Los márgenes de la sociedad estadounidense han sido el ámbito predilecto de Sean Baker desde los tiempos de sus primeros pasos en el cine, a comienzos del siglo XXI. Con su tercer y cuarto largometraje, Prince of Broadway (2008) y Starlet (2012), esa afición con aires de pertenencia creativa se vio potenciada aún más, y la confirmación como un talento a tener inexorablemente en cuenta llegó de la mano de Tangerine (2015) y Proyecto Florida (2017), que disfrutaron de justificadas mieles críticas y lo confirmaron como uno de los grandes cineastas contemporáneos de la corriente indie.

Abandonando momentáneamente los suburbios de Orlando y California, Red Rocket, estrenada en la competencia oficial del Festival de Cannes, observa a través de un granuloso 16mm las calles y hogares de un barrio texano. Allí van a parar los huesos de Mikey luego de años de ausencia del lugar que lo vio nacer y crecer. Es que el ya no tan joven muchacho anda en las malas, y el arribo a bordo de un ómnibus de larga distancia lo encuentra golpeado, con veintidós dólares en el bolsillo y llamando a la puerta de su ex Lexi y su suegra.

Mikey (Simon Rex, comediante, rapero y, durante un brevísimo período, performer erótico) se fue años atrás con Lexi para probar suerte en Los Ángeles, en la industria del así llamado “entretenimiento para adultos”. Les fue relativamente bien durante un tiempo y Mikey se quedó en la urbe de los seres alados construyendo a duras penas una carrera. Pero todo eso es tiempo pasado; ahora no le queda otra opción que rogar por un techo y ponerse a vender marihuana, como cuando tenía 20 años.

Historia de perdedores, los natos y aquellos construidos con tiempo y paciencia, Red Rocket registra un puñado de vidas regidas por el día a día. A pesar de la desesperanza que transmiten esos porches raídos y esos fondos suburbanos rodeados por las enormes maquinarias que extraen petróleo, quintaesencia de cierta “América Profunda”, Baker evita la sordidez y observa a sus personajes con una empatía que termina transmitiéndose sin filtros al espectador. De alguna manera, la película es una singular comedia de tonos tristes y un poquito desesperanzados.

Como tantos otros personajes en la historia del cine dispuestos a creer –como si fueran los socios únicos de una peculiar feligresía– que la vida les está ofreciendo una segunda oportunidad, Mikey se topa con una chica llamada Strawberry (la casi debutante Suzanna Son), empleada de un local de comida rápida especializado en donas (¡y en los agujeros de las donas!). Strawberry está a punto de cumplir 18 años y el plan de Mikey es tan descarado como “problemático” en una ficción de estos tiempos: lograr enamorarla, viajar con ella a California y, sin mentirle ni utilizar trucos sucios, transformarla en la próxima estrellita porno bajo su mentoría y protección, recuperando de paso su propia gloria hardcore.

Sean Baker retoma algunas de las enseñanzas del Nuevo Hollywood de los años '70 y utiliza un montaje seco, lleno de elipsis, para acompañar al antihéroe en una travesía de pequeños engaños (y autoengaños), a la par de personajes que, más allá de un patetismo insoslayable, nunca son juzgados con severidad. Por caso, el vecino de Mikey logra parar la olla haciéndose pasar por un exveterano de guerra, hasta que un par de soldados reales le recuerdan no muy amablemente que no es bueno jugar con los sentimientos patrióticos. Tanto él como Mikey son buscavidas, hustlers de poca monta, herederos indirectos de Joe Buck y "Ratso" Rizzo, los personajes de Perdidos en la noche. La imagen de Mikey corriendo por las calles nocturnas con su importante miembro bamboleándose de un lado para el otro, luego de un percance inesperado, se transforma en una instancia de fragilidad real y metafórica: el sueño americano como pene fláccido y sin protección ante los golpes de la vida.


RED ROCKET 7 puntos

Estados Unidos, 2021

Dirección: Sean Baker.

Guion: Sean Baker y Chris Bergoch.

Duración: 130 minutos.

Intérpretes: Simon Rex, Bree Elrod, Suzanna Son Brenda Deiss, Vickie Pearce, Ethan Darbone.

Disponible para alquiler en la plataforma Flow.