El Poder Ejecutivo hizo múltiples esfuerzos ayer por tratar de quitarle atención a la trepada del dólar de las últimas semanas y evitar una reacción negativa. El presidente de la Nación, Mauricio Macri, intentó restarle importancia a los sucesivos record –día tras día–, señalando que “no hay de qué preocuparse, el Banco Central tiene muchísimas reservas, muchas más de las que teníamos hace 18 meses; hoy hay decenas de miles de millones”, admitiendo implícitamente, de todos modos, que tiene en mente el cálculo de la capacidad de la autoridad monetaria de hacer frente a una corrida cambiaria. Marcos Peña, Jefe de Gabinete, optó por la fórmula “lo teníamos fríamente calculado”: afirmó, en conferencia de prensa, que “la suba del dólar era previsible” y, además, rechazó que el gobierno prevea un ajuste después de las elecciones. “Es un fantasma que agitan los que ya no pueden construir esperanza”, aseguró con una estudiada metáfora.
“Flota, sube y baja, no me preocupa, beneficia a las economías regionales, beneficia la generación de empleo, hace a un equilibrio de la economía; no hay de qué preocuparse”, sostuvo Macri, y manifestó que el foco debe estar en la inflación. Las afirmaciones del jefe de Gobierno, sin embargo, chocan contra los datos de la economía real. El dólar entró en una trepada constante y ya no se mueve en un subibaja. No genera equilibrio sino desequilibrio, con un fuerte salto en los últimos dos meses, que no sólo afecta el costo de los insumos importados, sino muchos productos y servicio locales dolarizados. Y dudosamente beneficie a las economías regionales, que tras la megadevaluación experimentaron que los perjuicios eran más que los beneficios: se elevaron los costos de sus insumos (agroquímicos y fertilizantes importados, y el maíz para alimentar animales) mientras que los mercados externos para sus productos se cerraban o bajaban los precios.
Sin embargo, Macri manifestó que la población debería desentenderse del precio del dólar y que el foco debe estar en la inflación. “A los argentinos les digo que no se preocupen por el dólar, hay que preocuparse por bajar la inflación, trabajar en las empresas para bajar los costos y ofrecer productos de calidad y más baratos, para que nadie tenga que irse a Chile a conseguir cosas más baratas”, sentenció.
La trepada del dólar también tuvo repercusiones en el Ministerio de Hacienda, con contradicciones que ayer salieron a la luz. “No nos preocupa que el dólar esté en la tapa de los diarios”, aseveró ayer en una entrevista Sebastián Galiani, secretario de Política Económica, menos de una semana después que el ministro Nicolás Dujovne, su superior inmediato, postulara que “el dólar ha salido de la tapa de los diarios y ya no es una preocupación de las familias”, cuando el dólar había llegado a 16,30. Pero esta semana volvió a las tapas, y no sólo de los diarios especializados.
En tanto, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, brindó una conferencia de prensa tras la reunión del presidente de la Nación con ministros y funcionarios en el Centro Cultural Kirchner. En referencia a la suba del dólar, señaló que “era previsible; el Banco Central le da flexibilidad a la moneda y eso está bien; algunos sectores creen que está atrasado y otros que no. Lo importante es que el Central monitorea el tipo de cambio”.
Marcos Peña no sólo negó que la disparada del dólar vaya a afectar a los precios internos. Lo mismo dijo con respecto a la suba de los combustibles. “El aumento de la nafta tiene que ver con una política gradual de convergencia hacia precios internacionales. Creemos que en este año va a acompañar la inflación y confiamos en que el camino de reducción de inflación está consolidado. La suba en el gasoil no va a impactar en el transporte”, afirmó. Y rechazó además que el gobierno nacional prepare un ajuste para después de las elecciones, para cumplir con las metas de déficit fiscal. “La Argentina después de las elecciones necesita seguir creciendo y estamos convencidos de que el crecimiento del año que viene va a ser aún mayor al de este año. No viene un ajuste, eso es un fantasma que vienen agitando los que ya no pueden generar esperanza, sino miedo”, se defendió.