Desde Asunción
La monarquía es la primera forma de gobierno en lo que se considera historia de la civilización. El carácter se funda en la creencia de que el monarca es un ser elegido por los dioses. Por algo la designación establece que es monarca "por la gracia de Dios" .
Si bien es cierto que lo que queda de esa forma de gobierno en algunos países de Europa, tiene un carácter meramente simbólico, porque la figura monárquica dejó de ser absolutista para ser considerada republicana o constitucional, siguen establecidos en las normativas constitucionales y en especial en el trono británico, facultades que le confieren al monarca alguna incidencia sobre el terreno político. Es jefe de Estado, y comandante de las fuerzas Armadas. Desde esa condición, el monarca debe firmar los proyectos de leyes para que pasen a ser leyes, por tanto, normas vinculantes.
El monarca nombra a los primeros ministros que tienen que comparecer una vez a la semana; se reúne con la misma frecuencia con un Consejo de la Corona, un órgano estatal colegiado compuesto por connotados personajes, que debe ilustrar al monarca acerca de lo relevante en términos de Estado , tanto en lo interno como externo.
Dicho esto, si bien en la era constitucional de las monarquías europeas, los monarcas tienden a adoptar una postura neutral, dejando que la administración estatal asuma decisiones de Estado, no se puede negar que alguna cuota de incidencia debe tener el o la monarca. Dicho esto, cuando la Reina del Reino Unido hizo la vista gorda a grandes y violentas intervenciones imperiales, la mayoría de las mismas acompañando a Estados Unidos, como el involucramiento del Reino Unido en la guerra de Corea, la guerra del golfo, la intervención militar en Irak, o la guerra de Malvinas etc, intervenciones que costaron muchas vidas, en términos formales, la corona tuvo una responsabilidad inexcusable.
Identidad nacional
Lo que frena a los Estados europeos a despegarse de esa institución feudal, es que hay por gran parte de sus poblaciones, una asimilación de la identidad nacional y por eso, la necesidad de preservarla, hecho que da lugar a plantearse una línea confusa que estaría separando la soberanía popular como eje de la República, de la soberanía simbólica del monarca. De hecho, al monarca se sigue calificando de El Soberano. Esta línea confusa tiene una implicación económica de significación, atendiendo a que las familias reales y en especial la británica, le cuestan mucho a sus recursos públicos; es decir a la sociedad en su conjunto. Se dice que la familia real británica es una de las más ricas del mundo. Tanto acumulado tiene como fuente, recursos venidos del conjunto de la sociedad “por la gracia de dios” , que en algún lugar debe invertirse. El destino del excedente irá a parar a paraísos fiscales . Obviamente, los negocios de la familia real británica están en ventaja respecto a otras familias inversoras en el mundo, por tener la posibilidad de mucha información proveniente de su Consejo de la Corona. Por otro lado, no son de despreciar las llamadas donaciones que el actual nuevo monarca siendo príncipe, según lo publicado por el semanario The Sunday Times”, recibió, entre otras por parte del Jeque qatarí, Hamad Al Thani entre 2011 y 2015, millones de dólares que según el Príncipe de Gales de entonces , hoy Rey, fue entregado a entidades benéficas.
En términos estatales, la corona británica sería una institución que constituiría una formalidad funcional al encubrimiento del expansionismo imperial de un Estado que se hizo potencia con la sanguinaria política colonialista hasta el siglo XIX , y desde ahí en adelante, como potencia capitalista imperial. En ese sentido, es digno de destacarse el connubio histórico que existe entre el Reino Unido y EE.UU. ; y a su vez, ese connubio como expresión de una extensión imperial del imperio británico hacia EE.UU. , que a partir de la colonización del norte de América, con la independencia de aquellas 13 colonias británicas, no se dio sino una formal independencia política , para seguir afianzando la acumulación de Corporaciones vinculadas a la Corona británica, como la banca Rothschild y otras.
Este anacrónico resabio simbólico que todavía subsiste en el Reino Unido como en otros Estados de Europa, que con ribetes de cuento de hadas, pareciera ser algo más que eso, y correspondería a una superestructura sostenida para extender en el tiempo, expansionismos imperiales aun no superados.
*Integrante de la secretaría de Relaciones Internacionales del Frente Guazú.