A 31 años de su última actuación en Buenos Aires, Billy Idol regresó a la capital argentina para ofrecer dos recitales. El primero sucedió el domingo en cancha de Vélez, donde actuó previamente a la performance de Green Day. El otro, el martes en el Luna Park, solo y con entradas agotadas. Antes de subirse al escenario del estadio erigido en Corrientes y Madero, el artista inglés hizo algo de tiempo para compartirle a la prensa sus impresiones acerca de esta vuelta al país, al igual que para hablar sobre su inminente disco. Lleva por título The Cage, y estará disponible a partir del próximo 23 de septiembre. Se trata de un EP, compuesto por cuatro temas, que tiene en “Cage” su primer corte promocional.
Si bien el single es un hard rock que representa muy bien la impronta sonora del cantante, quizá el dato curioso es que aparecerá a través de Black Horse Records: el sello discográfico del desaparecido beatle George Harrison.
Una vez que entró en el salón de conferencias del hotel en el que se hospeda, en el barrio de Recoleta, el músico se mostró de muy buen humor y hasta rozando la timidez. A pesar de sus 66 años, y de haber llevado una vida propia de la normalidad del rock más antigua, a Idol se le vio en estupendas condiciones. Al menos ahí sentado. Aunque su lucidez lo respaldaba.
Luego de afirmar que el público argentino es fantástico, y que nunca logró olvidarlo, el cantante y compositor se refirió inmediatamente a su nuevo material. Y es que su salida coincide con la celebración de los 40 años de la aparición de su primer álbum en solitario, titulado igual que él y que contiene el tema que le aseguró un lugar en el cenit del rock : “Dancing With Myself”. Pese a que el punk fue el primer estilo que lo identificó, de lo que da fe ese himno, otros estilos musicales (entre los que destacan la new wave y el cyberpunk) atravesaron su obra sin que hicieran mella en su identidad artística.
Al momento de referirse sobre el tipo de temática con la que encaró The Cage, Idol no dejó de sorprenderse por los 40 años de ese lanzamiento e hizo un breve recorrido hasta el flamante repertorio. “En algún momento me enamoré del rock and roll, y en 1976 decidí que lo convertiría en mi estilo de vida”, afirmó el otrora frontman de la banda Generation X. “A partir de ese momento, encontré diferentes tópicos para abordar, entre los que sobresalieron lo que le sucede a mis amigos o lo que pasa a mi alrededor. Puntualmente The Cage hace alusión a los dos años en los que estuvimos encerrados a causa de la pandemia. Sólo quería hablar sobre eso, y lo loco que fue. Casi nos hicimos amigos de los demonios y zombis, los cuales buscaban entrar en cualquier ventana que encontraran. Pero eso no sólo sucede en pandemia, sino que puede pasar en cualquier momento. Especialmente cuando uno siente que está retenido por la sociedad, la vida o el mundo alrededor”.
A manera de previa sobre el disco, mientras los hacía, el también actor adelantó que este puñado de canciones serían ruidosas, potentes y divertidas. Ahora que está por salir, se le consultó si le quedó algo más por decir. “Una de las canciones, ‘Running from the Ghost’, trata sobre cómo Steve Stevens (guitarrista de su banda y mano derecha de Idol) y yo escapamos de las drogas. Lo que sigue siendo uno de mis miedos”, reveló. “En tanto que ‘Rebel Like Me' es un tema que puede ser para cualquier mujer, incluyendo a mi nieta. Lo interpretamos juntos en Las Vegas”.
El músico oriundo de Stanmore, pero cuya vida y obra tiene en los Estados Unidos su otra patria, aprovechó ese diálogo vespertino para asomar lo que siempre petendió con su sonido. No sólo ahora, sino cuando llegó a Nueva York. “Siempre busqué un sonido ‘Billy Idol’. Al igual que sucedió con muchos artistas que me inspiraron, nunca me quise quedar en un solo estilo. Por más que mi actitud sí sigue siendo punk rock”.
Pese a que nunca dejó de producir nueva música, por más que su discografía no ha sido tan prolífica en los últimos años (el antecesor de The Cage apareció en 2014, y se llama Kings & Queens of the Underground), lo que sucedió al menos en estos días en Buenos Aires ofrece una idea de que la obra de Billy Idol también es valorada por las nuevas generaciones de público. “Pensé que esta nueva aventura iba a durar seis meses, y si eso sucedía me parecía que estaba bien. Todo lo que hago es por amor a esto, y por eso sigo activo”, justificó. “Pero lo que sucedió acá me sobrepasó. Le doy las gracias al público argentino por ser tan terriblemente increíbles”. Si el músico británico consiguió llegar hasta esta instancia de su carrera, en parte tiene que ver con la sintonía que tiene con Steve Stevens. Y eso lo reconoció en la conferencia de prensa, donde también confesó que David Bowie es el artista con el que le hubiera gustado componer por lo menos un tema.
Tras todos estos años en los escenarios, que ya suman 46, Idol comprendió el valor de llevar una vida más cuidadosa. “Me importa mucho todo lo que hago, y al ser cantante mi voz es mi principal instrumento”, apuntó. “Y para ello ejercito, hago pilates y también practico reiki. Eso es todo lo que hago para que salga bien un show como el del domingo”. A propósito de su condición de cantante, el legendario artista, aparte de su rubia cabellera (en la que sobresalen esos pelos parecidos a unas astillas a punto de saltar), tiene como principal identikit su particular voz. Y que a lo largo del tiempo ha tenido que ir adaptando a la edad (tal como evidenció en cancha de Vélez), lo que deja de manifiesto su dignidad y honestidad. Al respecto reconoció que no es el mejor cantante, pero siempre intentó mantener su estilo. A diferencia de algunos cantantes que andan en circulación, y que no niegan las oportunidades que le brinda parecerse o imitar a otras personas.