Se dice que son los mejores amigos del hombre, pero ¿qué tanto se los conoce? Esos fieles compañeros que alegran el día a día tienen sus costumbres, sus formas características, sus rutinas. Sin embargo, puede ir dejando pistas, algunas actitudes diferentes, atípicas, que hacen sonar las alarmas de los dueños de que algo puede suceder con sus mascotas.
Tal es el caso, por ejemplo, de mascotas que de repente tienen accidentes, o que se pierden incluso dentro de la misma casa donde vivió siempre. La pérdida de memoria y el deterioro cognitivo son bastante comunes en los perros que envejecen. Son síntomas que se manifiestan de manera muy similar en los humanos.
Si bien no es una patología muy conocida, los perros pueden experimentar lo que se denomina como síndrome de disfunción cognitiva canina (SDC). Sus síntomas —además de la pérdida de memoria y el deterioro cognitivo— pueden ser la alteración de los patrones de sueño, la pérdida de conciencia espacial y comportamientos sociales nuevos e inusuales.
En concreto, el SDC es una patología neurodegenerativa de carácter progresivo y crónico. Afecta la capacidad de los perros mayores de 7 años de recopilar información, procesarla, retenerla y tomar decisiones sobre ella.
“El diagnóstico es una tarea difícil debido a que el propietario no suele informar los cambios de comportamiento de su mascota, por creerlos normales para la edad, hasta que estos se tornan problemáticos para su vida cotidiana”, explica un informe de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.
En tanto, especialistas consultados por Página/12 aclararon que hablar de SDC en los perros de forma general puede resultar confuso. Explicaron que el rápido envejecimiento de las mascotas hace que se vuelva muy complejo distinguir un deterioro neuronal de las características propias de la edad, como pueden ser los problemas en la visión, en el oído o el deterioro esquelético, que puede generar una movilidad lenta y reducida por los dolores.
Entonces, la pregunta que surge es si existe un déficit cognitivo producto de todas estas deficiencias de la edad o es algo asociado al alzheimer o la demencia senil.
“Con el tema del covid y la duda por el contagio en los perros, mucha gente abandonó a sus mascotas. A veces los eutanasian porque piensan que tienen enfermedades que no tienen”, aclaró la misma fuente, poniendo un interrogante sobre los diagnósticos generalizados. Como cualquier enfermedad que padecen las mascotas, es importante realizar la pertinente consulta a un especialista.
Para analizar la problemática el Departamento de Medicina Familiar de la Universidad de Washington, Estados Unidos, recopiló datos de más de 15 mil propietarios sobre sus perros, y cruzaron variables como la edad, la raza y el nivel de actividad y los síntomas del SDC en los animales.
Al final, los científicos —con la epidemióloga Sarah Yarborough al frente— descubrieron que las probabilidades de padecer la SDC aumentaban en más de la mitad por cada año de vida del perro. "Cuando dos perros tienen el mismo estado de esterilización, los mismos problemas de salud, el mismo tipo de raza y el mismo nivel de actividad, el riesgo de CCD es un 52 por ciento mayor en el perro que tiene un año más de edad que en el que tiene un año menos", aclara el informe publicado en la revista Scientific Reports.
Además, los perros descritos como inactivos tenían casi 6,5 veces más probabilidades de padecer la enfermedad. Según los especialistas esto podría marcar más una correlación, que una causalidad. Sin embargo, explicaron que todavía hace falta seguir investigando para poder sacar conclusiones.
Síntomas más comunes
Cambios en la interacción social. Las mascotas pueden volverse dependientes, requiriendo contacto y atención constante; pueden volverse más irritables con otros animales; y pueden tornarse más violentos y problemáticos que lo habitual.
Desorientación. Puede ocurrir que el perro se quede quieto mirando un punto fijo o caminar sin rumbo; en los casos más graves puede mostrar pérdida de la ubicación y olvidar, por ejemplo, el sitio donde tiene la comida o el camino a la casa durante un paseo.
Alteración del sueño. Se nota un aumento del sueño diurno y una mayor vigilia durante la noche.
Ansiedad. Muchas mascotas adquieren fobias, las más comunes son a estímulos sonoros como tormentas y vehículos en marcha.
Disminución de la memoria. En mascotas entrenadas para realizar trabajos o simples trucos, disminuye la capacidad para responder a esas órdenes.