En mayo de 2022, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos reportó más de 239.000 intentos de ingresar al país de manera ilegal. La cifra es apenas un 2% mayor que la de abril, pero suficiente para superar el máximo histórico registrado hace 22 años. El aumento en el número de migrantes que intentan cruzar la frontera está acompañado de otra cifra devastadora: la frontera entre México y Estados Unidos se convirtió en la más mortífera del continente.
Entre los cientos de miles que lograron cruzar la frontera se reportaron 177.000 detenciones y 15.000 niños y niñas sin acompañante adulto. El 42% de los recién llegados fueron expulsados de manera inmediata por la justicia estadounidense. El resto estuvo, o en algunos casos sigue estando, a la espera de que las autoridades estadounidenses se expidan sobre un pedido de asilo.
Las cifras son una foto parcial de la situación en la frontera: contemplan únicamente los casos de migrantes que se entregan o son detenidos por la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos. Es decir, no incluyen los cruces que no son detectados por la policía.
Récord en migración y muerte
El proyecto Migrantes Desaparecidos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), un organismo internacional asociado a la ONU, recopila datos de personas que mueren o desaparecen en zonas fronterizas de todo el mundo. De todas las fronteras del continente americano la de México y Estados Unidos es, por lejos, la que más vidas se cobró en estos ocho años que la OIM lleva recopilando datos: las 4.024 muertes y desapariciones contrastan con los 268 casos registrados en la frontera entre República Dominicana y Puerto Rico, el segundo lugar de este trágico ránking.
La OIM revela en tiempo real de qué manera esta etapa de récord de migraciones hacia Estados Unidos va acompañada de una tasa de mortalidad que también rompe barreras. En 2021 se registraron 728 muertes o desapariciones de personas que trataban de cruzar desde México a Estados Unidos. La cifra es entre un 39% y un 140% superior a la de los relevamientos de años anteriores, desde 2014 hasta la fecha. Este año la tendencia se repite: al 5 de septiembre la cifra de muertos y desaparecidos en esta zona era de 412, un promedio mensual similar al de 2021.
Muchas muertes no son contabilizadas
“Los informes no son consistentes”, advierte la propia OIM. “Faltan fuentes informativas accesibles, ya sea gubernamentales o de carácter oficial”, alerta el organismo sobre el contexto necesario para la interpretación de estos datos. La misma dificultad se presenta a la hora de desglosar estas tragedias: la causa de muerte se desconoce en más de un tercio de los casos registrados por la OIM. “En muchos casos los restos de los muertos son encontrados mucho después de ocurridos los fallecimientos, cuando ya no es posible establecer la causa”, aclara el informe.
Las dos causas principales de muerte de migrantes en la frontera sur de Estados Unidos son el ahogamiento, con una incidencia del 22,7% de las muertes y desapariciones totales, y las condiciones ambientales extremas con un 21,3%. Forman parte de la lista de causales la falta de acceso a cuidados de salud, los siniestros viales, caídas desde el muro que se erige en aproximadamente mil de los 3.000 kilómetros de la frontera, y violencia de diferentes tipos.
Ahogamientos en el Río Bravo
Desde Ciudad Juárez hacia el este, hasta su desembocadura en el Golfo de México, el Río Bravo determina el límite geográfico entre Estados Unidos y México. Se trata de un río no navegable, ya que no es ancho ni profundo, pero su fuerte corriente y las irregularidades de su cauce convirtieron al ahogamiento en estas aguas en una de las principales causas de muerte de migrantes que intentan llegar a Estados Unidos.
En junio de 2019 una familia de El Salvador intentó cruzar el Río Bravo cerca de Matamoros, a pocos kilómetros de la desembocadura en el mar. En un momento Tania, la madre, perdió de vista a su esposo Oscar y a su hija Valeria, de 1 año y 11 meses. La foto de los dos cuerpos sin vida tirados en la orilla del río recorrió el mundo y durante algunos días visibilizó la problemática migratoria en la frontera con Estados Unidos.
Pero estas muertes son cotidianas: solamente en julio de este año, entre informes policiales y de prensa apuntados por la OIM, se registraron 10 personas ahogadas en el Río Bravo.
Cuerpos en el desierto de Arizona
En la parte occidental de la frontera, desde Ciudad Juárez hacia el oeste, se extiende el Desierto de Sonora -también conocido como Desierto de Arizona-, una superficie que supera los 300.000 kilómetros cuadrados y que en verano registra temperaturas máximas de 38 grados. Las condiciones climáticas extremas del lugar provocan cada año que decenas de migrantes mueran durante sus intentos de ingresar a Estados Unidos.
Fronteras Compasivas, una organización de asistencia a migrantes en el estado de Arizona, reveló que este año se hallaron restos de 126 personas que murieron de deshidratación u otras causas vinculadas a los intentos de atravesar el desierto. En la mayoría de los casos se trata de esqueletos encontrados meses después de la fecha probable de muerte. Apenas 47 de estos cuerpos lograron ser identificados.
Los datos de esta ONG se corresponden con el reciente aumento de la llegada de migrantes a EE.UU. Entre 2011 y 2019 la cantidad de cuerpos encontrados en el desierto nunca habían superado la barrera de los 200 anuales, pero en 2020 fueron 223 y en 2021 la cifra alcanzó los 225.
“Me da mucho miedo meterme con mis hijos, pero me da más miedo regresar”, explica una madre con una niña en brazos, entrevistada por la cadena Univisión antes de intentar el cruce del Río Bravo. “Sabemos que del otro lado no está fácil la cosa, pero hay menos riesgo de muerte que aquí”, calcula un hombre del mismo grupo familiar.
Son 15 personas, incluidos cuatro niños que van en brazos. En medio del camino, con el agua hasta la cintura, la corriente les impidió continuar avanzando y permanecieron de pie, aferrados unos a otros, hasta que la Patrulla Fronteriza estadounidense los rescató. Este grupo de migrantes forma parte de la escalada estadística de encuentros entre migrantes y fuerzas estadounidenses. Una marca que, casi por decantación, se traduce también en un récord de muertes.