desde la pandemia). La especulación por el momento es que buscarán un congelamiento de las tarifas para los sectores más postergados sin que se sepa qué va a pasar con la clase media y con la pequeña y mediana empresa que también está ahogada por la suba de los precios.
Revuelo social
El clima social no deja mucho margen. En los últimos meses ha habido huelgas en el transporte, correo, recolectores de basura, Telecomunicaciones, Amazon y los empleados que están al fondo de la pila, los del call centre. En las próximas semanas las enfermeras del Servicio Nacional de Salud y el sector de educación votarán para decidir si plegarse a esta ola de huelgas.
Y no se trata únicamente de las tarifas energéticas. La inflación superó el 10% y, según los analistas, llegará al 18% el año próximo. El poder adquisitivo cayó a su nivel más bajo en décadas por el atraso salarial y congelamiento en algunos sectores de los últimos 12 años de gobierno conservador. “El término unificador que se ha usado para la actual situación es la crisis del costo de la vida. Pero en términos de la industria, por ejemplo, ha habido recortes salariales. Me parece que los conservadores no tienen la menor idea de lo que está pasando”, señaló al “The Guardian” Sharon Graham, secretaria general de uno de los sindicatos británicos más poderosos, Unite. Señal de los tiempo, las declaraciones las hizo durante una visita de solidaridad con los huelguistas portuarios de Felixstowe.
El programa económico de Truss y las promesas que viene haciendo (baja de impuestos de 27 mil millones de libras, aumento del presupuesto de defensa y de salud, equilibrio fiscal, etc) preocupa a los mismos tories. Un ex ministro del gobierno de Theresa May, David Davis, dijo al Financial Times que los principios conservadores están en juego. “Liz Truss tiene que pensarse bien lo que va a hacer. El peor resultado que puede tener su programa económico es que la reducción de los impuestos se convierta en mala palabra por su aplicación en un momento inadecuado”, dijo Davis.
El director del independiente Instituto de Estudios Fiscales, Paul Johnson, fue más allá. “Lo que propone puede no solo obligarnos a aumentar de manera extrema la deuda en el corto plazo sino que incrementará aún más la presión inflacionaria. Ella tiene razón en que el crecimiento económico de los últimos 15 años ha sido desastroso. Pero reducir impuestos no es una estrategia para el crecimiento”, dijo Johnson.