El suicidio es una tragedia que afecta no solo a las propias víctimas, sino también a familiares, grupos de cercanía, el entorno laboral, y otras comunidades. Pese a tratarse de un problema de salud pública, incluso hoy sigue siendo un tema descuidado por estar rodeado de estigmas, prejuicios y tabúes, que sin lugar a dudas dificultan el acceso a una atención psicológica apropiada y la correcta contención emocional, entre otras cuestiones. Sobre esta situación se reflexiona anualmente cada 10 de septiembre, en el Día Mundial de la Prevención del Suicidio.
Desde el 2003, la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS), han promovido el esta fecha para visibilizar que el suicidio se puede prevenir.
El objetivo general de esta fecha es prevenir que las personas se autolesionen y adopten conductas que los lleven a considerar el suicidio como la única salida a su sufrimiento. Para esto, las entidades buscan desde hace años crear conciencia y capacitar sobre este problema en cada rincón del mundo mediante la promoción de políticas de salud pública y la colaboración de las partes interesadas.
Algunas de las ideas propuestas por los especialistas para combatir esta epidemia es la promoción de la atención médica propicia y otros actores relevantes, como la difusión de mensajes positivos e informativos dirigidos a la población en general y grupos en riesgo como los jóvenes, y facilitando un debate abierto sobre la salud mental en el hogar, la escuela y el lugar de trabajo, entre otros. También se anima a las personas compartan sus historias y busquen ayuda profesional.
El suicidio, una problemática con cifras alarmantes
Las entidades sanitarias alertaron que cada año, más de 703.000 personas en todo el mundo se quitan la vida tras numerosos intentos de suicidio, lo que corresponde a una muerte cada 40 segundos. Asimismo, sostienen que desde que en el 2020 se declaró al coronavirus como una pandemia, más individuos experimentan pérdida, sufrimiento y estrés.
Las cifras en relación a la tasa de suicidios a escala global debería alarmar a todos los gobiernos, organizaciones religiosas, sociales, deportivas, políticas, y culturales, y a las comunidades. Y es que se estima que en los últimos 45 años, el número de personas que terminó con su vida aumentó a un 60% a nivel mundial.
En el continente americano, la OMS y la IASP reportaron un promedio de 98.000 muertes por suicidio al año entre 2015 y 2019, siendo la tasa de suicidio en América del Norte y el Caribe no hispano superior a la tasa regional. En tanto, sus estadístican indicaron que el 79% de los suicidios son realizados por hombres.
Otro dato que destacaron los organismos en el marco de esta fecha es que el suicidio es la tercera causa de muerte entre los jóvenes de 20 a 24 años, y las personas de 45 a 59 años tienen la tasa de suicidio más alta, seguidas por las de 70 años o más.
Los suicidios en Argentina
De acuerdo con especialistas del Capítulo de Suicidología de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA), en el país, entre 2018 y 2020, la cantidad de suicidios disminuyó más de un 13%. No obstante, resaltaron que hubo un incremento de las llamadas a las líneas telefónicas del Estado habilitadas 24/7 - el 0800 999 0091- para abordar este problema desde la irrupción de la pandemia.
Las estadísticas oficiales indican que en 2018 se registraron 615 suicidios de mujeres y 6698 de varones. Observados según edad, encabezaron la lista los grupos de 15 a 24 años -850 casos- y más de 1000 personas entre los 35 a 59 años.
En esta línea, los datos del Ministerio de Salud indicaron que en el 2019 hubo un descenso de suicidios en todo el país, con un total de 3297, donde 578 mujeres y 2714 varones se suicidaron, con similar cantidad de casos en el mismo grupo etario.
Además, en el año 2020, unas 506 mujeres y 2342 varones murieron por lesiones autoinfligidas, con un incremento en el grupo de adolescentes a 24 años, en casi 900 casos, y se mantuvo estable en el grupo de 35 a 59, con más de 1000.
En total, remarcó la cartera de Salud nacional, en 3 años ocurrió una disminución del 13,6% en los casos de fallecimiento por lesiones autoinfligidas en modo intencional. Pero el titular de la organización civil del Centro de Asistencia al Suicida (CAS), Fernanda Azcoitia, insistió en que "desde la pandemia, aumentaron los llamados, disminuyó la edad y hay más casos enfermedades mentales severas o que se agravaron".
Al respecto de la merma en la tasa de suicidios del país, la directora de Salud Mental y Adicciones del Ministerio de Salud, Mariana Moreno, explicó que si bien notaron "una baja en las estadísticas, estamos esperando datos 2021 y 2022, acerca de los cuales entendemos que ahí hubo un movimiento que puede cambiarnos la perspectiva". Asimismo, la funcionaria subrayó como desafío por delante el "mejorar el registro de datos y la vigilancia epidemiológica, lo que nos permitirá modificar políticas públicas".
De qué se trata el nuevo Programa de Abordaje Integral de la Problemática del Suicidio
El Ministerio de Salud de la Nación creó el miércoles pasado un programa de abordaje integral de la problemática del suicidio que, entre otros puntos, propone fortalecer la red de atención y la calidad de los registros sobre los casos consumados y los intentos, como así también articular el trabajo junto a otros actores, tanto a nivel interministerial como interjurisdiccional.
La iniciativa, publicada ahora en el Boletín Oficial, se encuentra bajo la órbita de la Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones, de la Subsecretaría de Gestión de Servicios e Institutos, dependiente de la Secretaría de Calidad en Salud.
El Programa de Abordaje Integral de la Problemática del Suicidio, presentado por la ministra Carla Vizzotti, tiene como propósito promover líneas de acción para el abordaje integral del suicidio y articular el trabajo junto a otros actores, tanto a nivel interministerial como interjurisdiccional.
Sus ejes centrales para la lucha contra el suicidio son la rectoría, prevención y promoción, atención y posvención, formación del recurso humano y fortalecimiento de los sistemas de información, y vigilancia epidemiológica.
Qué cosas hay que saber sobre el suicidio
Una de las ideas más instaladas en relación al suicidio es que se trata de un acto individual con un propósito claro. Sin embargo, cada vez más, este evento de la vida humana es considerado en toda su complejidad, teniendo un alcance colectivo, como problema sanitario y social.
Desde el gobierno aclaran cuáles son los conceptos e imágenes asociadas a esta problemática que hay repensar para comenzar a practicar métodos de prevención y asistencia adecuados:
- "La persona que se suicida no desea morir". La persona que tiene ideas suicidas está transitando una situación de ambivalencia en su vida, es decir, desearía morir si su vida continúa de la misma manera, pero desearía vivir si se produjeran cambios significativos en ella.
- "La persona que dice o amenaza con quitarse la vida, no lo hace". La mayoría de las personas que se suicidan, hicieron saber el propósito de acabar con su vida. Toda persona antes de cometer un intento de suicidio evidencia una serie de señales que de ser detectada a tiempo puede ayudar a evitarlo. El suicidio no ocurre sólo por impulso.
- El suicidio o intento de suicidio puede ocurrir durante un proceso depresivo o no. Los comportamientos suicidas se han asociado con depresión, abuso de sustancias, esquizofrenia y otros padecimientos mentales, además de comportamientos destructivos y agresivos. Sin embargo, esta asociación no se debe sobrestimar. No hay una relación directa entre el sufrimiento que padece quien desea terminar con su vida y los padecimientos o enfermedades mentales.
- Hablar con una persona sobre sus intenciones de matarse no incrementa la posibilidad de cometer suicidio. Dialogar sobre el tema reduce la posibilidad de cometerlo y puede ser una oportunidad para ayudar a quien está padeciendo.
- No debe asociarse el suicidio y el intento de suicidio con acciones de cobardía o valentía, tampoco con hechos románticos o heroicos. No es menor destacar que la acostumbrada asociación que se realiza desde los medios de comunicación del suicidio con hechos delictivo al anunciarlos en las secciones policiales, debe ser cuestionada.
- "Los niños no se suicidan". Sin embargo, una vez que un niño adquiere el concepto de muerte puede cometer suicidio. La tendencia al suicidio no es hereditaria. Lo que sí puede trasmitirse por medio de la educación es la visión sobre el suicidio como una forma de solución a los problemas.
Formas de prevenir el suicidio
La Ley de Prevención del Suicidio (Nº 27130), que fue sancionada el 11 de marzo de 2015 y reglamentada el 10 de septiembre del 2021, menciona en detalle los pasos adecuados para una correcta prevención, tratamiento y seguimiento de las personas que tengan una conducta suicida, así como también explica la manera en la que se debe instruir a los miembros de la comunidad, o cómo reconocer a dichas personas y cómo orientarlos a la búsqueda de un tratamiento para mejorar su calidad de vida.
La recomendación fundamental de los especialistas es romper el silencio: aportar palabras que ayuden a facilitar la expresión del dolor, la escucha empática sin criticar ni juzgar, y el alentar a buscar ayuda en los equipos de salud mental. Esto será clave para ayudar a la persona que se encuentra sufriendo para que pueda tomar otras decisiones.
Asimismo, se sugiere instruir a las personas que están en contacto con niñas, niños, adolescentes y jóvenes, ya que durante este período es menos frecuente el contacto con algún profesional de la salud mental. Es importante el reconocimiento de la labor de los líderes sociales y religiosos, docentes, clubes de barrio, entre otros, ya que en muchos casos, tienen más llegada que un profesional de la salud mental.
Hay que tener en cuenta que estar atentos a la situación que atraviesa una persona con conductas suicidad es la forma de acompañar. No obstante, el diálogo no debe convertirse en un interrogatorio, sino compartir un momento. Si la persona afectada no accede a realizar un tratamiento psicológico, psiquiátrico, o el que sea, no hay que obligarla. Lo importante es seguir acompañando y dialogando, mientras uno mismo realiza una consulta con un profesional.
En tanto, la ley establece que para asistir a personas que se encuentren en una situación de vulnerabilidad se debe fomentar el tratamiento interdisciplinario e interinstitucional. Esto es: que a la par de los servicios de la salud pública se construya una red colectiva de ayuda en la que estén incluidos profesionales de la salud, trabajadores sociales, psicopedagogas, docentes, equipos de orientación escolar, promotores de salud en los barrios, y otros.