Armenia y Azerbaiyán se acusaron mutuamente este miércoles de romper la tregua tras los peores enfrentamientos fronterizos entre ambos países desde la guerra de 2020, poniendo en peligro la negociación en marcha de un proceso de paz entre estos dos vecinos del Cáucaso, enfrentados por la región de Nagorno-Karabaj.
Al menos 105 militares armenios murieron, según anunció este miércoles el primer ministro Nikol Pashinyan, un balance muy superior al inicial de 49 uniformados provisto este martes. Pashinyan aseguró que, además, Azerbaiyán había ocupado diez kilómetros cuadrados adicionales dentro de la frontera de su país, exigiendo a las fuerzas del país enemigo que abandonaran su territorio.
Azerbaiyán, que contó cincuenta soldados muertos en su lado, propuso este miércoles devolver a Armenia los cuerpos de cien militares armenios mientras llamaba a un alto el fuego. Rusia había anunciado este martes la negociación de una tregua tras los choques, pero ambos bandos se acusaron de haberla violado poco tiempo después.
Según Armenia, las fuerzas azerbaiyanas emplearon artillería, morteros y armas de fuego de gran calibre en dirección a las localidades armenias de Jermuk y Verin Shorzha, en la frontera. "Era imposible quedarnos en nuestras casas, porque ya había bombardeos graves. Pensábamos que nuestras casas se iban a derrumbar", explicó a la agencia de noticias AFP Vardanush Vardanian, de 66 años, residente de la aldea armenia de Sotk, ubicada cerca la frontera con Azerbaiyán.
Por su parte, el ministerio de Defensa azerbaiyano, Zakir Hasanov, acusó a las fuerzas armenias de violar el alto el fuego y bombardear posiciones azerbaiyanas cerca de las localidades del país, Kalbayar y Lachín, con morteros y artillería, acusaciones que fueron desmentidas por Armenia. "A pesar de la clara reacción de la comunidad internacional sobre la situación, el liderazgo político y militar de Azerbaiyán continúa de hecho sus actos de agresión contra el territorio soberano de Armenia, apuntando a infraestructura militar y civil", remarcó el ministro.
Se rompió la tregua
La escalada del martes se produce en un momento en que Rusia, aliado más cercano de Ereván y que considera el Cáucaso como su patio trasero, está ocupada con la invasión de Ucrania. El martes, Armenia pidió ayuda a los líderes mundiales, logrando que La Unión Europea, Estados Unidos, Francia, Rusia, Irán y Turquía expresaran preocupación por la escalada y pidieran terminar con las hostilidades.
Armenia y Azerbaiyán, dos exrepúblicas soviéticas del Cáucaso, protagonizaron dos guerras en las últimas tres décadas por el control de la región de Nagorno-Karabaj. Los separatistas de etnia armenia de Nagorno-Karabaj se separaron de Azerbaiyán cuando la Unión Soviética colapsó en 1991. El conflicto posterior costó alrededor de treinta mil vidas.
Las seis semanas de combate de otoño de 2020 dejaron más de 6.500 muertos y terminaron con un frágil alto el fuego mediado por Rusia, que el analista Gela Valadze, del Centro de Análisis Estratégico de Georgia, describe como un estado de ni guerra, ni paz. En virtud de ese acuerdo, Armenia cedió partes de ese territorio que había controlado durante décadas.
Este conflicto alteró el equilibrio de fuerzas en la región dado el creciente aislamiento internacional de Rusia, que envió miles de tropas de paz a la zona tras la guerra de 2020. Desde entonces, es la Unión Europea quien dirige el proceso de normalización entre Armenia y Azerbaiyán, que incluye negociaciones para la paz, la delimitación de fronteras y la reapertura de las conexiones de transporte.
Vasadze cree que la última escalada deshizo los esfuerzos liderados por la UE para acercar a Bakú y Ereván a un acuerdo de paz. "Los acuerdos de Bruselas están prácticamente anulados", dice. Además, estableció que los enfrentamientos radicalizaron todavía más la opinión pública en ambos países.
Repercusión mundial
La comunidad internacional se está movilizando para evitar una guerra entre Armenia y Azerbaiyán, a los que llama a cumplir el alto el fuego, declarado este martes e infringido desde entonces en repetidas ocasiones.
El primero en llegar a la región fue el enviado de la Unión Europea, Toivo Klaar. Este miércoles, Klaar se reunió con el presidente azerbaiyano, Ilham Alíev, al que expresó su preocupación por los combates que estallaron en la frontera armenio-azerbaiyana después de que Armenia acusara a las fuerzas de Azerbaiyán de atacar su territorio soberano.
Señaló asimismo que los líderes comunitarios están en contacto con los dirigentes de Armenia y Azerbaiyán para promover una solución pacífica al enfrentamiento. Alíev, por su parte, le transmitió que los sucesos en la frontera se deben a una provocación a gran escala cometida por Armenia. Agregó que, pese a los pasos necesarios dados por Azerbaiyán para estabilizar la situación y eliminar la tensión, Armenia continúa violando el régimen del alto el fuego. La llegada de Klaar a Azerbaiyán se produjo antes de una reunión que tiene previsto celebrar el Consejo de Seguridad de la ONU para abordar la situación en la región.
El emisario de la UE continuará su viaje mañana en Armenia. Este jueves la región espera también la llegada de los primeros miembros de una misión formada por la alianza miliar postsoviética OTSC para supervisar la situación en la frontera armenio-azerbaiyana, aunque el jefe de la misma arribará al lugar solo la semana que viene.