Hay ciertos atractivos del mundo analógico que no han perdido popularidad en la era digital. Uno de ellos es el cubo Rubik, un artefacto que supo romper con todos los récords de ventas a nivel mundial desde su creación, en 1974. Lejos de quedarse en un simple pasatiempo hogareño, existen competencias de diverso calibre en las que hombres y mujeres desafían la lógica del tiempo, a través de un ejercicio mental que requiere de una concentración máxima.

En ese camino decidió incursionar Federico Fonseca con apenas 13 años. Por aquel entonces, el joven residente en Lomas del Mirador vio un video que lo motivó a comprar su propio “cubo mágico”, con un tamaño cercano a 5x5 centímetros, que logró armar después de dos meses. Una tarde, al regresar a su hogar, descubrió que su padre se lo había desarmado.

“Se trató de un desafío, porque me dijo que si lo armé una vez, podía hacerlo de nuevo. A partir de ese momento me di cuenta de que era capaz y comencé tanto a practicar más como a bajar los tiempos. Ese mismo año participé en mi primer torneo y logré armar el cubo de 3x3 en menos de un minuto”, contó Federico al Suplemento Universidad.

Hoy, con siete años más, Fonseca, estudiante de la Tecnicatura en Desarrollo Web en la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM), acaba de coronarse en el campeonato sudamericano de armado del cubo Rubik, celebrado en Brasil.

Desde aquel puntapié inicial en lo que algunos consideran un deporte, pero que él prefiere denominar “disciplina”, hasta su consagración en el país vecino, su presencia en distintas competencias se hizo asidua. “No hay ninguna instancia previa en la que se deba acreditar algún conocimiento del tema, debido a que se apela a la buena fe de los participantes”, explicó al referirse a la ausencia de requisitos para participar en las disputas. “Se entiende que nadie va a ir a perder el tiempo y pagar una inscripción si no sabe armar el cubo”, agregó.

No hay distinción de género ni tampoco existe una limitación en cuanto a la edad: “En la delegación argentina que viajó al Sudamericano había un chico de 13 años y, por otro lado, un hombre de 50”.

El evento celebrado en Brasil contó con 17 categorías. Fonseca, que participó en 12, brilló al batir dos récords nacionales en “skewb”, que consistió en el armado de un tipo de cubo que en lugar de girar como el tradicional se mueve mediante las esquinas.

También salió tercero en “Square 1”, un tipo de cubo que se deforma. Fonseca detalló que entre los diferentes desafíos está el armado de 3x3 a ciegas, con una sola mano, y con los menores movimientos posibles (única categoría en la que no se toma en cuenta el tiempo).

La paciencia, la perseverancia, el deseo de aprender y el no tener un ego desmesurado son, a su criterio, las aptitudes necesarias para sortear con éxito este tipo de retos: “En Argentina los récords son de todos y hay una comunidad bastante unida, de manera que si alguien posee un ego desmedido rompe con ese esquema de armonía. Afortunadamente, eso es algo que no sucede”.

Para Fonseca, muchos de los jóvenes que arman cubos se dedican a estudiar carreras vinculadas con la programación. No sabe si existe en verdad una “relación real”, pero sostuvo que un punto en común es “el uso de algoritmos para distintas resoluciones”.

Más allá de la distinción reciente y el ímpetu de los 20 años, mantiene un bajo perfil que lo lleva a no querer armar cubos en público para evitar “llamar la atención”. ¿El futuro? “Me encantaría que esta disciplina ganara en difusión, algo que ya comienza a apreciarse, y que con el tiempo se pueda avanzar en su profesionalización en Argentina”.