A una semana del atentado contra Cristina Kirchner, la investigación avanza sobre la hipótesis de que el ataque del que fue víctima la vicepresidenta no se trató de un "acto solitario", como se buscó instalar en una primera instancia, sino que fue planificado y tuvo en los días previos una tarea de inteligencia. La pesquisa apunta por estas horas al celular de Brenda Uliarte —pareja del principal implicado, Fernando Sabag Montiel—, donde se logró desbloquear un archivo encriptado con 120 gigabytes de información.
Sabag Montiel está imputado por el delito de "homicidio calificado en grado de tentativa". Por el caso, podría recibir una condena no menor a los 10 años de prisión si persiste esa calificación penal en el expediente. Si bien desde un primer momento se habló de magnicidio, la figura no se encuentra tipificada como delito en el Código Penal argentino. No obstante, las penas por este atentado contra la expresidenta podrían ser variadas según los especialistas ya que hay agravantes y otros delitos que se le podrían imputar, como el robo del arma que utilizó.
Un atentado grupal y planificado
Si bien el principio la hipótesis principal hablaba de un atentado llevado a cabo por un “loco suelto”, a una semana del intento de asesinato a la vicepresidenta el panorama es completamente contrario, y se investiga la posibilidad de que haya sido planificado y ejecutado por un grupo de personas.
En un video que forma parte de la causa, del 28 de agosto (cuatro días antes del atentado) se puede ver cómo Fernando Sabag Montiel y Brenda Uliarte no actuaron en soledad. Para la Justicia no sólo la pareja estaba ahí, haciendo inteligencia, sino que también habría estado presente en las inmediaciones de la vivienda de la vicepresidenta uno de los amigos de ambos, Gabriel Carrizo, integrante del grupo, que tiene todavía más integrantes.
Los investigadores rastrean imágenes de todos en busca de reconstruir la actividad anterior y qué hicieron el mismo día del ataque. Carrizo es, según se presentó en una nota televisiva, quien maneja el supuesto negocio de copos de azúcar con los que la chica aparece en diversas situaciones, tanto las movilizaciones a favor de Cristina como en algunas anti-gobierno.
Carrizo, todo indica, tenía y un papel relevante y su presencia fue detectada también el mismo día del ataque, camuflado con gorro y barbijo. Los otros amigos en la mira, a cuyos nombres accedió Página/12, son: Sergio Orozco, Leonardo Volpintesta, Miguel Angel Castro Riglos y Lucas Acevedo.
Los celulares del grupo de los “copitos de nieve”
Días posteriores al atentado, los cinco amigos bajo sospecha aparecieron en Telefé, junto con Brenda, diciendo que estaban amenazados y que tenían miedo. Uliarte pareció anticiparse horas más tarde y dijo: "Nos culpan de algo que no hicimos, dicen que somos un grupo terrorista". Después de su detención el domingo 4 de septiembre, tras haber sido identificada en el lugar del atentado, los demás fueron a declarar como testigos, con el mismo discurso de aparente temor.
Todos ellos tuvieron que aceptar dejar sus celulares para la pesquisa. De allí se comenzó a rescatar información valiosa y un denominador que parece unirlos: la pertenencia a grupos (incluso en WhatsApp) de "haters" (odiadores) con un fuerte discurso antigobierno, antikirchnerista y neonazi.
En diálogo con AM750, el diputado Rodolfo Tailhade denunció este martes que uno de los amigos de Sabag Montiel (posiblemente en referencia a Carrizo) que entregó su celular a la Justicia “trabaja en la Ciudad (Autónoma de Buenos Aires)” y que “la jueza dejó ir a pesar de que tiene informes que dicen que estaba en Juncal” el día del atentado contra Kirchner. “Las fuerzas le dijeron que estaba en Juncal, y la jueza lo dejó ir. Y en caso de la novia, la detuvieron”, lamentó.
El ADN en el arma de Sabag Montiel
Si bien en varios medios de habló de un “supuesto atentado” y se habló de la posible “implantación” del arma en la escena del crímen, a los pocos días de iniciada la investigación se dio a conocer que la pistola Bersa calibre 32, que se secuestró el jueves en las inmediaciones del domicilio de Cristina Kirchner, tiene el ADN de Fernando Sabag Montiel.
El material genético fue hallado en el gatillo, la corredera y la empuñadura del arma, según detallaron fuentes de la investigación. La pistola apareció en la vereda de Juncal y Uruguay después de que Sabag Montiel fuera atrapado y retenido por un grupo de militantes que advirtieron el intento de disparo y que lo pusieron a disposición de la Policía Federal.
Además, sobre el arma se conoció el fin de semana que pertenecía a un vecino del imputado que falleció en 2021. Por estas horas, los investigadores intentan determinar si el acusado se la había pedido prestada o si se la robó.
El resultado del allanamiento a la casa de Sabag Montiel
Durante el primer allanamiento a la casa de Sabag Montiel, investigadores secuestraron un total de 100 balas calibre 9 milímetros. Las tareas se hicieron en una casa del partido bonaerense de San Martín, donde el agresor alquilaba un monoambiente desde hacía ocho meses.
Los proyectiles estaban repartidos en dos cajas de 50 cada una. De acuerdo a la información suministrada por los pesquisas, efectivos de la Superintendencia de Investigaciones Federales de la Policía Federal Argentina (PFA) comenzaron a trabajar anoche tras el ataque.
También secuestraron documentación del detenido, como una fotocopia de su DNI, un certificado de actividades esenciales con motivo de la pandemia de coronavirus, un certificado médico, un certificado de discapacidad a nombre del detenido expedido por la Junta Evaluadora de Quilmes y una radiografía dental.
El celular de Uliarte y los datos encriptados
Los peritos que analizan el teléfono celular de Brenda Uliarte lograron desbloquear en los últimas horas un documento encriptado y analizan su contenido. En total se analizan 120 gigabytes de información, se indicó.
La joven de 23 años se había negado a proporcionar la clave del celular durante su declaración indagatoria en la que dijo ser inocente y respondió preguntas de su defensor oficial Gustavo Kollman, centradas en demostrar que ella no estaba al tanto del propósito de Sabag Montiel.
El otro allanamiento: los datos de Lucas Ocampo
Otro allanamiento se hizo en la casa de un exnovio de Brenda, Lucas Ocampo. El mismo llamó al juzgado porque la noche del intento de asesinato ella apareció en su domicilio pidiéndole ayuda después que Sabag quedara detenido, se quedó a dormir allí y dejó una bolsa blanca.
Es la misma bolsa que se ve en las imágenes que la toman en el escenario del ataque, cerca de su pareja. Es más, cuandofue atrapado por militantes tras intentar disparar en la cabeza de CFK, ella se va de ahí sin decir nada, sin siquiera pedir por su novio. Se retira como quien se hace la distraída: se la ve vestida de negro, con zapatillas blancas y la bolsa en cuestión en la mano.
En Tribunales se aguarda el resultado de una pericia de esa prueba, que fue enviada a analizar para determinar la posible presencia de restos de pólvora, algo que podría indicar que allí se guardó la pistola Bersa que usó Sabag Montiel para gatillar a escasos centímetros del rostro de la Vicepresidenta.
Las dudas alrededor del celular de Sabag Montiel
El celular de Sabag Montiel fue uno de los temas centrales de la semana. Es que el móvil fue "reseteado" y actualmente el foco está puesto en la cadena de custodia del dispositivo móvil para poder determinar qué fue lo que ocurrió.
El mismo jueves, después del atentado a la vice, la jueza María Eugenia Capuchetti ordenó que el Samsung Galaxy A50 del agresor sea analizado de inmediato en su juzgado. El celular, hallado a las 20.45 en la campera del agresor, fue entregado al juzgado por la PFA una hora y cuarto después, a las 22. El dispositivo estaba en sobre cerrado y con cadena de custodia.
La extracción falló porque el teléfono estaba bloqueado y no se contaba con la clave, por lo que el celular fue puesto nuevamente en el sobre (que esta vez estaba abierto), encendido pero en modo avión, y luego fue guardado en la caja fuerte del juzgado. A las 22 del día siguiente, la jueza envió el celular a la PSA. El traslado lo hicieron funcionarios del propio juzgado. Llegados a Ezeiza, la PSA puso en un acta que el sobre venía abierto y el teléfono encendido en modo avión. Desde el juzgado, en tanto, confirmaron que efectivamente así se había guardado.
En este contexto, la gran incógnita pasa sobre el por qué el teléfono se reseteó a cero. Las explicaciones pueden agruparse en dos conjuntos: se cometió un error al momento de la extracción –es decir, en el momento inicial del uso del programa– o puede existir un borrado remoto si está configurado.
Otras incógnitas a una semana del atentado
Tal como adelantaron este viernes en Página/12 los periodistas Irina Hauser y Raúl Kollmann, a esta altura de la investigación son varias las incógnitas que quedan por resolver. La principal, posiblemente es si hay un mandante del grupo o alguien detrás.
A favor de esa hipótesis está el hecho de que parece tratarse de un grupo precario si se piensa en lo que sucedió: el intento de asesinato planificado de la vicepresidenta que no se consumó. Sabag no parece ser alguien experimentado y la bala no entró en la recámara o se puso nervioso al mover la corredera.
Además, otra de las líneas de la causa pasa por determinar el medio de vida de Sabag Montiel, Brenda y los amigos que declararon como testigos y dijeron vender copos de azúcar junto con ellos en un puesto callejero.
En base a la prueba recopilada hasta el momento, hay dudas sobre que su medio de subsistencia haya sido la venta de este producto.