La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) advirtió que los traslados de migrantes en condiciones peligrosas son una de las causas más frecuentes de muerte entre quienes intentan cruzar la frontera hacia Estados Unidos. En la frontera entre México y Estados Unidos, la más mortífera del continente, las muertes registradas en los accidentes vehiculares representaron un 27,5% sobre el total de fallecidos, entre enero y junio de este año.
La estadística se engrosó porque el 27 de junio a las afueras de San Antonio, a unos 250 kilómetros de la frontera con México, 53 personas murieron hacinadas en un camión que transportaba migrantes. El conductor huyó de la escena al percatarse de la tragedia, pero fue detenido horas después y declaró que no se había dado cuenta de que el aire acondicionado del tráiler había dejado de funcionar.
La investigación posterior determinó que el vehículo era operado por una red de contrabandistas que, a cambio de dinero, ayudaba a los migrantes a cruzar la frontera y luego internarse dentro del territorio estadounidense.
Por la cantidad de fallecidos, este incidente de tráfico de personas es considerado el más grave de la historia de Estados Unidos. Pero no es el único. Desde junio en adelante se produjeron más de la mitad de las 102 muertes por incidentes viales que se registran en 2022. Cinco días antes de la tragedia de San Antonio tres personas murieron tras el vuelco de una camioneta que trasladaba a 14 migrantes de El Salvador. En la semana posterior fallecieron 11 migrantes en cuatro siniestros diferentes.
En diciembre del año pasado un camión con migrantes hacinados volcó por exceso de velocidad. El conductor huyó y 58 de sus 116 ocupantes, la mayoría guatemaltecos, murieron. Ocurrió en el estado de Chiapas, en el sur de México, a 1.500 kilómetros de la frontera norte, y por una cuestión geográfica no forma parte de la estadísticas de muertes en la frontera estadounidense. Pero el objetivo final de estas personas era el mismo que emprenden cada año cientos de miles de latinoamericanos: ingresar a Estados Unidos, cueste lo que cueste. Incluso la vida.