Guiados por la Estrella del Oriente
Convertirse en obra para llegar a destino
Cómo lograr que los migrantes alcancen su sueño desesperado. Cómo ayudarlos a hacer pie en esa tierra que es pura ilusión de promesas a conquistar y que, en muchos casos, implica un viaje que pone en riesgo la propia vida. La Ballena. El metamuseo, la imperdible exhibición del colectivo artístico Estrella del Oriente, integrado por Ana Aldaburu, Daniel Santoro, Juan Carlos Capurro, Roberto Plate, Pedro Roth, Tata Cedrón y María Negro surgió a partir de esta inquietud, sumado a una problemática que analizan hace tiempo: el origen de la legitimación de las obras de arte.
“Primero consideramos que si los migrantes se convertían en obra de arte vencerían las leyes que impiden su entrada en los países desarrollados. Además, nos preguntamos si ellos mismos, una vez que fueran obra de arte, podrían convertirse en curadores. Y en ese estadio de su propio desarrollo, discernir y tener un expertise para valorar obras. Decidimos, entonces, ampliar el concepto no sólo a obra de arte, sino a curadores”, explica Capurro.
A partir de esas premisas, y con la idea de establecer una intervención duchampiana, Estrella del Oriente seleccionó obras claves de distintos museos europeos y otras de arte nacional, que integran el programa educativo para los migrantes hasta llegar a destino. Los artistas crearon una embarcación imponente de más de tres metros de largo y 6 pisos con subsuelos, que demandó cinco años de denodado trabajo, y que opera también como escuela de aprendizaje para los migrantes: un work in progress que puede verse en sala en el que los artistas tienen previsto sumar obras y personajes. Siguen ajustando detalles: allí está el temario que consideran ineludible, los infaltables del mundo del arte que deberán conocer los migrantes para devenir obra y curadores.
Quienes estén dispuestos a este cambio estructural, deberán ingresar por unos tubos inspirados en los del Centro Pompidou y salir por unas escaleras mecánicas. Hay que descubrir obras y personajes que son en sí mismos micro detalles. La embarcación cuenta con camarotes para el arte clásico, otros para las representaciones del simbolismo y del cubismo. Hay un mirador Tatlin, un domo de adaptación Guggenheim, salón minimalista, salón Hirst, terraza Federico Manuel Peralta Ramos (además la letra de un poema suyo musicalizado por el Tata Cedrón se escucha en sala), y puentes homenaje a Beuys, Duchamp y al constructivismo ruso.
Con un trabajo obsesivo —y entrañable— hecho en miniatura, y a escala real, hasta hicieron un cine cuya pantalla tiene unos 10 cm de lado y donde se proyectan películas que van desde Un perro andaluz y La edad de oro, de Luis Buñuel, pasando por La bella y la bestia, de Jean Cocteau; Rashomon, de Akira Kurosawa, y El amigo americano, de Wim Wenders, hasta Sleep de Andy Warhol. A un lado, se exhibe una obra que evoca las célebres latas de conserva con Merde d'ariste, de Piero Manzoni.
“Según datos de las Naciones Unidas, la cantidad de migrantes ascendía en 2020 a 272 millones de personas. Bajo estas condiciones, necesidad y libertad parecen ser las dos caras de una misma moneda, los móviles de aquellos que buscan otro horizonte presionados por el descarte del capitalismo con su creciente lógica destructiva”, escribe Ana Aldaburu.
El recorrido incluye obras inspiradas en piezas emblemáticas del arte argentino como Aula para migrantes con baño pedagógico de Roberto Plate, artista que integra el colectivo. El baño de la maqueta difiere ampliamente de la icónica instalación que Plate presentó en Experiencias 68, en el Instituto Di Tella. Si bien en este baño, los hipotéticos migrantes que se sumaron al proyecto hicieron inscripciones en las paredes con insultos y duros epítetos hacia Estrella del Oriente, no habrá censura, sino, señalan desde el colectivo, todo lo contrario: es un espacio para expresarse libremente.
La famosa instalación que Plate hizo en el instituto Di Tella simulaba un baño mixto al que se entraba por puertas señalizadas con las clásicas siluetas de hombre y mujer. Se ingresaba a un espacio para seis escusados sin artefactos sanitarios con paredes blancas, que el público comenzó a cubrir espontáneamente con dibujos y frases contra el gobierno de Onganía. Tras una denuncia, El baño fue clausurado. En ese baño que terminó con faja policial “hubo una descarga emocional en lugar de física”, dijo el artista.
En aquella muestra también se presentó La familia obrera, de Oscar Bony, obra clave del arte argentino que en la gran sala del CCK se reversiona con La familia burguesa, un fotomontaje donde en lugar de Luis Ricardo Rodríguez, un matricero, su esposa y su hijo se ve a Eduardo Costantini, Amalia Fortabat y Federico Jorge Klemm. “Es un guiño simpático: gracias a ellos tenemos las mejores colecciones del país”, señala Capurro.
En aquella icónica instalación performática de Bony, la familia posó sobre una tarima durante los diez días que duró la exposición. Un cartel indicaba que el artista pagaba a sus modelos el doble de la suma que el padre ganaba por tiempo equivalente en su trabajo habitual. Con esta obra, Bony puso en el centro de la escena mecanismos de cosificación.
“En los años 60 se debatía muchísimo sobre la necesidad de llevar el arte a las masas. Quise realizar el proceso inverso: colocar a los trabajadores en los espacios tradicionales del arte”, dijo Bony, quien además contó que como el Di Tella recibía un subsidio de la Fundación Rockefeller le pareció interesante utilizar el dinero de uno de los “más grandes exponentes del capitalismo mundial” para hacer esta obra.
Desde fines de 1968 hasta mediados de la década del setenta, Plate junto con Bony, Margarita Paksa y Pablo Suárez decidieron no trabajar más con galerías. Plate luego se fue: el primer destino fue Caracas, después fue invitado a participar en una muestra en Nueva York con Warhol, Oldenburg y Stella. Más tarde se fue a París. “En la puerta del Di Tella había un policía con una ametralladora: decidí irme”, cuenta Plate vía telefónica, desde París.
La muestra incluye un extracto de La ballena va llena, película filmada por Estrella del Oriente en Budapest, París, Buenos Aires y Nueva York, estrenada en 2014 (con éxito rotundo en la Maison de l'Amérique latine, en el Bafici y en el Malba) y a partir de la cual se inició la investigación que dio origen a esta imperdible muestra. Con un equipo, Capurro entrevistó a Larry Has, miembro del directorio del Museo Whitney, y a Françoise Martin, encargada de proyectos del Palais de Tokio, entre otros miembros del directorio de diferentes museos. Resulta imperdible, la respuesta de Has cuando le plantean trasladar 120 mil migrantes.
“Nosotros les explicamos que teníamos un principio de financiamiento para una nave que recorrería, en el caso de Europa, el Mediterráneo, llevando de los países más desfavorecidos a quienes quisieran migrar hacia los países más desarrollados de Europa. Les explicamos que analizamos la cuestión acerca de que las obras de arte podían circular libremente por los países centrales y que, por lo tanto, a través del mecanismo del arte, también pensábamos que podíamos convertir en obra de arte a las personas: esto solucionaría el problema legalmente, ya que podrían entrar sin inconvenientes”, cuenta Capurro, que además es abogado y se dedicó a estudiar exhaustivamente la legislación internacional sobre el tema. Y añade: “Cuando lo planteamos quienes están en el mundo del arte entendieron que conceptualmente el mecanismo era correcto. Porque la extensión del concepto de obra de arte no tiene límites. Pedíamos apoyo para desarrollar el proyecto en los museos y que nos avalasen. Esto fue considerado: en general todos decían que estaban de acuerdo. El problema fue más bien institucional”.
El registro de Vivo-Dito de curadores en Proa, fotoperformance realizada por el colectivo y protagonizada por Rodrigo Alonso y Florencia Battiti, reconocidos curadores, y por una artista caracterizada de migrante árabe, reactualiza los emblemáticos Vivo-Dito que Alberto Greco empezó a hacer por las calles de Madrid. Con esa acción, señalizó y firmó objetos, personas y situaciones, convirtiéndolas en obras de arte. Amplió la circulación del arte a nuevos públicos y unió arte y vida. Un gesto conceptual efímero y potente, que ahora ilumina un viaje en barco para hacer pie en tierra firme, guiados, desde luego, por la Estrella del Oriente.
La ballena.El metamuseo se puede ver en el Centro Cultural Kirchner, Sarmiento 15, salas de exhibición del séptimo piso. De miércoles a domingos, de 14 a 20. Hasta el 18 de diciembre. La película La ballena va llena se podrá ver los domingos 16, 23 y 30 de octubre, 18h en Sala B del 6 piso. Gratis, por orden de llegada.