El documental All the Beauty and the Bloodshed, que explora la carrera de la fotógrafa estadounidense Nan Goldin y su rol en la caída de la familia de millonarios y mecenas de arte Sackler, se presentó en el marco de la 79ª edición del Festival de Cine de Venecia, que se lleva a cabo hasta el 10 de septiembre.

La película, dirigida por Laura Poitras, es protagonizada por Goldin, quien llevó adelante una fuerte campaña contra Purdue Pharma, la empresa farmacéutica de la familia Sackler, fabricante del analgésico Oxycontin, altamente adictivo. Este clan supo tener hasta siete salas del Museo Metropolitano de Nueva York con su nombre, y algunas otras en el Museo Louvre de París, hasta que se evidenció su responsabilidad en la crisis de los opioides que sacudió a Estados Unidos y que mató por lo menos a 500 mil personas.

Directora y protagonista estuvieron presentes en la premiere del film en Italia, que podría traducirse al español como "Toda la belleza y el derramamiento de sangre", y que recorre la vida y la carrera de Goldin primero, y su lucha por responsabilizar a la empresa del clan Sackler de la epidemia de opioides, después.

Considerada una de las más prestigiosas fotógrafas contemporáneas, conocida por su trabajo sobre la sexualidad y las drogas, especialmente la serie La balada de la dependencia sexual, que documenta las comunidades queer en la Nueva York de los años '70 y '80, Goldin revela su propia adicción a esos analgésicos opiáceos.

Luego de volverse adicta y de sobrevivir a una sobredosis de fentanilo casi mortal, Goldin fundó en 2017 el grupo de defensa Pain (Prescription Addiction Intervention Now) con el fin de presionar a los museos y otras instituciones artísticas para que pongan fin a las colaboraciones con la familia Sackler, que lleva mucho tiempo apoyando económicamente las artes.

"Mi mayor orgullo es haber puesto de rodillas a una familia de multimillonarios en un mundo en el que los multimillonarios tienen una justicia diferente a la de la gente como nosotros y su impunidad es total en Estados Unidos. Y hemos derribado a uno, hasta ahora", declaró Nan Goldin en Venecia.

Por su parte, la directora Laura Poitras, periodista de investigación confidente de los denunciantes Edward Snowden y Julian Assange, dijo: "Como cineasta que ha hecho trabajo político, respeto mucho lo que Nan ha decidido hacer, utilizar su poder e influencia en el mundo del arte para exigir responsabilidades y exponer esta filantropía realmente tóxica que hemos visto con la familia Sackler. Pero no son los únicos".

"Esta película es un reto para otros artistas o personas que tienen posiciones de poder: ¿cómo utilizan o no ese poder? Aquí tenemos a una artista legendaria, que decidió arriesgar su posición en el mundo del arte para exponer su corrupción y la filantropía tóxica y el blanqueo de dinero e instituciones de sangre."

La crisis de los opioides se ha relacionado con más de 500.000 muertes en Estados Unidos en las últimas dos décadas. El año pasado, el Museo Metropolitano de Nueva York anunció que dejaría de exhibir el nombre de Sackler en sus galerías, tras unirse a otras instituciones artísticas y educativas que dejaron de aceptar donaciones de ellos.

Los Sackler se encontraban entre los mecenas del mundo del arte más venerados del último medio siglo, donando millones y millones de dólares a los museos más famosos del mundo, en gran parte para pulir su imagen como filántropos.

En un escalofriante fragmento del filme se puede ver a estos multimillonarios, durante el juicio que se les llevó adelante, con la mirada perdida en sus pantallas, mientras los padres de un muchacho fallecido los obligan a escuchar los aullidos de dolor de su hijo, en plena crisis de abstinencia, y poco antes de morir.

Télam