La muerte de la reina Isabel II dejó muchos interrogantes a su alrededor, su fortuna, su testamento y a quién le quedarán sus joyas. Pero es el diamante Koh-i-noor, incrustado en su imponente corona, el que sigue causando atención, después que la India lo volviera a reclamar al Reino Unido.

Este martes fue tendencia en Twitter el pedido para que el gobierno británico devuelva las joyas que consideran pertenecen al gobierno indio, entre ellos el famoso Kohinoor, un diamante de 105 quilates arrebatado por “el imperio saqueador”.

La historia del Koh-i-noor

El Koh-i-noor, que significa "Montaña de la Luz", tenía originalmente unos 186 quilates y, aunque se desconocen sus orígenes exactos, lo más probable es que se descubriera en el sur de la India en el siglo XIII. El diamante pasó por las manos de varias dinastías, comenzando con los mogoles en el siglo XVI, luego los persas y luego los afganos, antes de que el sikh Maharaja Ranjit Singh lo obtuviera en 1813.

Maharaja Duleep Singh, el hijo y sucesor de Maharaja Ranjit Singh, mantuvo el diamante hasta que los británicos se quedaron con Punjab en 1849. A Duleep, de solo 11 años, le tocó firmar el Tratado de Lahore, que también estipulaba que entregaría el diamante a la Reina de Inglaterra.

Lord Dalhousie, un estadista escocés y gobernador general de la India, obligó a Singh a "regalar" el diamante a la reina Victoria, escribió Dalhousie en una carta en agosto de 1849 a su amigo Sir George Couper. “Tenía visiones de que se convertiría en la pieza central de la corona imperial británica y tenía visiones de sí mismo haciéndose famoso por facilitar la apropiación de la piedra por parte de la corona”, dijo Dalhousie en ese momento.

El diamante se envió a Inglaterra y, después de una inspección, se dio a conocer al público en la Gran Exposición de 1851, donde muchos quedaron impresionados con él.

Para mitigar el escándalo, el príncipe consorte Alberto hizo volver a cortar y pulir el diamante, dejándolo casi a la mitad de su tamaño original, unos 105 quilates, pero más brillante, según un informe de la BBC. Inicialmente usado con moderación como broche por la reina Victoria, el Koh-i-noor se convirtió en parte de las joyas de la corona: primero se colocó en la corona de la reina Alexandra y luego en la corona de la coronación de la reina madre en 1937. La reina Isabel II también la usó durante su coronación en 1953, según Royal Trust Collection.

Oídos sordos

El impulso para que Gran Bretaña devuelva el diamante no es nuevo. India, Pakistán, Irán y Afganistán exigieron repetidamente que los británicos lo devuelvan, pero los británicos se negaron rotundamente. El argumento fue que lo consiguieron legalmente, tras el tratado de Lahore, que no deja de ser un tratado firmado tras una guerra de conquista, con elementos coercitivos.

Se desconoce a quién otorgará el rey la corona y el diamante. Muchos comentaristas especulan que se entregarán a Camilla, la nueva reina consorte. Si se mantiene el patrón de lo que sucedió con los monarcas anteriores, debería convertirse en parte de las joyas disponibles para que las use el rey.

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