A partir del libro ¿Para qué sirve la filosofía? (2013) de Darío Sztajnszrajber, y contra toda ilusión de que hay existencias atravesadas por la quietud, el dramaturgo y director Dardo Dozo hizo de ese material una propia adaptación teatral: Como si la vida fuese un momento pacífico y estable, obra que dirige junto a Claudia Kricun, y que este año presenta una nueva temporada en el Paseo La Plaza.

Se trata de un unipersonal protagonizado por Melina Petriella, en donde además de una sucesión infinitas de preguntas que se abren por el mismo filosofar, aparece la idea de que quizás la importancia no esté tanto en la respuesta (si es que esta existe), sino en la búsqueda en sí. “¿Y si hacer filosofía no es más que una manera de dislocar nuestras creencias estables con el fin de mostrar que sobre las cosas puede haber infinitas perspectivas y que ninguna necesariamente es más necesaria que la otra?”, interroga Sztajnszrajber en su libro. De esa pregunta podría desprenderse algo fundamental: que todo sujeto tiene la posibilidad de buscar la esencia de las cosas. Y esa es una de las premisas que guiaron a Dozo y Kricun en su dirección.

En Como si la vida fuese un momento pacífico y estable, Petriella interpreta a Maga, una joven mujer que viaja en colectivo y que emprende una travesía distinta a la que tenía prevista a partir de dudas y preguntas que se instalan en su cuerpo vivo y sensible. Preguntarse es hacer filosofía. Y la filosofía angustia. Asusta el cambio, lo imprevisible, y a su vez todo cambia. Es entonces que convierte su noche en una plagada de magia y misterio.

La puesta de la obra transforma lo académico del texto original en una pieza atravesada por el drama, pero también por el humor. Como si la vida fuese un momento pacífico y estable busca que tanto un conocedor del pensamiento filosófico, como el más lejano a ese mundo, pueda sumergirse en el universo de una mujer que se pierde para encontrarse.

-¿Cuál dirían que es la esencia que atraviesa la obra?

Claudia Kricun: -El desafío de salirse de ese lugar cómodo que no nos permite enfrentarnos con lo desconocido.

Dardo Dozo: -La duda. La búsqueda de la propia verdad, esa que nos hace elegir determinados caminos y donde se pone el corazón. Muchas veces nos damos cuenta de que pasamos por la vida misma sin habernos permitido algunos descubrimientos, algunos hallazgos. A veces lo inesperado nos permite descubrir lo que se encontraba delante de nosotros pero que no lo sabíamos ver.

-¿Qué les atraía del texto de Darío Sztajnszrajber para trabajarlo?

D.D: -El libro es un texto en el que se encuentra el pensamiento filosófico con el condimento de la novela y con ese sesgo de Darío que acerca, desde un punto de vista pedagógico, algo que muchas veces parece lejano. Pensar en generar un unipersonal donde cierto oleaje de sentimientos, sensaciones y pensamientos permitan diversos estados anímicos en el personaje y en quien especta nos resultó un desafío que era formidable tomar.

-¿Qué les interesaba poner en escena sobre la filosofía?

D.D: -El descubrimiento casi constante e insospechado a partir de una búsqueda donde el humor irrumpe para brindar profundidades sorprendentes para el personaje.

C.K: - Ese espacio misterioso que significa el dudar. La historia narra una noche en la que una mujer, a partir de encontrarse viajando en un colectivo, comienza a cuestionarse mínimos aspectos de la cotidianeidad que hasta esa noche nunca se había cuestionado.

-¿Por qué decidieron que la obra tuviera el formato del unipersonal?

D.D: - El libro original trata de un hombre que transita por un viaje. La propuesta de llevarlo a un unipersonal fue para integrar los diversos viajes y generar una variada cantidad de mundos en una sola alma, en este caso femenina.

*Como si la vida fuese un momento pacífico y estable puede verse los jueves a las 20 en el Paseo La Plaza (Avenida Corrientes 1660).