“Que alguien te dispare a sangre fría te traslada a un estado de indefensión total”. Miguel Arias no habló con Cristina Kirchner tras el intento de asesinato contra la vicepresidenta, pero sabe de lo que habla: el diputado provincial por el Frente de Todos fue baleado el año pasado, en Tapebicuá, Corrientes, en pleno acto de cierre de campaña. En aquel caso, la bala salió de una pistola y se alojó en la columna del legislador, quien debió ser intervenido de urgencia. “Más allá de los matices de ambos casos, los dos atentados no solo fueron contra personas sino también fueron ataques a todos los ciudadanos que creemos en la democracia”, añade a Página/12.
La noche del jueves, al igual que cientos de ciudadanos, Arias sintió el impacto de lo que pudo haber sido uno de los días más trágicos de la historia argentina. Fernando Sabag gatillaba frente a la cabeza de Cristina Kirchner mientras la vicepresidenta regresaba a su casa en Recoleta. “Realmente sentí estupor y una tristeza muy grande”, dice, al agregar que esa situación lo relacionó directamente con lo que vivió el 26 de agosto de 2021.
“Es tremendo pensar que hay alguien que, con la total sangre fría, ejecuta o intenta efectuar un disparo con la intención de matar, de asesinar otra persona, te deja helado”, describió.
Discursos de odio: "Un caldo de cultivo”
“Era algo esperable”, comenta Arias sobre el atentado político que padeció Cristina Kirchner. Es que el diputado provincial no duda en poner el foco en los discursos de odio “de cierta parte de los medios de comunicación, de sectores políticos y hasta de la Justicia”.
“Fue generando el caldo de cultivo para que después aparezcan personajes como este que atentó contra la vicepresidenta. Claramente hasta ahora no sabemos hasta dónde llega el armado, quiénes estuvieron detrás del que empuñó la pistola. Pero lo que sí podemos decir, en primera instancia, es que hace lo que hace a partir de estar influenciado por todo ese discurso de odio, de deshumanización de la vicepresidenta, de demonización, son todas cuestiones que se fueron instalando, no es de ahora, sino algo que viene de lejos y últimamente ha recrudecido muchísimo”, agregó.
Arias recibe amablemente el llamado de Página/12. El propio legislador cuenta que, tan solo unos meses después de ser baleado, tanto los medios locales como la Justicia y el Ejecutivo provincial –“El gobernador (Gustavo Valdés) nunca más me llamó”, comenta- dejaron de preguntarse quién fue y si tuvo algún cómplice.
Consultado por si a la causa que investiga el atentado a la presidenta del Senado puede ocurrirle lo mismo, Arias hipotetiza que es más complejo porque “la vicepresidenta cumple funciones del Poder Ejecutivo nacional y difícil que se olvide una causa como esta”.
Más de un año sin detenidos ni sospechosos
Aquella noche del 26 de agosto de 2021 y durante todo el día siguiente, Arias fue tendencia nacional. El ataque fue relatado en los noticieros de televisión, a la vez que en los portales y redes sociales se respondía a la pregunta de quién era el diputado baleado en Corrientes, con perfiles que daban cuenta de su trabajo como veterinario, su paso por el Senasa y su función como secretario de Asuntos Municipales en Paso de los Libres.
Hoy, más de un año después, el nombre del legislador no figura en el radar mediático y, en la Justicia, ni noticias. “La investigación está en un punto muerto ya que hasta los propios fiscales (Noelia Lena y Facundo Sotelo) dieron una especie de conferencia de prensa en donde lo que hicieron fue reconocer su fracaso, porque las líneas investigativas que manejaron quedaron en la nada”, comentó. ¿El atentado político queda entonces cajoneado? Arias no se resigna y comenta dos iniciativas, ambas a título personal: una recompensa para alguien que pueda aportar datos y hasta contratar a un investigador privado. “Todo de mi dinero, la Gobernación ni el Poder Judicial aparecen”.
“Lo único que espero es que Cristina no viva lo mismo que yo”, completó.