Las Amazonas, un grupo de seis mujeres que trabaja en el estadio Delmi de la ciudad de Salta, tomaron la parte superior del edificio reclamando el pase a planta permanente. Estas mujeres se desempeñan desde hace 30 años en tareas de limpieza, carga y descarga de equipos, y en el armado de escenarios para los diferentes eventos que se desarrollan en el lugar.
A través de un comunicado, informaron que tomarían las cabinas del estadio tras haber "agotado todos los medios para que nos escuchen, para que nos atiendan, para que nos comprendan". Contaron que están en situación "desesperante", puesto que, desde hace más de tres décadas, están empleadas por el gobierno provincial "en total estado de precariedad, desamparo, sin sueldos ni cobertura social".
En ese contexto, pidieron que el gobernador Gustavo Sáenz las reciba. Y que les otorguen el pase a planta permanente y les cancelen las deudas que han contraído con la AFIP. Según explicaron, esta deuda fue ocasionada porque no pueden pagar el mantenimiento de la empresa Piscis, firma que fue constituida sólo para emitir la facturación que les solicitan desde la administración provincial.
La contratación de estas mujeres depende de la Secretaría de Deportes de la provincia, a cargo de Sergio Chibán. Desde que empezó la medida de fuerza, a las 10 de ayer, el funcionario no se había comunicado con el grupo de manifestantes, aunque fue a conversar con ellas Federico Abud, integrante de la Secretaría y que conoce a las mujeres desde que empezaron a trabajar en el edificio.
Daniela Teragni, vocera del grupo, dijo a Salta/12 que la medida de fuerza se llevó adelante porque pretenden una "solución definitiva" a su situación laboral. Teragni contó que entró a trabajar al estadio cuando tenía 18 años, y junto a sus compañeras comenzaron a desempeñarse sólo en la limpieza de los baños. En esos primeros años, recibían una contribución por esa tarea.
A medida que pasó el tiempo, las labores se fueron ampliando y las mujeres empezaron a perfeccionarse en otros trabajos, como el mantenimiento del pasto del predio, la carga y descarga de grandes equipamientos, hasta ser las responsables del armado y desarmado de escenarios. En la actualidad, el grupo de Las Amazonas es reconocido por todos los productores de la provincia, y un gran porcentaje de Buenos Aires, que llevan adelante shows de gran envergadura en la ciudad.
En el medio, las mujeres armaron una cooperativa que se fundó en 1993 y sólo duró siete años por los altos costos de mantenimiento. Hoy, cuentan con la empresa Piscis, desde donde facturan 182 mil pesos mensuales que les otorga el gobierno de Salta, en retribución de su trabajo. De ese monto se destina una parte para el pago de impuestos y del contador, y lo que queda se reparte entre las 6 mujeres.
En definitiva, "nos pagan una miseria", sostuvo Teragni. "Siempre nos pagaron mucho menos de lo que realmente nos correspondía", expresó, relatando que en todas las gestiones que pasaron se les prometió que "íbamos a estar mejor". "Pasaron los años y no fue así y por eso, hoy estamos llevando esta medida de fuerza", lamentó.
Contó que con la pandemia su situación económica se agravó, ya que habituamentel, además del trabajo en el estadio, conseguían constrataciones esporádicas para desempeñarse en shows o realizar pintadas y pegatinas. Pero las medidas de aislamiento social, frenaron estas actividades, lo que evidenció -con mayor fuerza- que la retribución recibida del gobierno de Salta es insuficiente.
Además, los costos de mantenimiento de la empresa no frenaron y "se nos fue haciendo una bola y llegó un momento en que no pudimos pagar más", confesó Teragni. Dijo que desde ese momento intentaron dialogar con las autoridades provinciales pero "nadie nos dio una respuesta".
"No nos gusta esta situación, jamás hicimos problemas, pero ya no podemos seguir más así", afirmó. Sostuvo que la toma del edificio se debe a la falta de comunicación con las autoridades y "por la necesidad que tenemos de vivir, pagar nuestras cuentas y comer".
Para Teragni, su situación de precarización también está vinculada a su condición de mujer, pues afirmó que jamás fueron valoradas por su trabajo en ninguna de las gestiones. Sobre todo, entendiendo que su labor responde a empleos que suelen ser adjudicados sólo a varones. "Para el Día de la Mujer jamás hemos recibido algún tipo de reconocimiento", cuestionó.
La preocupación de las mujeres también es vinculada a la edad avanzada que tienen, dado que todas superan los 50 años y eso se les presenta como un impedimento para buscar otros trabajos. "¿Quién te va a tomar en un trabajo con esta edad?", se preguntó.