Con la mitad del hemiciclo vacío debido al faltazo de Juntos por el Cambio, el Senado manifestó su repudio al atentado contra Cristina Fernández de Kirchner. La previa, tensa, estuvo marcada por la matemática contrarreloj de poder arribar al quórum sin la participación del principal interbloque opositor - que cuestionó el "uso político" del Congreso - y la ausencia intempestiva de la cordobesa Alejandra Vigo. Finalmente, con lo justo - 37 senadores -, el Frente de Todos logró aprobar un proyecto de declaración de solidaridad con la vicepresidenta gracias al acompañamiento de tres aliades clave: Magdalena Solari Quintana, Alberto Weretilneck y Clara Vega. El comunicado, al igual que en Diputados, priorizó el tono más ecuménico de pedir por la "paz social" que el cuestionamiento a los discursos de odio y la violencia política. El FdT está buscando, por estos días, "bajar un cambio" luego del atentado contra CFK, por lo que la sesión fue más bien breve y, más allá de las críticas a la oposición, predominó una actitud más contenida. La homenajeada, como se esperaba, no estuvo presente en el recinto.
"Parece que no quieren hacer política en la casa de la política", deslizaba, irónicamente, el titular del interbloque del FdT, José Mayans, minutos antes de que comenzara la sesión. La decisión de JxC de ausentarse a la sesión de repudio al intento de asesinato de la presidenta de la cámara ya se anticipaba desde el fin de semana, cuando Luis Naidenoff (UCR) y Humberto Schiavoni (PRO) le dijeron a Mayans que era "innecesario" convocar a una sesión porque ellos ya habían firmado un comunicado conjunto con el FdT. La sorpresa, sin embargo, fue el faltazo de la senadora cordobesa Alejandra Vigo, quien se esperaba que participara y, sin embargo, anunció temprano a la mañana que no bajaría al recinto porque "no se crearon las condiciones para llegar a un consenso que permita realizar una sesión como en Diputados". "Ese es Schiaretti operando", apuntaron, rumiando bronca, desde el oficialismo.
Diez minutos antes de que comenzara la sesión - convocada a las 11 de la mañana - todavía no estaban todes les senadores. "Vamos a tener quórum, justito, pero vamos a tener", repetían en el interbloque. A pesar de la ausencia del oficialista Maurice Closs y el susto de último momento respecto a un posible caso positivo de Covid de María Ines Pilatti Vergara (que terminó desmintiéndose), el FdT logró llegar a les 37 senadores. Fue fundamental el acompañamiento de la riojana Clara Vega, el rionegrino Alberto Weretilneck y la misionera Magdalena Solari Quintana (quien fue la primera en entrar al recinto): tres aliades que resultarán claves para que, dentro de dos semanas, el Senado pueda volver a sesionar con la expectativa de aprobar, entre otros temas, la ampliación de la Corte Suprema. Veinte minutos después, con Claudia Ledesma Abdala en la silla de la presidencia y les 37 senadores sentados en sus bancas, se arribó al quórum y estallaron los aplausos.
Los discursos
Los encargados de abrir el debate fueron Vega y Weretilneck, quienes repudiaron el atentado y cuestionaron a los otros sectores de la oposición por no participar. Mientras hablaban, más de un senador del FdT aprovechaba para sacarle una foto al vacío sector izquierdo del recinto, donde deberían haber estado sentados les senadores de JxC. "Hay algunos sectores que no toman dimensión de lo que pasó. No se atacó a una persona, se atacó la institucionalidad de un país. Y la oposición que no está acá sentada tiene que tomar nota", sostuvo Clara Vega. "Hay que tener bien en claro quiénes han sido aquellos que no han tenido el gesto de repudiar este intento. Si alguien no repudia, si alguien no rechaza, no hace lo que tiene que hacer, es porque lo está validando, o lo está aceptando", sumó Weretilneck, que había llegado a Buenos Aires la noche anterior.
El interbloque oficialista, mientras tanto, tomó la decisión de que solo Anabel Fernández Sagasti y José Mayans pronunciaran unas palabras. Más de un senador se quedó con las ganas de hablar, pero terminó prevalecido la consigna de hacer lo posible por sostener una actitud institucional. "La idea es que fuera corto y conciso, priorizar la respuesta institucional", explicó una senadora oficialista, mientras aún sostenía los papeles de un discurso que no iba a dar.
Uno de los discursos más emotivos fue el de Fernández Sagasti. "Hace exactamente una semana estábamos aquí debatiendo sobre la violencia política y la persecución judicial que hace años soporta la vicepresidenta. De manifestantes que desde 2017, cuando ella se mudó, van a amenazarla en la puerta de su casa. No nos podemos hacer los distraídos", advirtió la senadora, quien se refirió a la "fertilización de odio, de persecución y de hostigamiento que tuvo su punto más álgido el jueves". "Quiero llamar a la reflexión a quienes hoy no están acá. Hacemos política porque creemos en el debate de ideas y siento que hay algunos dirigentes que se olvidaron de ello", sostuvo, bastante emocionada.
El titular del interbloque, mientras tanto, comenzó agradeciéndole a Dios por haber "amparado a la vicepresidenta": "Fue un milagro", aseguró. Acto seguido, apuntó contra JxC por no haber participado de la sesión: "Una cosa es un comunicado y otra cosa es sentarnos en el recinto. No se a qué le temen, ¿a la expresión de quién? Es un acto de censura. Si no tenemos quórum no podemos expresarnos, entonces nos castigan con su ausencia", cuestionó y agregó, jocoso: "Acá no vienen pero sí van a todos los canales de televisión".
Finalmente, tras menos de dos horas de sesión, se leyó el proyecto de declaración acordado (casi idéntico al que se aprobó en Diputados), el cual, además de repudiar el intento de asesinato, exhorta a la dirigencia a trabajar por la "paz social". Cristina Fernández de Kirchner, que decidió no participar de la sesión, arribó al Senado durante el discurso de Mayans y lo siguió desde su despacho del primer piso. Además de reunirse con su hijo Máximo Kirchner, una vez que finalizó la sesión se reunió con otras figuras de su círculo íntimo, como Juliana Di Tullio y Oscar Parrilli. "Tenemos que lograr resolver nuestras diferencia en paz", sostuvo Parrilli, desde los pasillos del primer piso.