Angela Merkel apoyó su candidatura sobre varios ejes: pleno empleo en 2025, rebajas fiscales de 15.000 millones de euros (17.000 millones de dólares), aumento del número de policías, más dinero para las familias y un ambicioso plan de apoyo a la investigación –centrado en la demencia y la lucha contra el cáncer–, al que se piensa destinar un 3,5 por ciento del producto interior bruto (PIB). Son los temas que forman la columna vertebral del programa con el que la canciller alemana aspira a conquistar su cuarto mandato consecutivo. De este modo, la formación conservadora que preside la mandataria, la Unión Cristianodemócrata (CDU) y su partido hermano bávaro, la Unión Cristianosocial (CSU), presentó ayer en Berlín su plataforma de propuestas con la que concurre conjuntamente a las elecciones legislativas, que se celebrarán en Alemania en menos de tres meses. Acompañada del líder bávaro, Horst Seehofer, la canciller habló de lo esencial en las 70 páginas del programa con que participará de las elecciones del 24 de septiembre. Los últimos sondeos otorgan una clara ventaja para la CDU/CSU, a la que se pronostica un 39 por ciento de intención de voto, frente al 24 por ciento que se vaticina para el Partido Socialdemócrata (SPD) de Martin Schulz, que comenzó su campaña prometiendo “más justicia social”, reducciones de impuestos para los sectores populares y de la clase media, y mayor presión para los sectores más acomodados.

A pesar de la alianza de los conservadores, la CDU y el CSU difieren sobre un punto que ha provocado malestar al interior del gobierno: los migrantes. El ala bávara del movimiento conservador reclama un límite anual a la cantidad de refugiados en Alemania, de 200.000, algo que Merkel rechaza. El pedido no figura en el programa común del partido, pero será visible en Baviera. “Estamos de acuerdo sobre el hecho de que no estamos de acuerdo”, suspiró el domingo el ministro de Interior, Thomas de MaiziŠre.

Seehofer, en tanto, dijo estar muy satisfecho con el programa acordado pese a que no incluye un freno a la recepción de refugiados, una cuestión a la que durante meses supeditó su apoyo a la candidatura de Merkel. Aunque tal límite no es preciso, e líder bávaro dijo que se logró el “objetivo declarado por ambas formaciones”: contener la llegada de nuevos solicitantes de asilo. Seehofer, que en toda la crisis migratoria no ahorró las más ácidas críticas a Merkel ni la confrontación directa con la canciller, se mostró conciliador aunque advirtió que su partido incluirá un plan especial para Baviera en materia de refugiados. Por otro lado, elogió repetidamente los logros de Merkel y de su gobierno, aunque haciendo hincapié en que se deben, en buena parte, a los ministros de la CSU de la gran coalición.

Fiel a su táctica desde su llegada al poder en 2005, que reposa en evitar la confrontación directa para no dar aire a sus adversarios, Merkel prefiere poner por adelante su personalidad y su balance, como la tasa de desempleo de 5,8 por ciento en junio. La llegada de más de un millón de migrantes en 2015 y 2016, algo que hizo tambalear su figura durante un tiempo, parece olvidada. El lunes, la líder de la CDU presentó su programa junto a su aliado bávaro el CSU. “Nos fijamos como objetivo alcanzar el pleno empleo en 2025”, anunció ante la prensa la canciller de 62 años, que se mantiene en el poder desde 2005. La meta es lograr bienestar y seguridad para todos, añadió Merkel, quien destacó que el programa fue aprobado por unanimidad entre la CDU y la CSU, formación que durante la legislatura que expira había reclamado insistentemente a la canciller un perfil más conservador.

“Si hubiésemos hablado de eso en 2005, la gente se hubiese reído, entonces tenía que asumir que había 5 millones de desempleados”, dijo Merkel. “Ahora, en 2017, logramos reducir a la mitad esa cifra y decimos que queremos dividir nuevamente por dos la cantidad de desocupados, a menos de 3 por ciento de la tasa de desempleo; es lo que se llama pleno empleo”, agregó.

El eslogan oficial de la campaña para la elección del 24 de septiembre es: “Alemania, un país en donde está bien vivir”, como un eco de la elección de 2013 (“El futuro de Alemania en buenas manos”). Merkel saca una ventaja de 15 puntos en los sondeos sobre su rival del SPD, Martin Schulz, que suma derrotas luego de ilusionar con algunas victorias importantes a principios de año. Si Merkel alcanza un cuarto mandato se ubicaría en el tercer lugar en longevidad en el poder, detrás de Konrad Adenauer (1949-1963) y de su mentor Helmut Kohl (1982-1998).

Además, la CDU y la CSU se comprometen a combatir la especulación inmobiliaria con apoyos a la construcción de unos 1,5 millones de viviendas, así como ayudas adicionales a familias con hijos que adquieran un departamento o casa para 2019 y, sobre todo, al menos 15.000 millones de euros en reducción de impuestos a los ingresos de unidades fiscales modestas y medias. 

La contracara del programa son 15.000 puestos de policías federales adicionales. Bajar impuestos es una manera para los conservadores de distinguirse de los socialdemócratas, que quieren utilizar el excedente fiscal para inversión pública. Constituyen, también, una ayuda para el consumo interior y debería ser bien recibido por los socios comerciales de Alemania, entre ellos Estados Unidos, que reprocha al país por exportar masivamente, pero lo acusa de comprar muy poco.

En paralelo, Merkel parece decidida a reconquistar una parte del electorado que con la crisis migratoria abrazó las ideas de la derecha nacionalista AfD. “Haremos todo para reforzar las fuerzas de seguridad”, prometió el domingo el jefe de los diputados conservadores, Volker Kauder. Además, la CDU presentó afiches de campaña en donde los colores negro, amarillo y rojo de la bandera alemana están omnipresentes. Un símbolo fuerte en un país en el cual la población sigue incómoda frente a toda muestra de chauvinismo.