A pesar de las negativas por parte de la oposición, desde el Gobierno siguen insistiendo con la necesidad de abrir espacios de diálogo frente a la escalada de violencia que quedó comprobada con el intento de asesinato a la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner. El escenario político quedó embarrado después de ese suceso, que significó un parteaguas, y desde el Frente de Todos se sienten obligados a tender puentes con los opositores, que, por ahora, no responden al llamado de forma orgánica. En diálogo con Página12, el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, aseguró que, más allá de que la oposición no asistió a la misa que el sábado se hizo en la basílica de Luján en apoyo a CFK, pese a que fueron invitados, "hay que seguir insistiendo". "Perdimos una oportunidad en el Congreso cuando se levantaron y se fueron y el sábado perdimos otra oportunidad en Luján. Pero seguiremos buscando mesas donde encontrar acuerdos. Esto no se resuelve ni en los canales de televisión ni con leyes. Se resuelve con política y con más dialogo", puntualizó.
Para el secretario de la Cámpora, Andrés Larroque, "no es que uno desea que venga una etapa de diálogo, esa etapa es imprescindible porque es muy grave lo que estamos viviendo". En esa línea, el ministro bonaerense explicó que lo que se busca desde el oficialismo "no es una foto, sino generar las conversaciones que permitan a toda la política salir de esta locura".
El sábado, el presidente Alberto Fernández salió rapidísimo de la Basílica. Una vez en el auto, un dirigente de su confianza lo miró y le dijo: "Alberto, podrías haber saludado más a la gente que te estaba ahí esperando". El mandatario fue tajante: cerró los ojos, levantó las manos y le respondió: "Lamentablemente ya no mando yo y tengo que hacer lo que me dicen los de seguridad. Me pidieron que salga rápido y salí". El refuerzo en los protocolos no solo es para él sino para varios ministros del gabinete nacional y, por supuesto, para la vicepresidenta que no volvió a mostrarse en público luego del intento de asesinato. Desde su entorno, incluso, se preguntan cómo serán los actos en el futuro y miran experiencias como la de Brasil, donde el expresidente Luis Inácio "Lula" da Silva tiene que ir a los actos de campaña con chaleco antibalas.
"Es algo que no estaba en nuestro manual", dicen desde las distintas terminales del oficialismo, que no terminan de acostumbrarse a que la política en la Argentina tenga que tener cuidados distintos a los de hace tan solo diez días. "Es difícil pensar cómo seguir porque la violencia política en la Argentina venía radicalizándose, pero nadie se había imaginado que se podía llegar a tanto como a jugar con la vida de una persona o querer cometer un crimen político", dijo Larroque a Radio Millenium. Y agregó: "Estamos ante el desafío de escaparle a eso. Abogamos por una política que no tenga la calculadora en la mano y que no especule con esas cosas porque le rinden políticamente".
El diálogo con la oposición se viene buscando de diferentes modos. Uno de los encargados oficiales de tender esos puentes es el ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro. Él expresó que tiene el aval para llevar a cabo esta tarea tanto por parte del Presidente como de la Vicepresidenta. Desde su entorno expresaron que el ministro "trabaja en una convocatoria amplia para reflexionar sobre cómo llegamos a esta situación y cómo seguimos construyendo una Argentina que funcione". Uno de los opositores con los que conversó De Pedro estos días fue el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, quien públicamente se lavó las manos. Y dijo: "El gobierno no sabe sobre qué quiere dialogar".
Sin embargo, en esos contactos también intervienen otros. Larroque expresó que habló la semana pasada con varios dirigentes de la oposición que le dijeron que se solidarizarían o que estarían dispuestos a participar de mesas de diálogo, pero que no lo hacen porque tienen miedo a represalias internas dentro de su propio espacio, donde hay posturas más radicalizadas. Otros diputados también están levantando sus teléfonos. Los llamados para invitar a participar de la misa en Luján, entre otros, fueron a varios dirigentes de la UCR como Enrique "Coti" Nosiglia; Federico Storani y Marcelo Stubrin. Sin embargo, la UCR tomó la decisión orgánica de no asistir y todo ese trabajo se perdió. Desde el oficialismo rescatan que, más allá de eso, por parte de muchos dirigentes opositores "hay buena predisposición".
Desde el oficialismo advierten que en la oposición ocurren al mismo tiempo dos comportamientos muy distintos: por un lado existe una actitud en privado que es muy buena, ya que trabajan en conjunto en el Parlamento y se logran acuerdos como la declaración que firmaron juntos los legisladores repudiando el atentado a CFK, pero al mismo tiempo, comentan que hay otro comportamiento completamente distinto una vez que se prenden las cámaras de televisión.
El diputado Eduardo Valdés es otro de los que está buscando tender puentes con los opositores. Él mismo llamó al expresidente Mauricio Macri cuando se enteró que éste había sido amenazado. Al no tener respuesta, definió escribirle un mensaje que decía: "Llamé personalmente a este celular para repudiar las amenazas hacia su persona vía trolls de odio. Espero que nos animemos a escucharnos y pasar este momento de violencia. Saludos y a disposición. Derribemos muros y construyamos puentes". Valdés no sabe si el mensaje fue leído porque el expresidente tiene oculto el "visto" en Whatsapp, pero le llegó el rumor de que Macri comentó el gesto con algunos de sus dirigentes cercanos.
El ministro de Desarrollo Social de la Nación, Juan Zabaleta, también se expresó sobre la ausencia de la oposición en Lujan el sábado. "Perdimos nuevamente una oportunidad, pero vamos a seguir insistiendo porque hay que terminar con la violencia política y hay que hacerlo por los hijos y los nietos de todos", remarcó. Desde el Frente de Todos no se dan por vencidos: "Lo del sábado fue una oportunidad, pero no fue la única ni la última".