Una de las sonrisas más cautivadoras de Hollywood se apagó el 14 de septiembre de 2009. Luego de haber sufrido abusos físicos desde pequeño y presión por parte de sus padres para “ser el mejor”, Patrick Swayze cargó con esos demonios de por vida, refugiándose en el alcohol y las drogas. Sin embargo, no fueron las adicciones las que lo mataron, sino el cáncer.
"Ser el mejor"
Nacido en Houston, Texas, el 19 de agosto de 1952, el joven Swayze comenzó su carrera desde muy temprano, luego de que su madre (una reconocida profesora de danza) lo subiera a un escenario casi al mismo tiempo de que comenzara a caminar.
“Mi padre -un antiguo jinete de rodeos- quería que yo fuera vaquero y deportista”, contó el actor alguna vez en una entrevista. “Mi madre no creía que alguien se pudiera llamar artista hasta conocer bien los distintos niveles de las artes. Así que los probé todos”, relató.
La esposa del actor, Lisa Niemi, dio cuenta de los abusos físicos en una entrevista para la revista People: "Patrick contó en privado que su padre le dijo a su madre (Patsy) que se divorciaría de ella si volvía a tocar a su hijo (…) Después de eso ella no volvió a pegarle más", contó entonces Niemi.
Al igual que sus 4 hermanos, Patrick terminó siendo bailarín y actor gracias al trabajo de su madre, Patsy Swayze, directora de la Swayze School of Dance, la misma que dirigió las coreografías de Dirty Dancing (1987).
Esto llevó a que el actor recibiera burlas de sus compañeros de escuela, por lo que su madre también lo anotó en una escuela de artes marciales para que aprendiera a defenderse.
“Mis padres solo aceptaban un primer puesto, y yo tenía que lograrlo”, relató en una ocasión. “Pensaba que solo era una máquina, y no sabía si había algo dentro de mí que le pudiera interesar a alguien, así que tenía problemas de autoestima”.
Estas declaraciones atestiguaban una infancia y adolescencia que serían el preludio hacia una adultez plagada de adicciones.
La llegada del amor y el camino hacia la fama
Patrick Swayze y Lisa Niemi, su compañera hasta sus últimos días, se conocieron en la academia de baile cuando ella tenía 15 y él 20. Aunque no fue hasta varios años más tarde cuando se enamoraron y casaron.
En el medio, Patrick comenzó a jugar fútbol americano. Sin embargo, una lesión de rodilla hizo que nunca más volviera a ese deporte, una actividad que le trajo también varias operaciones en las que casi pierde la vida.
Al recordar este hecho, Swayze afirmó que dejar el deporte fue “lo mejor que le pudo haber pasado”, ya que le permitió tener tiempo para dedicarse de lleno a la actuación.
Tras haber sido el príncipe de Blancanieves en una producción de Disney y haber pasado por Broadway en algunas obras, decidió probar suerte en el mundo del cine.
En 1979, ya casado, se mudaron con Lisa a Los Ángeles con unos pocos dólares ahorrados. "Trabajé en una planta siderúrgica, como dependiente en una tienda de ultramarino,... Nos gustaba la carpintería, y montamos un negocio juntos”, contó sobre sus inicios y su lucha por cumplir su sueño.
Tras haber tomado notoriedad en la película Skatetown (1979) y haberse ganado algo de respeto luego de compartir cartel junto a Tom Cruise, Rob Lowe y Matt Dillon en la producción de Francis Ford Coppola The Outsiders (1983), a Swayze le llegaría la consagración en 1987 con Dirty Dancing, dirigida por Emile Ardolino.
“Dirty Dancing fue el vehículo perfecto para Patrick, porque el personaje de Johnny Castle guardaba un tremendo parecido con el Patrick Swayze de la vida real”, opinó Wendy Leigh, autora de la biografía Patrick Swayze: One Last Dance. “Johnny era masculino, noble, glamuroso, pero sensible y dulce a la vez. Y todas esas características las comparte con el Patrick Swayze de carne y hueso”.
Sin embargo, esta imagen de macho contrastaba con el infierno interior con el que luchaba el intérprete: “Me dediqué en cuerpo y alma a hacer de budista durante seis años. Tomaba té y me dedicaba a la meditación trascendental, la cienciología y todo lo que podía, porque no estaba a gusto del todo conmigo mismo. Intentaba matarme en moto y ese tipo de cosas. Era bastante autodestructivo”, afirmó el actor.
Uno de los grandes golpes en su vida fue la muerte de su padre, en 1982, de forma repentina por un ataque al corazón. Mientras, su adicción a la bebida crecía a punto de destruir su matrimonio y su carrera, ya que el actor se refugiaba en el alcohol para lidiar con la fama repentina.
Varios años después, Lisa aseguraría que Patrick “era el mejor hombre sobre el planeta, salvo cuando tomaba una copa”.
La consagración mundial con Ghost
Luego de un ultimátum de Lisa, el repentino sex symbol se internó en una clínica de rehabilitación, una decisión que no solo salvó su pareja sino que trajo aparejada otro de los grandes papeles por los que será recordado Swayze.
En Ghost: la sombra del amor (1990), el actor interpreta a un yuppie que es asesinado en circunstancias misteriosas y que trata de comunicarse a través de una vidente con su esposa (la entonces ascendente Demi Moore). La película lo catapultó a la fama internacional de forma definitiva.
La década de los 90 lo vio involucrado en otras películas exitosas como la aclamada Point Break (1991) y Reinas o Reyes (1995), donde interpretaba a una drag queen en una road movie. También durante estos años sufrió la muerte de su hermana, la rotura de sus dos piernas y otra internación en una clínica para tratar sus adicciones.
La peor noticia
En enero de 2008, tras sufrir una ictericia, fue diagnosticado de un cáncer de páncreas, y en marzo de eseo año se hizo pública su enfermedad.
El actor, junto a su esposa, se retiraron unas semanas al rancho que poseían en las montañas de San Gabriel, en el estado de California. Después de empezar a recibir el tratamiento contra el cáncer, Swayze volvió a Chicago para seguir rodando La Bestia, una serie de 13 episodios que terminaría su último trabajo. Su biógrafa cuenta que, pese a los fuertes dolores que padecía, el actor se negó a tomar medicamentos porque sentía que, al hacerlo, disminuían sus dotes interpretativas.
En enero de 2009, coincidiendo con el estreno de la serie, el actor viajó a Los Ángeles con la intención de promocionarla. Sin embargo, no llegó a asistir al evento porque en el camino comenzó a sufrir una tos incesante. Luego de ser internado en un hospital, sus médicos descubrieron que el cáncer se había extendido demasiado.
Legado
A lo largo de su vida, Patrick Swayze sufrió los embates de la presión familiar y del mundo del espectáculo y se enfrentó al mandato de la masculinidad, que marca una imposibilidad para expresar los sentimientos en el varón. Swayze murió el 14 de septiembre de 2009 en Los Ángeles. Tenía 57 años.
Antes de partir, el actor brindó una entrevista al New York Times, donde dijo: "¿Cómo conseguís mantener una buena actitud cuando todas las estadísticas te dan por muerto? Vas a trabajar".
Quizás sea ese el secreto para permanecer eterno y trascender: mantenerse activo. Patrick lo sabía.