La madre de Blas Correas (17), el chico asesinado a balazos en un operativo de tránsito en agosto de 2020 en la ciudad de Córdoba, aseguró hoy en el juicio por jurados que “la policía mató” a su hijo y que luego “le plantaron un arma” para simular que se había tratado de un enfrentamiento, por lo que pidió "justicia" y que los 13 policías acusados "paguen por lo que hicieron".
Al declarar hoy en la cuarta audiencia del debate oral que tiene a su cargo la Cámara 8a.del Crimen de Córdoba y frente a los 12 integrantes del jurado popular, Soledad Laciar criticó "el silencio" del gobierno provincial y a las autoridades policiales que "nunca dieron explicaciones" por lo que había ocurrido con su hijo.
“Esperé dos años para estar aquí”, fueron las primeras palabras de Laciar antes de relatar el minuto a minuto desde que se enteró de lo que le había ocurrido a Blas.
Según relató, fue su hijo Juan quien la despertó pasada la medianoche del 5 de agosto de 2020 para decirle que algo le había pasado a Blas y, desde entonces, recorrió largas horas sin que recibiera información policial.
La mujer contó que su hijo había salido de su casa por la tarde "para encontrarse con sus amigos" y recordó en medio del llanto y casi en una crisis nerviosa que "dos días después" se lo "entregaron en un cajón”.
“Mi hijo murió como un perro. Quiero que se haga justicia y que estas 13 personas paguen por lo que hicieron pero yo me voy sin Blas, pero va a ser la forma de canalizar mi dolor”, instó al tribunal y el jurado popular Laciar.
Asimismo dijo que cuando ocurrió el hecho no podía entender cómo la policía mató a su hijo: “Tengo mucha relación con los policías por mi trabajo en el banco. Tenía confianza en ellos”, dijo. “No es un caso aislado. Actúan con mucho desprecio por la vida. No me entraba en la cabeza el plantar un arma. Es necesario que las cosas cambien, esa es mi lucha ahora” remarcó la mamá de Blas.
Asimismo, criticó el “silencio” del gobierno provincial y a las autoridades de la policía provincial porque “nunca dieron explicaciones” sobre lo que le ocurrió a su hijo, y que el actual ministro de Seguridad, Alfonso Mosquera, le envió un mensaje de condolencias por Whatsapp recién el 11 de agosto.
Respecto a ese mensaje, la madre de Blas recordó que le pidió al ministro que le gestionara una reunión con el gobernador Juan Schiaretti “solo para verlo a los ojos”, pero no accedió al pedido.
Como contrapartida, ponderó la decisión de la entonces designada jefa de la policía provincial, Liliana Rita Zárate Belletti , quien la vistió en su casa antes de asumir para pedir “disculpas en nombre de la institución” policial: “Fue la única disculpa institucional que recibí”.
Debido a lo avanzado de la hora, el tribunal decidió pasar a cuarto intermedio hasta el próximo miércoles 21, a las 14, para continuar con la declaración testimonial de la mamá de Blas, luego continuar con el papá, Blas Fernando Correas, y con los cuatros amigos y compañeros de colegio del adolescente asesinado que lo acompañaban en el automóvil la noche del crimen.
Por el crimen de Blas están siendo juzgado los policías Lucas Gómez (37) y Javier Alarcón (33) como "coautores de homicidio calificado por abuso de su función y homicidio agravado por el empleo de armas de fuego, homicidio calificado por abuso de su función en grado de tentativa reiterado -cuatro hechos- y homicidio agravado por el empleo de armas de fuego en grado de tentativa reiterado -cuatro hechos".
Los restantes 11 policías acusados son Sergio Alejandro González, Wanda Micaela Esquivel, Yamila Florencia Martínez, Walter Eduardo Soria, Enzo Gustavo Quiroga, Jorge Ariel Galleguillo, Leonardo Alejandro Martínez, Rodrigo Emanuel Toloza, Ezequiel Agustín Vélez, Leandro Alexis Quevedo y Juan Antonio Gatica.
Los cargos que enfrentan estos últimos son "falso testimonio, encubrimiento por favorecimiento personal agravado por la calidad funcional y omisión de deberes de funcionario público".
La audiencia de hoy comenzó a las 9.20 y se extendió hasta las 16.30 con declaraciones de cuatro de los policías que negaron las acusaciones en su contra: el subcomisario González (44), el comisario inspector Galleguillo (46), el comisario inspector Soria (45) y el oficial ayudante Vélez (25).
El único que amplió su declaración fue Vélez, quien recordó que la persecución del Fiat Argo en el que se movilizaba Blas Correas con sus amigos se inicia cuando se encontraba en un móvil sobre avenida Vélez Sarsfield al 4500, de la ciudad de Córdoba, y un motociclista le manifiesta que le “habrían querido robar”.
Asimismo dijo que no tomó los datos de los dos ocupantes de la motocicleta porque inmediatamente se abocó a tratar de tomar la patente del automóvil denunciado que se acercaba al lugar y pasó rápidamente.
Por frecuencia radial, “irradiamos lo que nos manifestó el motociclista”, y que posteriormente escuchamos que el auto pasó por el otro control, donde fue baleado, y que minutos después “tenían al vehículo con una persona sin signos vitales”.
“No mentí. No encubrí a nadie. Soy inocente de lo que me acusan”, afirmó el oficial ayudante.
El abogado querellante, en representación de los padres de Blas, Alejandro Pérez Moreno, consideró que hubo “muchas contradicciones” en las declaraciones de los policías que expusieron hoy y que esas situaciones serán evaluadas oportunamente.
El hecho ocurrió la madrugada del 6 de agosto del 2020 cuando Blas se hallaba dentro de un Fiat Argo junto a cuatro amigos con quienes iba a ir a tomar algo a un bar.
Cuando circulaban por avenida Vélez Sarsfield y Romagosa, del barrio Colinas, en el sur de la capital cordobesa, uno de los jóvenes que conducía evadió un control policial porque -según dijo luego- se asustó porque uno de los policías le apuntó con un arma a la cabeza.
En ese momento, según la investigación, el suboficial Gómez (37) efectuó cuatro disparos con su arma reglamentaria, mientras que el cabo primero Alarcón (33) disparó en dos oportunidades.
Los peritajes determinaron que uno de los cuatro disparos efectuados por Gómez impactó en la espalda de Blas, lo que le provocó la muerte, mientras que otro de los disparos traspasó el apoyacabeza y la capucha de uno de los adolescentes que estaba sentado en el asiento delantero del Fiat Argo, a milímetros de su cráneo.
Posteriormente, y con el objetivo de simular un enfrentamiento con un grupo armado, los policías "plantaron" un arma en las cercanías de la zona del control policial, según la acusación fiscal.
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