Este sábado se celebra una nueva edición del Festival Cultural Saldías. Aparte de instalarse en la agenda festivalera porteña, el evento organizado por uno de los flamantes polos de la cultura joven de Buenos Aires se tornó en vitrina de la actual escena independiente argentina. Lo que evidencia esta grilla a dos escenarios donde este sábado 17/9 desde las 14 subirán nombres consagrados, otros a punto de hacerlo y algunos artistas sorpresa, que compartirán espacio con los DJs de la fiesta Escorpio y algunos de los mejores grafiteros de la ciudad.
El Plan de la Mariposa, Gativideo, DJ Mami, Fonso, El Osito Wito, SixSex, Té de Jazmín, Terapia, Melanie Williams, Juku Ares, Plastilina, Lxs Flía, Sans Fermín, Zenón Pereyra, Pupa, Frozouda, Bidet, Kastiello, La Sou y Lopsis serán algunos de los grupos y solistas que darán vida a esta versión del festival. También estará LIMON, artistas habitué tanto de Saldías Polo Cultural como del encuentro musical, al punto de que ésta será su cuarta participación. Así lo asienta Pedro Blumenfeld, cantante y guitarrista del cuarteto, cuya banda ofrecerá un show que pondrá el foco en su actualidad.
"Venimos de sacar nuestro último EP, que se llama En una ola desfasada y lo produjo El Príncipe Idiota. A partir de ese lanzamiento, todos los shows que dimos fueron para presentar esos temas", describe sobre el material que subieron a plataformas digitales este abril. Pero al tiempo que el show servirá para revisitar esas canciones, LIMON incluirá también un adelanto de su nuevo trabajo discográfico, el single Ghosting, aún inédito. Lo que le da pie a Pedro para advertir: "Vamos dejando atrás el LIMON del principio para meternos con el de ahora".
--¿Y cómo es el de ahora?
--Está situado en Argentina, Buenos Aires, Almagro, 2022. Ahí está el estudio que tenemos, por lo que esta etapa se adapta a nuestro lugar en el mundo. Nuestra obra siempre estuvo sujeta a una situación ambiciosa del arte, con una experimentación e intenciones elevadas, así como con referencias más de afuera.
--¿A qué se debió el volantazo?
--Nuestra música tiene que ver con cómo nos paramos en el mundo. La perspectiva que tenemos sobre eso cambió, quizá por eso nuestro primer manifiesto artístico estaba más en las nubes. Al crecer y estar insertos en un sistema, en relaciones y en una movida económica, sentimos que debíamos ser sinceros y reales con lo que se consume ahora. Y con lo que la gente quiere y puede consumir. No tanto lo que nos interpelaba antes. Más que guiarnos por nuestra idealización o imaginario del arte, le tiramos la pelota al público.
--¿Querés decir que van a estar más cerca de la tendencia de moda?
--Vamos a responder a las nuevas maneras de comunicarse. No lo pondría tanto como vendernos a la moda, porque nuestro material no está ligado a eso. Mantendremos esa esencia de rock alternativo, volcado hacia el rupturismo, aunque más bajado a tierra. No queremos perder la fantasía, lo poético que tiene vivir en estos tiempos de convergencia mediática y realidad fantástica.
--¿Para vos quién es el dueño hoy del hecho artístico: el artista o el público?
--Tampoco lo vería desde una perspectiva negativa de pasar de hacer lo que queríamos a hacer lo que el público quiere. Me parece que responde más a dónde estamos parados hoy. Hay que intentar establecer otro lenguaje, entender el arte de otro lado. Siempre llevando la iniciativa, negociando con el público. No hay que perder de vista la bandera.
--Pero ese lenguaje cada vez parece más uniforme.
--Maduramos en nuestras letras, y ahora usamos un lenguaje más bajado a tierra y comprensible. Intentamos ser menos crípticos y más sencillos. Eso en cuanto a las letras, porque la música sigue siendo una experimentación que recae en la electrónica y lo sónico. Queremos que el manifiesto se pueda adaptar a lo que estamos viviendo ahora.
--¿La crítica propia del músico cedió ante el miedo a la cancelación?
--Creo que todos estamos sensibles ante el momento histórico, pero si hay algo que atravesó siempre a LIMON es la crítica. La retórica de nuestras canciones tiene ese tinte crítico. En el caso del tema Ghosting, si bien lo aborda, también lo rechaza.
--Mainstream hoy es lo urbano. ¿Cómo vive un artista de rock esa expropiación?
--Nuestras referencias se anclaron en el post rock de los '90 y los 2000, más allá de que estamos atentos a todo lo que pasa en la música. Ciertamente hubo una transición del rock al trap, pero ahora el trapero tiene una banda de rock. Quedaron relegadas las bandas de cinco músicos como Radiohead o The Strokes, y nosotros recogimos esa bandera. Reivindicamos eso.
--En una era en la que todo es tan efímero, ¿cuántas chances hay de que eso pase?
--Nuestra postura responde a lo efímero de todo. Agarrar lo que tenemos, y empezar a construir de vuelta sobre eso. Hoy el concepto de obra está en declive. Es muy difícil ver cuánto hay de obra en la música que se hace actualmente. La estrategia es sacar singles y videos que son olvidables a la semana. Somos críticos ante eso porque nuestras referencias son artistas de rock alternativo que generan álbumes.
--Pero LIMON no tiene una discografía tradicional.
--Nuestro álbum debut, Una casa sin espejos, era un poco manifestar eso: la idea del álbum. Pero siempre estamos sujetos a la circunstancia, y a cómo nos desenvolvemos en ella. Y la mejor manera que encontramos para comunicar lo que hacemos ahora fue a través del EP. Luego nos adaptamos a la dinámica del single, y ahora queremos volver a sacar un álbum.
Al momento de hacer alusión a su vínculo a Saldías Polo Cultural, base de operaciones de muchos de los iconos de la actual escena musical local, Pedro Blumenfeld cuenta que data de 2018 y que incluso su álbum debut lo esbozaron ahí. "Hicimos muchos amigos ahí, y eso es algo positivo. Recaemos en otros artistas para entendernos", dice el cantante y guitarrista. "Aprendimos de las bandas de Saldías. Creo que uno de sus fuertes es el networking y la amistad. Somos unos agradecidos de formar parte del festival porque nos representa."