El rock está nuevamente de luto. Marciano Cantero, líder de Los Enanitos Verdes, falleció este jueves a los 62 años. El miércoles trascendió que se encontraba internado desde el 29 de agosto en un dispensario médico de su Mendoza natal, a partir de una afeción renal, y que su estado se agravó el 7 de septiembre. Lo revelaron sus propios familiares, luego de que se hiciera pública su condición. Pero nadie imaginó este desenlace. Sobre todo por su vitalidad. Y es que el frontman acababa de regresar de un tramo de una gira latinoamericana con la que celebraba las cuatro décadas de creación del grupo que siempre comandó. Incluso al momento de haber sido hospitalizado se confiaba con que pronto terminaría esta serie de shows.
Su último recital sucedió en la ciudad estadounidense de Orlando, el pasado 19 de agosto. Pero Horacio Eduardo Cantero fue, junto a su banda, un ícono del rock latinoamericano. Antes de obtener ese estatus, Los Enanitos Verdes, de la misma forma que sucedió con La Sobrecarga, pasó a la historia del rock argentino como uno de los grupos que consiguió vencer al centralismo del establisment musical argentino. Al lado del guitarrista Felipe Staiti (sempiterno compañero de formación) y del baterista Daniel Piccolo (activo en el proyecto hasta 2011) formó la banda en 1979, y en 1983 viajaron a Buenos Aires para probar suerte. Lo que decantó en el contrato para su disco debut, al año siguiente, titulado igual que el trío.
El éxito los sorprendió en 1986 con la aparición del álbum Contrarreloj, que incluyó “La muralla verde”, que devino en una de las mejores del rock argentino de la época. Y es que Cantero, al momento de escribirla, apeló a su principal influencia: The Beatles, sostén de su estilo compositivo. Lo que quedó en evidencia no sólo en ese disco, sino también en el resto de su obra (el último disco de estudio de su banda, Tic tac, salió en 2019). Aunque en aquella ocasión fue fundamental la sociedad que establecieron con Andrés Calamaro, convertido en ese momento en flamante productor. Los acompañó al año siguiente en su siguiente aventura discográfica: Habitaciones extrañas. De las 11 canciones de ese repertorio, tres fueron hits: “Te vi en un tren”, “Por el resto” y su cover de “El extraño del pelo largo”, de La Joven Guardia.
A partir de ese momento, al igual que sucedió con Soda Stereo, Miguel Mateos y otros nombres populares del rock argentino, Cantero y sus compañeros se animaron a conquistar América latina. Lo que vio finalmente sus frutos en 1994 con la publicación del disco Big bang, que incluye su versión de “Lamento boliviano”. El auge de esa canción fue tan potente que sus actuaciones en la Argentina menguaron. Desde ese momento, su trayectoria se concentró en el mercado internacional. Avalado además por el “Rock en español”, etiqueta de la industria discográfica de la que bebieron los reggeatoneros J Balvin y Bad Bunny en su infancia. Razón por la que lo invitaron a colaborar en su single “Un peso”, en 2019.
Cuando Los Enanitos Verdes experimentaron una pausa en 1989, Cantero vio la oportunidad de poner en marcha su carrera solista. Al año siguiente lanzó el disco Luna nueva, al que le secundó en 1991 el álbum Beat club. En tanto que en 2006 publicó México, te llevo en mi corazón. A manera de tributo a un país que lo acogió, y que él sintió como suyo. Al punto de que obtuvo la ciudadanía mexicana. Sin embargo, tras haber hecho vida ahí entre 2003 y 2017, volvió a Mendoza. Y ahí se reencontró con un viejo amor, al igual que con una escena musical joven que bien supo agradecerle el haber abierto las puertas a todo un movimiento que hoy tiene en artistas como Usted Señálemelo una de sus grandes consecuencias.