En una investigación publicada en la revista Scientific Reports, científicas y científicos del Centro de Oncología Molecular y Traslacional (COMTra) de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) estudiaron y desarrollaron una alternativa para tratar osteosarcoma, el cáncer de huesos más prevalente que afecta principalmente a niños, niñas y adolescentes. Para eso, la droga elegida fue propranolol, fármaco que originalmente se usa para tratar distintas enfermedades cardiovasculares como arritmia e hipertensión. Con este hallazgo validado en ratones, podrían bajarse las dosis de quimioterapia que actualmente se utilizan y resultan muy agresivas para el cuerpo humano. Además, el propranolol es barato y de fácil producción, en relación a otras opciones, porque ya no tiene patente.
El osteosarcoma es una enfermedad muy agresiva: el cáncer de huesos que más casos registra y afecta principalmente a personas jóvenes. Sin embargo, hay pocos estudios al respecto y poco interés de las empresas farmacéuticas en desarrollar una droga específica. Esto se debe a que es un nicho de mercado acotado y las posibilidades de ganancias son escasas.
En el contexto local y regional, los pacientes diagnosticados con osteosarcoma tienen un pronóstico mucho más sombrío que en países desarrollados como Estados Unidos o Europa; dado que no hay un buen acceso a la salud, no hay terapias de vanguardia y el diagnóstico es tardío. Ante el desamparo y desinterés del sector privado, un grupo de científicos y científicas de la UNQ empezó a trabajar con la técnica de reposicionamiento de drogas, que consiste en usar con fines oncológicos medicamentos que fueron previamente aprobados para otras patologías.
Al respecto, Juan Garona dialogó con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes. El docente de la UNQ y miembro del Centro de Oncología Molecular y Traslacional cuenta: “En osteosarcoma no estaba explorado el propranolol. Ya que es un droga de fácil acceso, segura y había algunos indicios de que podía funcionar en este cáncer por las características de la enfermedad, nosotros por primera vez evaluamos su actividad en modelos experimentales”.
Al servicio de las personas
El uso de propranolol en el tratamiento de osteosarcoma podría impactar en múltiples sentidos. En primer lugar, es una droga barata para producir porque ya no está bajo patente, entonces se fabrica como fármaco genérico. Además, es fácil y económica de implementar en el sistema de salud porque es una sustancia segura. También, vale destacar que es de uso ambulatorio, por lo que los pacientes pueden tomarla desde su casa como comprimidos sin efectos adversos serios.
“Combinar una quimioterapia con una dosis baja y encima agregarle propranolol, que ya todo el mundo conoce de su seguridad y tiene un efecto cooperativo con la quimio, es súper importante porque baja un montón los efectos tóxicos del tratamiento”, destaca Luisina Solernó, licenciada en biotecnología de la UNQ e investigadora del proyecto, en conversación con la Agencia. Esto lo hace compatible con pacientes pediátricos que tienen que sobrellevar los efectos adversos del tratamiento por el resto de su vida.
En esta línea, los investigadores del COMTra, centro dirigido por Daniel Alonso y Daniel Gómez, plantean la necesidad de seguir avanzando en la investigación para probar estos hallazgos en pacientes oncológicos. Si bien fueron testeados con éxito en ratones experimentales, aún queda camino por recorrer. “Nuestro objetivo es trasladarlo a pacientes, nunca vamos a trabajar desviándonos de esa meta”, subraya Solernó.
Por lo pronto, el recorrido realizado no es nada desdeñable. Además de seguir realizando pruebas y poder trasladarlo a pacientes, uno de los desafíos que tiene por delante el equipo de investigadores e investigadoras es indagar qué pasa con el propranolol y el osteosarcoma una vez que ocurre la diseminación metastásica.