El cuerpo del comerciante Elías Chahla, quien en vida fue uno de los hombres más poderosos de Tucumán, será exhumado el próximo martes por orden de la Justicia de esa provincia tras una prolongada demanda de Ángel Eduardo Páez, quien asegura ser un hijo extramatrimonial del fallecido.
La herencia que dejó Chahla se estima en 40 millones de dólares, y la disputa que inició Páez por medio de la representación legal del abogado Mariano Peralta ya lleva más de 20 años.
En el pleito, quienes habrían frenado todo, según allegados a Páez, fueron las hijas del comerciante, Rossana y María Emilia Chahla, la primera de ellas ex ministra de Salud de Tucumán y actual diputada nacional.
La ex funcionaria y su hermana se negaron de manera sistemática desde hace años a que se le tomen muestras de ADN para determinar si Páez es o no hermano de ellas. Sin embargo, a partir de un examen de ADN que Páez se hizo con un primo y el cual dio positivo, la Justicia tucumana dispuso que se exhume el cuerpo del comerciante.
Ese análisis se iba a llevar a cabo este jueves, pero fue postergado hasta el martes 13 de septiembre por un pedido del Laboratorio de Genética. El pasado 23 de agosto, el demandante fue convocado a la sede del Laboratorio de Genética Forense del Cuerpo Médico Forense y Morgue Judicial de Tucumán, a los fines de la toma de muestras que exige la prueba de ADN, como paso previo a la exhumación del cadáver de Chahla, quien murió el 23 de octubre de 2010.
El reclamo de filiación lo inició Páez en 1999, luego de una larga historia cargada de padecimientos, que incluyó burlas de sus compañeros de colegio en el pequeño pueblo tucumano de Leales, por usar el apellido materno, e incluso, que su madre se negara durante años a decirle quién era su padre, y por qué lo había abandonado.
Hasta que un día, su madre, María Trinidad, con serios problemas de salud, decidió confesarle que "don Elías Chahla", un próspero hombre de negocios, era su padre. Desde entonces, Páez inició el reclamo de filiación, y consecuentemente, como heredero de una fortuna que se calcula en 40 millones de dólares.
La causa se inició originalmente hace más de 20 años, pero tuvo muchos contratiempos y en un par de oportunidades fue archivada.
En 2014, Páez consiguió que dos sobrinos de Elías Chahla, Roberto y Fernando, primos-hermanos de Rossana, se hicieran estudios de ADN en Buenos Aires para comparar su genética con la propia.
Las conclusiones del informe señalaron que "pertenecen a la misma línea paterna".
Sin embargo, el estudio se hizo de manera privada y no en el marco de la causa que lleva adelante la justicia tucumana, el expediente 1032/15, que radica en el Juzgado Familia y Sucesiones de la 3° nominación, a cargo del juez Carlos Torino.
Desde 2017 el Juzgado citó varias veces a Rossana y María Emilia para que aporten material genético con la idea de efectuar el examen de ADN, pero sin resultado positivo, dado que ellas decidieron no someterse al estudio. Argumentaron desde problemas de salud hasta negativas sin fundamentos.
En su momento, por pedido de los abogados de Páez, se dispuso una medida cautelar para que no se modifique la situación del cadáver de Chahla, que se encuentra en el mausoleo de la familia.
"Mi madre nunca habló mal de él. Guardó el silencio del mismo modo que soportó la condena social de la época por el hecho de ser madre soltera. Y yo no estoy en pie de guerra. Pero tengo tres hijos y quiero que se haga justicia, que ellos sepan de dónde vienen. Espero que mis hermanas hagan lo correcto", aseguró Páez.
Además, indicó: "Esto viene de hace mucho tiempo. Falta la comparación con la exhumación del cadáver de mi difunto padre. Ahora se tiene que definir esta larga espera, esta lucha, esta marcha y contramarcha".
"Tengo familia, hijos, nietos y acá hay una identidad que no esta puesta de manifiesto. Esta gente trata de negar y no decir la verdad. Lo sabe todo el pueblo de Leales pero esta gente no quiere decirlo", remarcó el demandante.
Asimismo, agregó que su "mamá tenía 18 años cuando quedó embarazada en un pueblo en el que todos se conocen".
"No era necesario dar tanta vueltas durante tanto tiempo. Me hice el hisopado y ahora queda compararlo con la muestra de mi padre", precisó Páez.