Para hablar de una obra, ¿es necesario hablar de su autorx? Sí, porque de dónde venimos es parte de lo que hacemos. Gemma Ríos nació en Morón y creció en Hurlingham, en el Conurbano bonaerense. Es profesora de teatro y clown. Forma parte del dúo Las Carmelitas Clown junto con Carmín Lupe. 

Gemma es travesti y, aunque ella ironice con que no, es poeta. Su primer libro salió publicado el año 2020 por Editorial Mutanta. El veneno de estas guachitas es un poemario oscuro, aparecido en pandemia, ¿cómo no atender a una obra poética libro de poesía en un contexto tan incierto, en un momento en el que tuvimos tiempo para pensar? Pensar, entre otras cosas, por qué hay tan pocos libros de los que somos autorxs quienes no nos identificamos con el género asignado al nacer. Es una suerte de explosión silenciosa, abre una puerta y te deja esperando por algo más. 

En 2021 apareció Andrógina por Sudestada, un compendio de poesía que juega también con otros géneros, como el dramático, rescatando constantemente a un Federico Lorca dialogando con la poesía travesti. Un pasito más dentro de ese salón al que Gemma nos arrastra casi sin pedirnos permiso, pero con una dedicación a la escritura que lo justifica todo acercándonos a ese algo más. Así, llegamos a La lluvia llega a todos lados por Elemento Disruptivo. Mientras que en los libros anteriores la identidad y la familia, la denuncia, el enojo, la rebeldía se hacían presentes y tomaban protagonismo, su tercer libro viene a calmar un poco las aguas turbulentas y hace el ejercicio de plantear más preguntas en vez de respuestas. 

Con este carácter más reflexivo, aunque igual de combativo, Gemma nos interpela directamente: “¿seremos siempre pocxs / lxs que escupimos a la yuta / cuando encierran a una trava?” Al mismo tiempo, abundan los elementos bucólicos, aunque aquí los fantasmas reemplazaron a los pastores propios de aquel género. “(...) todo reverdece / con forma botánica / en un paisaje regado por sus manos”. Quizás algo del pasaje de Hurlingham, en este Buenos Aires que nos acostumbra a estar tan apretadxs, a Traslasierra en el norte de Córdoba, a donde la autora migró, pueda explicar algo de la presencia y la necesidad de esos elementos. 

¿Cómo hablar sobre nosotrxs, de nosotrxs, desde la intimidad a la que nos invita la poesía para estallar hacia un yo poético público, político, desnudo, pero cuidado y sin el morbo que se espera de nuestros procesos identitarios? La lluvia llega a todos lados demuestra que la poesía también, llega a todos lados si sabe cómo apuntar y que las redes que construye reuniendo a Gemma como autora y a Nicolás Colfer como editor le permite un fluir que se estaciona para hacerse producto colectivo. Sí, hay relatos alrededor de la identidad, de la identidad travesti trans, del cambio rotundo de territorio, de la infancia, pero Gemma ha construido una voz propia que llega a este libro como “un sauce que crece a orillas del río / él no necesita que nadie lo riegue”. 

Es un hablar crudo y salvaje pero cuidado, una forma propia de la poesía donde las palabras tienen el poder de dejar de ser palabras y constituirse un todo, un abrazo de lo imposible, eso que es un poemario. Esta apertura a las incógnitas es a lo que la poesía debería arrastrarnos, con el compromiso estético como horizonte. 

¿Qué cambió desde El veneno de estas guachitas hasta La lluvia llega a todos lados en tu proceso de pensar la escritura? 

--Cambió la confianza personal de que escribir podía ser una arista más dentro de todas las que puedo ser como intérprete, actriz, payasa travesti, escritora, ¿poeta?, cantante y ¿cuántos matices más sin que tenga ni un sólo aval académico? Si no la experiencia del hacer junto a personas que me acompañaron. Siento muy fuerte que El veneno de estas guachitas abrió la puerta, una puerta que comienza arrimada estando en soledad, en mi intimidad en un momento agrio de mi crecimiento. En cambio en Andrógina la confianza en mi escritura ya estaba plantada, fue juntar toda esa catarsis, resignificar textos que hablaban de vínculos que ya no estaban, de transiciones que se venían asomando con el paso del tiempo, de poder ofrendarme relatar a las distintas femeneidades de mi familia materna dándome ése lugar entre ellas que de algún modo sentía que el entorno no me reconocía por una cuestión meramente genital. Y en La lluvia llega a todos lados salí de mi lugar de confort, Nicolás como editor me invitó a preguntarme más que a denunciar, aunque la ironía o el humor aparecen, la denuncia también, pero el entorno, el silencio de un pueblo en el monte en pandemia hicieron que toda mi forma de escribir sea otra. 

¿En qué influyó la mudanza a Córdoba? 

--Prometí no hablar del lugar como lo podría hacer una persona nacida y criada, no quería ser una de esas personas que se fanatizan con un modo de vida alejada de la ciudad donde el sólo hecho de irme de Buenos Aires me hacía superior a la gente que aún “no conecta con el hecho de irse de la city”. No amor, soy travesti, y todo lo que a una persona cis le puede ser una oportunidad de cambio positivo a nosotrxs nos pega desde otro lugar porque en pueblo chico el biologicismo, la transfobia, o el miedo que da nuestras presencias existiendo, esa información que en definitiva las útero sagradas (terf ocultas) no están preparadas a escuchar y que por el sólo hecho de ser mayoría en muchas situaciones se traduce en violencia direccionada a nuestras identidades. De eso sí quise hablar, de cómo es llegar a una aldea que tiene la dictadura del bien como lema y respirar ese trans odio que también existe, por eso el título del poemario (una frase que me dijo mi tío comunista antes de mudarme). Por otro lado pude robarle tiempo al silencio para escribir, a las siestas serranas, detenerme en esos momentos que la naturaleza viva ofrenda si una sólo se dedica a observar. Influyó porque hay una crudeza que da la austeridad de buscar leña para calentar la casa, de sorprenderme con la inmensidad de las sierras cuando levantás la mirada, o de sentir de cerca como el calor del verano hace que la fauna te respire en la nuca.

¿Cómo pensás la poesía desde los márgenes? 

--Estar en los márgenes identitarias, literarios, o geográficos no fue una elección, nací en el margen, me construí en el margen como persona no hetero cis, y hace 16 meses que me corrí de la geografía asignada saliendo de Hurlingham para moverme a Traslasierra después que un vecino desde la calle nos tiró piedras en el patio de casa y en ese momento me dio terror que lastimara a las amigas animalas o las amigas hermanas que convivíamos ahí. No sé si pienso a la poesía así, o si sólo escribo desde los márgenes que habito/é. 

La lluvia llega a todos lados fue editado por Elemento Disruptivo y se consigue en www.elementodisruptivo.com.ar

Vestuario de paraguas reciclados realizado por @ginapeiretti.artextil

Maquillaje y estilismo: @dennsemperena