La primera ministra sueca, la socialdemócrata Magdalena Andersson, anunció este miércoles que presentará su dimisión tras confirmarse la derrota del bloque de centroizquierda frente a la oposición de derechas en las elecciones legislativas del domingo.
Fueron escrutados el 99,7 por ciento de los distritos electorales, la oposición de derechas ganó las elecciones por tres escaños, 176 a 173, según el recuento de este miércoles de la Autoridad Electoral, que incluye el voto exterior y los votos anticipados enviados dentro de plazo, pero que no llegaron a tiempo.
Al término de una última jornada de recuento de votos tras unos comicios muy reñidos el domingo, la primera ministra saliente, la socialdemócrata Magdalena Andersson, reconoció la derrota de su bloque y anunció su dimisión, que se hará efectiva este jueves.
"Se han contabilizado casi todos los votos, pero el resultado electoral preliminar es lo suficientemente claro", dijo en rueda de prensa Andersson. La saliente primera ministra vaticinó que será una legislatura dura y complicada por la escasa diferencia y se mostró preocupada por el ascenso del SD.
"Eso intranquiliza a muchos suecos. Veo esa intranquilidad y la comparto", afirmó la primera ministra, que instó a combatir el odio y la intolerancia y llamó a las otras tres fuerzas de la derecha a ponerle límites al SD. La líder socialdemócrata resaltó asimismo que su partido obtuvo un resultado electoral sólido y que es con claridad el más grande de Suecia.
El resultado final coloca al bloque opositor con el 49,6 por ciento de los votos frente al 49 del centroizquierda y la diferencia entre los bloques pasa de uno a tres escaños, con respecto al resultado difundido el lunes, cuando faltaban por contabilizar los llamados “votos del miércoles”.
Algo más de 44.500 votos separaban el lunes a ambos bloques, que habían mantenido estos días la prudencia a la espera de un resultado definitivo, aunque los cuatro partidos del bloque de derechas mantuvieron reuniones y los medios suecos especulaban ya con el posible reparto de carteras. Los "votos del miércoles” tuvieron históricamente poca influencia en el resultado final, con la excepción de 1979, cuando decantaron la victoria de la derecha, después de que 8.500 votos separasen a ambos bloques en la noche electoral.
El SD resultó el gran ganador de los comicios, no sólo fue la fuerza que más creció, sino la que le arrebató a los conservadores el liderazgo en el bloque de derecha, que detentaba desde 1979, y tendrá influencia directa en la formación de gobierno tras una década de aislamiento.
Esta formación de ultraderecha, ha sido históricamente sometida a un "cordón sanitario" por el resto de fuerzas desde su entrada en el Parlamento en 2010, lo que explica que los socialdemócratas hayan gobernado en minoría las dos pasadas legislaturas pese a que en la Cámara había mayoría de la derecha.
En la última fue necesario un pacto con centristas y liberales, rompiendo la alianza de centroderecha que existía desde 2004, para mantener el aislamiento, aunque conservadores, democristianos y liberales, que volvieron a cambiar de bando, defienden desde hace tiempo negociar con la ultraderecha, aunque sin que esté en el gobierno.
Los medios suecos rumorean con la posibilidad de que conservadores y democristianos formen un ejecutivo de minoría, encabezado por Kristersson y apoyado desde fuera por las otras fuerzas del bloque. Sin embargo, el SD reclamó un papel central y ambiciona formar parte del gobierno, según dijo en la noche electoral su líder, Jimmie Åkesson.
La amenaza de la derecha se cumplió
El cambio es histórico, nunca antes un gobierno sueco se había apoyado para gobernar en el SD, el gran vencedor de esta cita electoral con el 20,6 por ciento de los votos y el recién estrenado título de segundo partido del país. "Ahora empieza el trabajo para hacer que Suecia vaya bien de nuevo", reaccionó su líder desde el año 2005, Jimmie Åkesson, en sus redes sociales, prometiendo ser una fuerza constructiva y de iniciativa.
El líder del partido derechista se mostró agradecido por los votos y la campaña electoral que definió como fantástica. Además, aseguró que el SD era el segundo partido más grande del país. “Ahora bastará con la fallida política socialdemócrata que durante ocho años ha seguido conduciendo al país por el camino equivocado. Es hora de empezar a reconstruir la seguridad, el bienestar y la cohesión. Es hora de poner a Suecia primero. Los Demócratas Suecos serán una fuerza constructiva e impulsora en este trabajo”, expresó el derechista en sus redes sociales. “Comienza un proceso para definir en detalle cómo se estructurará el equipo ganador y es un proceso que tomará el tiempo que necesite, todo para construir una nueva junta estable a largo plazo”, agregó.
El SD que ha sido descrito como nacional conservador, antinmigración (específicamente anti islam) euroescéptico y de extrema derecha, fue fundado en 1988. El partido, fue normalizándose en el paisaje político sueco y aumentando su representación hasta entrar en el parlamento en 2010 con el 5,7 por ciento de los votos. De ahí, fue subiendo los votos en cada elección.
Pero, aunque el SD es el primer partido de la mayoría de derechas, su líder no es capaz de hacerse con el apoyo de las otras formaciones para convertirse en primer ministro, puesto prometido a Ulf Kristersson. "Gracias por la confianza. ¡Ahora pondremos orden en Suecia!", reaccionó inmediatamente en sus redes Kristersson, jefe del partido conservador.