Casi el setenta por ciento de los brasileños teme ser agredido por su posición política y un 3,2 dijo haber sido amenazado por ese motivo en el último mes, según una encuesta divulgada este jueves, a solo 17 días de las elecciones presidenciales más polarizadas en la historia de Brasil.

El sondeo fue encomendado por el Foro Brasileño de Seguridad Pública (FBSP) y por la Red de Acción Política por la Sustentabilidad (RAPS) mostró un aumento del temor a la violencia política en el gigante sudamericano, pero también un fuerte apoyo a la democracia, según sus responsables.

La encuesta, para la que la firma Datafolha escuchó a 2.100 personas entre el 3 y el 13 de agosto, refleja la radicalización de la actual campaña electoral, que tiene a Brasil dividido entre los seguidores del presidente Jair Bolsonaro, que aspira a ser reelegido, y los del exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva, el gran favorito en los comicios con el 45 por ciento de la intención de voto.

Hace exactamente una semana un seguidor de Bolsonaro, el líder de la ultraderecha brasileña, asesinó a puñaladas a un simpatizante de Lula, candidato por el Partido de los Trabajadores (PT), tras una discusión por motivos políticos. En julio un agente carcelario igualmente seguidor de Bolsonaro asesinó a tiros a un militante de PT.

Resultados de la encuesta

Los candidatos de la oposición atribuyen esos asesinatos a los discursos de odio e intolerancia que promueven los grupos de ultraderecha que apoyan a Bolsonaro. El presidente, un firme impulsor de la liberación de la tenencia de armas, suele usar una retórica agresiva contra sus rivales y en un reciente encuentro dijo que gente como Lula tiene que ser extirpada de la vida pública. Hace cuatro años llegó a decir que había que fusilar a los militantes del PT.

De acuerdo con la RAPS, teniendo en cuenta la población de Brasil, el 3,2 por ciento de los brasileños que dijo haber recibido amenazas por motivos políticos en el último mes, lo que equivale a 5,3 millones de personas.

"Los resultados del sondeo muestran un escenario preocupante, especialmente en vísperas de la primera vuelta de las elecciones de 2022 y ante la escalada de la violencia política que ha afectado electores y candidatos en varias regiones del país", según la RAPS. 

La organización agregó que la buena noticia es que el llamado Índice de Propensión de Apoyo a la Democracia, que el estudio midió mediante una serie de preguntas sobre el respaldo de los brasileños a las instituciones, alcanzó un nivel alto, 7,25 puntos en una escala hasta 10.

El noventa por ciento concordó en que el vencedor en las urnas tiene que ser investido el 1 de enero de 2023 (fecha de la toma de posesión), y el 89,3 por ciento está de acuerdo en que para la democracia es esencial que el pueblo escoja a sus líderes en elecciones libres y transparentes.

Según los autores del estudio, el apoyo a la democracia se mantiene alto pese a los ataques de Bolsonaro a la fiabilidad del sistema electoral brasileño y de sectores bolsonaristas a las instituciones. Aunque del otro lado, algunos defienden un golpe de Estado en caso de que el líder ultraderechista sea derrotado en las elecciones.

El estudio mostró igualmente que el llamado Índice de Propensión de Apoyo a Posiciones Autoritarias de los brasileños bajó desde 8,29 puntos en 2017 hasta 7,29 puntos en 2022. "Esa caída fue impulsada especialmente por el convencionalismo y solo no fue mayor debido al aumento de la agresividad autoritaria en un escenario de conflictividad política exacerbada y de discursos de incitación a la radicalización", concluyó el estudio.

El clima de violencia llevó a la organización internacional de derechos humanos Human Rights Watch a hacer un llamado a los representantes de las fuerzas políticas del país a favor de la moderación. La solicitud se produjo después del registro de dos casos extremos este año: los asesinatos del seguidor del Partido de los Trabajadores (PT) y guardia municipal, Marcelo Arruda, en Foz do Iguaçu, y del trabajador rural y votante del PT, Benedito Cardoso dos Santos, en Confresa. Ambos fueron asesinados por votantes de Bolsonaro.