Llego a mi casa y en la subida de la escalera me encuentro un paquete envuelto en papel madera. Lo abro pensando que es un libro más y así empiezo a leerlo, pero La encomienda (Anagrama), la última novela de la escritora colombiana Margarita García Robayo, no es uno más. Desde las primeras páginas, una se sumerge en un universo interno tan privado que hasta puede sentir las emociones de la narradora, una periodista que escribe a pedido pero que en realidad quiere escribir su primera novela. La paradoja es que aun adentrándonos en sus pensamientos más íntimos, nunca se nos dice su nombre.

Escrito en primera persona, la novela transcurre en la Ciudad de Buenos Aires, en otoño. “A mi hermana le gusta mandarme encomiendas. Es ridículo porque vivimos lejos y la mayoría de las cosas se estropean en el camino. Lejos es una palabra demasiado corta cuando se traduce a la geografía: cinco mil trescientos kilómetros es la distancia que me separa de mi familia. Mi familia es ella. Y mi madre, pero yo no tengo ninguna relación con mi madre. Me parece que mi hermana tampoco. Hace años que casi no me habla de ella, aunque supongo que se sigue ocupando de sus cosas. A veces me da curiosidad saber qué fue de la casa en la que vivimos de niñas, pero no pregunto porque la respuesta puede venir con información que prefiero no tener”, empieza La encomienda y una no puede parar de leerla hasta ver qué hay al final.

En 191 páginas, la narradora y protagonista va entrelazando su vida cotidiana (trabaja en una agencia de publicidad, tiene un novio documentalista y vive sola en un departamento con balcón y terraza) con los recuerdos difusos de su infancia y la relación con su madre. La amistad, la sororidad, la relación entre vecines también es narrada en este libro pero lo que más llega es la manera de contar sus propios pensamientos y emociones. “A veces la evasión consiste en imaginar un hueco negro en el pensamiento por el que lanzo enumeraciones capciosas, o palabras parecidas en su forma y significado. En todo caso, la evasión es siempre un juego tonto que me ayuda a desviar el foco”, se lee en el primer capítulo.

La encomienda es una de esas novelas que marcan un antes y un después, como le pasa a la protagonista cuando logra abrir la caja que le manda su hermana. En palabras de Robayo: “Con qué rapidez se hace pedazos la cáscara de una rutina. Cualquier rutina, por sólida que sea, es arrasada por lo imprevisto”. Con una notable economía de medios pero con mano maestra, la novela inquieta desde el principio y nos conduce por los laberintos de la protagonista en los que la incertidumbre, los recuerdos, los miedos, la soledad, las relaciones familiares se funden con los anhelos de futuro.

Margarita García Robayo nació en Cartagena en 1980, es autora de las novelas Hasta que pase un huracán, Lo que no aprendí, Educación sexual y Tiempo muerto; de varios libros de cuentos entre los que se destacan Cosas peores, ganador del Premio Literario Casa de las Américas 2014; del libro de microrrelatos Las personas normales son muy raras y del libro de ensayos Primera persona. En 2018, bajo el título de Fish Soup, se publicó en inglés una compilación de algunos de sus cuentos y novelas que formó parte del prestigioso listado Books of the year del diario The Times. Su obra ha sido traducida al inglés, francés, portugués, italiano, hebreo, turco, islandés, danés y chino, entre otros idiomas. Como la protagonista de su última novela, vive en Buenos Aires.

En palabras de Leila Guerriero: “Margarita García Robayo es un sofisticado sistema de capas… Tiene elegancia, tiene perfidia narrativa. Tiene un mundo dentro de la cabeza, y es un mundo complejo, lleno de aristas, de contrastes”.