5 - CUANDO LA MIRO
(Argentina/2022)
Dirección: Julio Chávez
Guion: Julio Chávez y Camila Mansilla
Duración: 80 minutos
Intérpretes: Julio Chávez, Marilú Marini y Silvia Kutika
Estreno en salas

Hace un buen tiempo que la industria audiovisual argentina, al igual que lo que ocurre en gran parte del mundo, entrega no menos de una decena de documentales familiares por año, es decir, películas en las que su responsable indaga en la historia de su árbol genealógico para intentar iluminar aspectos desconocidos de un pasado cuyos ecos se prologan hasta el presente. Hay “descubrimientos” de todo tipo, desde abuelos de filiación nazi/franquista y abuelas con una vida limitada por los mandatos de la época, hasta padres con identidades muy distintas a las que su imagen pública hacía suponer y madres con una amplia trayectoria en la militancia durante la década de 1970. En esa corriente artística se inscribe la película “dentro” de la película que marca el debut en la realización de largometrajes del hasta ahora actor Julio Chávez, quien se pone en la piel de un artista plástico con una vida apacible que un buen día, buscando conectarse con una madre distante y enigmática (Marilú Marini), empieza a entrevistarla y a registrar sus dichos.

Si la cámara opera como ariete para destruir barreras y allanar el terreno para el sinceramiento y la honestidad muchas veces brutal, la cuestión a dilucidar es qué lugar le cabe al espectador en todo este asunto. ¿Testigo de una sesión de una psicología conjunta? ¿Oyente de intimidades que dejan de serlo? ¿Observador de cómo un hijo intenta comprender los pliegues emocionales de una mujer por momentos inescrutable, no sin antes cobrarse varias facturas pendientes? Lo cierto es que esa meta película no tiene mayor interés para alguien ajeno a ese círculo íntimo: si los buenos documentales familiares parten de lo particular para ir hacia lo universal, el que filma Javier (Chávez) no hace más que morderse la cola girando sobre su propio eje.
Distinto es el caso del relato que enmarca la aventura audiovisual de Javier y el lugar donde anida el auténtico núcleo emotivo de Cuando la miro. Bien lo dice el psicólogo ante un Javier quebrado luego de que la mujer le asegurara que le preguntaba a su hermana cómo bañar a los bebés porque nunca había pensado en ser madre: no importa tanto lo que ella diga sino qué le pasa a él con todo eso que ella dice.
Y lo que le pasa tiene que ver con un sinfín de preguntas sin respuestas, con las dificultades de aceptar que quizás esas largas secciones de preguntas y respuestas sobre temas varios (la infancia lujosa y con criadas de ella, la relación con sus hijos y el padre de ellos, la homosexualidad de Javier, la vida amorosa y sexual de la mujer) sean insuficientes para aprehenderla en su total dimensión, una sensación que un Chávez habituado al trazo grueso televisivo (ver El Tigre Verón) transmite a través de gestos contenidos y una mirada con partes iguales de cariño hacia ella y tristeza ante la certeza de que algo se pierde. Una pérdida que llegará sobre el final del metraje, en uno de los desenlaces más out of context del año.