Este jueves entró en vigencia, en Hungría, un decreto del gobierno ultranacionalista que obliga a las personas gestantes a escuchar el latido del corazón del feto antes de abortar. La polémica medida fue celebrada por la extrema derecha, mientras que ONGs feministas señalan que se trata una "nueva humillación hacia las mujeres".
El decreto, emitido por el ministro de Interior, Sándor Pintér, establece que antes de abortar, la persona que busca interrumpir su embarazo debe presentar un documento donde certifique que ha recibido información sobre los signos vitales del feto.
Para ello, los médicos y médicas deben "proporcionar a la embarazada una indicación de los signos vitales del feto, de forma claramente identificable", es decir, "haciéndole escuchar el latido de su corazón", señala el decreto.
"La enmienda anunciada no es otra cosa que una medida dañina que solo sirve para humillar a mujeres que ya se encuentran en una situación muy difícil", advirtió la ONG Unión por los Derechos Fundamentales (Tasz) en un comunicado.
El Gobierno "sólo quiere hacer más difícil el aborto", continuó Tasz, al indicar que hasta la quinta o sexta semana del embarazo el latido del corazón no es detectable, lo que hace más difícil el proceso administrativo de la medida.
Patent, otra organización que aboga por los derechos de las mujeres, coincidió en que se trata "de un siguiente paso en un proceso" para hacer más difícil el aborto. "Es terriblemente perturbador", insistió la ONG.
La Cámara de Médicos (MOK), en tanto, denunció que no fue consultada por parte del Gobierno y recordó que actualmente los médicos y médicas ya tienen que detectar los signos vitales del feto e informar a la persona gestante sobre ellos. "Al situar en el espacio político el asunto solo se daña a todos los afectados", añadió en ese sentido.
El Gobierno del primer ministro Viktor Orbán, en el poder desde 2010, sigue una política en defensa de la "familia tradicional", con la que busca dar vuelta la disminución de la población. Sin embargo, hasta el momento ha cosechado pocos resultados.
El partido de extrema derecha Nuestra Patria, que anteriormente ya había pedido una legislación de este tipo, celebró el decreto que entró en vigencia este jueves. También lo hizo la Federación de Ciencias Familiares, una organización que dice "defender la vida", al señalar que "el decreto de latido de corazón podría hacer que la madre reconozca el valor de la vida que se está desarrollando en su vientre".
La opositora Coalición Democrática, por su parte, indicó que se trata de una medida "de inspiración de extrema derecha", en alusión a Nuestra Patria, mientras que el movimiento liberal Momentum advirtió que ven "con preocupación lo que sucede en Polonia y Estados Unidos", respecto a las limitaciones al aborto impuestas en el último tiempo, y dijo que no quieren que su país "siga esas ejemplos".
La ley de aborto de Hungría, en vigor desde 1992, determina que hasta la semana 12 la persona gestante puede optar libremente por el aborto. Bajo ciertas condiciones, especialmente si está en peligro la vida de la solicitante, también puede interrumpir el embarazo más tarde.
Durante 2021, según datos de la Oficina de Estadísticas, se registraron en el país de 9,7 millones de habitantes un total de 22.000 abortos y de 93.000 nacimientos.