"Tenemos que darle una pelea clara a la inflación, que nos cuesta mucho combatir porque gran parte de esa inflación es derivada del contexto mundial", dijo el Presidente, Alberto Fernández, antes de que se diera a conocer el índice de inflación de agosto del Indec, que marcó un 7 por ciento, por encima de las estimaciones que manejaban las consultoras privadas. 

A pesar de que la inflación aparece como el problema económico número uno para la sociedad argentina, el gobierno no demostró todavía la creatividad y la fortaleza política para tratar de llevar adelante un programa heterodoxo consistente de reducción de la nominalidad. En cambio, al momento prima una visión ortodoxa de ajuste fiscal y monetario, en línea con la postura clásica que tiene el Fondo Monetario Internacional.

A nivel microeconómico, también se mantienen acuerdos de precios y programas como Precios Cuidados, que si bien son relevantes para que cada consumidor pueda tomar decisiones más eficientes en la góndola, demostraron ser irrelevantes a la hora de reducir la nominalidad creciente en la que se maneja la economía argentina. Si la inflación en octubre, noviembre y diciembre supera el 6 por ciento de promedio, como sucedió en julio y agosto, la suba anual en 2022 sería del 100 por ciento.