El lunes a la mañana dos agentes de civil esperaron a Pedro Eduardo Giromini en la puerta de la Terminal A del aeropuerto de Ezeiza. Quienes vieron la escena observaron su ingreso, como todos los días, entre los mostradores 23 y 25, en dirección a la zona operativa del aeropuerto. Cuando iba llegando, los dos agentes lo pararon. Le pidieron que se identifique. Pidieron documentos. Y a continuación, le sacaron la credencial y se lo llevaron preso. Giromini no dijo nada. Ni si quiera levantó la voz, como alguna vez hizo con los trabajadores del aeropuerto, donde en abril del año pasado fue designado como gerente de Prevención, Protección y Seguridad de Intercargo SA, la empresa encargada de los servicios en tierra de aviones en aeropuertos de todo el país, designado por quien entonces era gerente general de la compañía y hoy CEO de Aerolíneas, Mario Dell’Acqua. Giromini acaba de ser detenido con otros cuatro marinos por el juez federal de Bahía Blanca Walter López da Silva en el marco de las investigaciones por crímenes de lesa humanidad. Los puestos de jefatura los conoce bien desde muy joven: en 1976 era jefe de Personal, jefe de Logística y ayudante del comandante del Batallón Comando de la Brigada de Infantería de Marina Nº1. Se le imputan secuestros, tormentos, muerte y eliminación del cuerpo de seis personas. También es uno de los hombres de la Armada emparentados por vía política a Jorge Vildoza, el prófugo más longevo de la ESMA.
“La imputación se hizo el año pasado a partir de las investigaciones que continuamos realizando en Bahía Blanca con la enorme cantidad de datos que surgieron en el primer juicio de la Armada de esta jurisdicción que concluyó a fines de 2015”, explicó a PáginaI12 el fiscal ad-hoc José Nebbia, quien con Miguel Angel Palazzini pidió la detención en agosto de 2016. “Bahía Blanca era la sede del Comando de Operaciones Navales (COOP), el cerebro de la Armada para los tiempos de guerra”, dice. En la zona que era asiento de tres Fuerzas de Tareas, el primer juicio dio cuenta de la estructura y de quiénes la integraron. “En ese momento vimos muchos legajos en los que a diferencia de los del Ejército, encontramos que las calificaciones incluían felicitaciones vinculadas a la lucha contra la subversión y la partición en los grupos de tareas”. Este fue el caso Giromini.
“Sobresale por su capacidad de trabajo, es excepcional su entusiasmo y deseos de completar con rapidez las tareas que se le encomendaron, en las cuales logra el éxito acorde con su jerarquía y experiencia”, lo felicitó el segundo comandante, Emilio José Schaller. “Sobresale nítidamente del resto de los oficiales de su jerarquía que conozco”, agregó. “Inteligente, rápido, resuelve las situaciones que se le presentan con singular habilidad y acierto. Respetuoso y merecedor de la más amplia confianza. Como oficial de Personal y Logística su desempeño fue altamente satisfactorio, poniendo de manifiesto excelentes condiciones naturales de memoria y organización. Como ayudante del comandante se integró rápidamente y me hizo sentir interpretado y respaldado.” De acuerdo con los datos de la causa, en ese período, con el grado de teniente de corbeta, Giromini se desempeñó como jefe de Personal, jefe de Logística y ayudante del comandante del Batallón Comando de la Brigada de Infantería de Marina Nº1. Se le imputan: el secuestro de una víctima; secuestros y aplicaciones de tormentos en el caso de 18 personas y secuestros, aplicaciones de tormentos, muerte y eliminación del cuerpo de seis.
El año pasado, poco después de su designación, PáginaI12 reveló la presencia de Giromini en Intercambio. Dell’Acqua también había puesto en funciones a otro ex agente de la marina, Enrique Piaggio, nombrado en los juicios de Mar del Plata. Los dos fueron designados en la misma área. Uno como gerente y otro como subgerente. La Federación Argentina de Personal Aeroportuario (FAPA) envió una carta de repudio a la dirección de la empresa. Los trabajadores organizaron un escrache público con afiches en baños y paredes de Aeroparque y Ezeiza: “No queremos represores ni torturadores”, decían. Intercargo SA no hizo gestos públicos. Su titular respondió por carta que ambos estaban allí en “base a su idoneidad, experiencia y sólidos conocimientos profesionales”. Al poco tiempo, Piaggio dejó de ser visto. Giromini intentó cultivar la amistad de los trabajadores. Hasta los invitó a algún asado. Cuando “le salía el tono de milico”, dicen los testigos, intentaba volver atrás con un pedido de disculpas.
Pedro Eduardo Giromini nació en 1953. Ingresó a la Armada el 2 de marzo de 1970. Y se fue con un retiro voluntario el 1 de enero de 1999, con grado de capitán de fragata, luego de haber pasado por Estados Unidos como agregado naval durante el gobierno de Carlos Menem. En dictadura, pasó de teniente de corbeta a teniente de fragata con destinos posteriores en la Compañía de Vigilancia y Seguridad de la Escuela Naval Militar de Río Santiago, una estructura que contenía a los grupos operativos, como sucedió en la ESMA. En 1977 calificó a un suboficial infante de marina de la escuela, operativo de la Fuerza de Tareas 5. El legajo señala que mostró seriedad, aplomo, iniciativa y extrema responsabilidad en situaciones de peligro frente al enemigo.
En la historia más extensa de la Marina, Pedro Eduardo es parte de una familia con lazos profundos con la Armada. Su hermano Alejandro era teniente de Fragata en Mar del Plata durante la dictadura y es mencionado por un testigo de identidad reservada en un expediente de la Secretaría de Derechos Humanos: “iba y venía muy seguido al calabozo. Era flaco y alto, y muy burdo. Era jefe de primer año. Hacía mucho hincapié en que todo el mundo era malo, de no juntarse con los civiles que eran todos subversivos”. Rodolfo Fernando Giromini, otro hermano, fue piloto del Ejército entre 1978 y 1983, pasó por Campo de Mayo, según datos del Ministerio de Defensa. Y se casó con Mónica Vildoza, hija de Jorge Vildoza, segundo de la ESMA.
Con Giromini quedaron detenidos Rodolfo Carmelo Francisco Luchetta, Jefe del Departamento Operaciones del Comando de Operaciones Navales con grado de capitán de Navío; Mario Jose Bilesio de la Compañía Pitón con grado de teniente de fragata; Heberto José Rubattino del Centro de Instrucción y Adiestramiento en Armas de la Base Naval Puerto Belgrano con grado de teniente de navío y Luis Oscar Conti del Centro de Instrucción y Adiestramiento en Máquinas y Electricidad con grado de suboficial electricista.