En agosto finalizó el mandato de la escritora y periodista Mariana Enriquez como directora de Letras en el Fondo Nacional de las Artes (FNA). Quien asumió el cargo en su lugar fue Florencia Abbate, escritora, poeta y ensayista que venía cumpliendo funciones en esa área desde febrero. “Fue una decisión laboral sobre todo: estoy viajando mucho, me puse a escribir, me llevo genial con los otros directores y creo que Florencia Abbate lo hará genial. No tengo tiempo para dedicarle como debería”, declaró la autora de Nuestra parte de noche a Télam y, a modo de balance, agregó: “Aprendí mucho pero para hacerlo bien necesito tiempo que pos pandemia no tengo”.

El vínculo de Abbate con el FNA empezó hace varios años, cuando se lanzó a publicar sus primeros libros. “El Fondo siempre fue un lugar de referencia. En 2002 obtuve un premio y recuerdo que Diana Bellessi –a quien admiro mucho– estaba en el jurado. Después me convocaron en varias oportunidades para formar parte del pre-jurado o el jurado. Y a partir de febrero empecé a asistir a las reuniones de directorio para adentrarme en lo que es la organización de las becas y concursos”, comenta en diálogo con Página/12.

En este momento se encuentra abierto el tradicional Concurso de Letras. Abatte destaca que “es uno de los pocos que incluye todos los géneros: novela, poesía, cuentos, ensayos. Es más común encontrar premios de novela porque se supone que es el género que más vende. Aún así, en Argentina tenemos una gran tradición de cuentistas como Jorge Luis Borges y Silvina Ocampo, poetas como Oliverio Girondo y Olga Orozco, o ensayistas desde Sarmiento hasta Horacio González y Beatriz Sarlo. El Fondo siempre fue un espacio donde estos géneros tienen lugar más allá de sus potencialidades de mercado, y los concursos se transforman en un facilitador a la hora de la publicación”.

-En una entrevista señalabas el prestigio de la institución como un gran valor en lo que respecta a estos concursos. ¿Cuál es el rol de lo público?

-En nuestro país no hay tantos premios, pero a nivel hispanoamericano hay muchos donde se juegan los intereses editoriales y que sea un libro vendible. Lo digo sin menospreciar, simplemente son otras reglas de juego. Me parece que lo interesante es el rol del Estado valorizando y prestigiando obras literarias. Cuando fui jurado, recuerdo que premiamos un volumen de cuentos que quizás en términos de un gran sello era un libro al que no se le iba a prestar demasiada atención, pero nos pareció literariamente extraordinario. Creo que estos concursos son prestigiosos porque los jurados cambian, tienen una larga trayectoria en su disciplina y eligen con total libertad lo que consideran mejor.

-Hay un gran desafío que es el de la federalización. ¿Qué podés decir al respecto?

-La cuestión de lo federal es una línea que lleva adelante el Ministerio de Cultura de la Nación de la actual gestión. El FNA es un organismo descentralizado pero aún así dependiente del Ministerio y participa activamente del programa Cultura Federal. Muchas veces la presidenta junto a otros directores viajan a distintas localidades del país para reunirse con becarios, visitan lugares que recibieron subsidios y también informan a los interesados cuáles son las convocatorias y cómo presentarse. Ahora está mucho más nivelado, pero históricamente suelen presentarse más personas del Área Metropolitana en comparación con otros lugares.

La directora señala que, en materia de becas y concursos, la tecnología logró una mayor democratización, y recuerda que cuando empezó a presentarse a estas convocatorias los aspirantes debían armar carpetas, imprimir copias del material, anillarlas y llevarlas personalmente. “Eso generaba una gran desventaja para quienes no residían cerca de la ciudad de Buenos Aires. La digitalización contribuyó mucho a democratizar esas desigualdades. El año pasado se presentaron 4500 obras en el Concurso, una cantidad muy impresionante que aumenta año a año”. En esta edición continúa la categoría de Novela Gráfica –incluida por Enriquez– y Abbate repuso la de Ensayo en lugar de No Ficción, ya que considera la non-fiction como un género anglosajón posterior que no abarca al ensayo, de larga tradición en Latinoamérica.

En la producción literaria de Abbate hay novelas como El grito y Magic Resort, el volumen de cuentos Felices hasta que amanezca y una lista de ensayos entre los que se encuentran Deleuze para principiantes, El espesor del presente. Tiempo e historia en las novelas de Saer o Biblioteca feminista. Vidas, luchas y obras desde 1789 hasta hoy, al que define como “un recorrido histórico a través de aquellas militantes y pensadoras que contribuyeron a sentar algunas ideas y conceptos que los feminismos hoy empleamos asiduamente, aunque muchas veces no se sabe bien de dónde provienen, en qué contextos aparecieron o por qué razones”.

Cuando se le consulta por el panorama literario actual y la fuerte presencia de las escritoras argentinas en el mundo, Abbate menciona Una terraza propia, su antología titulada en honor al clásico texto de Virginia Woolf, Un cuarto propio. Ese libro recupera las voces de algunas de las narradoras nacionales más destacadas de su generación: Mariana Enriquez, Gabriela Cabezón Cámara, Selva Almada, Samanta Schweblin, Alejandra Laurencich, entre muchas otras. La ensayista afirma que es un tema que siempre la interpeló: “Mi idea era mostrar la diversidad de estéticas sobre las que escribían las mujeres. En Argentina tenemos un canon literario altamente masculino; si le preguntamos a la gente cuáles son los clásicos de la literatura argentina, probablemente mencionen nombres de varones. Cuando publiqué mi primera novela experimenté esta rareza de ‘ser mujer’, había muchas preguntas en torno a eso pero nunca me lo había planteado como una particularidad. Recuerdo que en los eventos literarios organizaban mesas para discutir el futuro de la novela donde solían participar hombres y otras sobre literatura femenina donde se invitaba a las escritoras. Empecé a escribir en ese contexto y con el tiempo me referencié en autoras feministas de los 80 como Tununa Mercado o Libertad Demitrópulos. Esto siempre fue un foco de interés para mí y veo con muy buenos ojos todo lo que está pasando hoy”.

* El Concurso de Letras 2022 estará abierto hasta el 13 de septiembre. Las inscripciones pueden realizarse a través de la web.