Gabriel Nicolás Carrizo, quien se presentó como líder del grupo de "vendendores" de copos de azúcar, declaró ante la Justicia y negó haber participado del atentado contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. "El no entiende cuál es la causa por la que se encuentra sujeto a esta investigación porque se sabe inocente", aseguró el abogado defensor, Gastón Marano.

Carrizo es el cuarto detenido de la causa y, según allegados a la investigación, está muy comprometido en el atentado. El contenido de su propio teléfono es parte de la prueba en su contra, según pudo saber Página/12 a través de fuentes cercanas a los investigadores.

A la salida de Comodoro Py, Marano reiteró que Carrizo "niega rotundamente haber estado cerca de la casa de la vicepresidenta" ya que él "no estuvo vendiendo copitos en Recoleta jamás". "Es una persona que no tienen ningún antecedente carcelario. Es una persona con un emprendimiento, un rebusque", argumentó.

El abogado defensor intentó desligar a su cliente de Fernando Sabag Montiel y Brenda Uliarte al argumentar que "Carrizo es un sujeto que cuando descubrió las mentiras de una aliada comercial, se dirigió a la dirección central de Policía a contar lo que sabía", pero evitó referirse a los mensajes de WhatsApp intercambiados en el grupo y que complican al dueño del negocio de copitos.

 En el estado del Whatsapp de Carrizo se detectaron estos textos posteriores al atentado: “Seguro el próximo sos vos Alberto! Tené cuidado!”, decía uno. Este era el otro: “El Gobierno es vulnerable y espero que les quede claro. Nosotros somos los que mantenemos estos parásitos ahí arriba, van a juzgar a una persona que le estaría haciendo un gran favor a toda la nación Argentina”, en alusión a Sabag Montiel.

"He solicitado la nulidad de parte de la prueba que tiene que ver con los chats porque entendí que la forma de recolección no fue aquella que prescribe la ley", afirmó Marano en diálogo con C5N.

El celular de Nicolás Carrizo

El 1 de septiembre, día del intento de asesinato, el celular de Carrizo tuvo comunicaciones activas durante todo el día desde Barracas, donde tiene un galpón que era utilizado para reunirse por el grupo que está bajo investigación. Por el análisis de geolocalización de los aparatos, Brenda Uliarte, cuyo papel en la planificación del homicidio se tornó de enorme relevancia —a partir de mensajes donde llega a decir "mandé a matar a Cristina"—, todo indica que es uno de los lugares donde se fue a refugiar con posterioridad al ataque.

En algunos de los mensajes de las horas y días posteriores en que Carrizo habla del tema, todo hace suponer que había otra idea para cometer al asesinato y se enoja porque se hizo de otro modo. También expresa abiertamente su temor de quedar comprometido, según pudo reconstruir este diario. En la causa hay elementos que indican que participó de la inteligencia previa. El 28 de agosto habría estado en las inmediaciones de la casa de CFK, camuflado con un gorro y un barbijo.

Las apariciones televisivas de "La banda de los copitos"

Carrizo apareció junto con Uliarte en una nota en Telefé el 2 de septiembre, donde él mismo dijo manejar la producción de algodones de azúcar y a los vendedores, la aparente pantalla que utilizaban. En esa entrevista estaban presentes otros miembros del grupito (Sergio Orozco, Leonardo Volpintesta, Miguel Angel Castro Riglos y Lucas Acevedo), pero Uliarte y Carrizo llevaban la voz cantante en la entrevista, con afirmaciones extrañas por tratarse, en ese entonces, de personas que nadie conocía. Decían que estaban amenazados y atemorizados.

"Queremos que nos dejen trabajar", comentaba Uliarte, que se declaraba pareja de Sabag Montiel, enfundada en un tapado de piel y la cabeza cubierta completamente por un gorro que ocultaba su melena rojiza. También dijo entonces que no sabía de la existencia del arma de su novio (o supuesto novio), que nunca pensó que podía hacer algo así. Después aparecieron fotos de ella y él exhibiendo la Bersa calibre 32. Según el procesamiento dictado por la jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo, ella adquirió el arma el 22 de abril.

Cuando Uliarte fue detenida, Carrizo y sus amigos se presentaron a declarar como testigos y apuntaron a despegarse y hundirla. Él incluso mostró unos mensajes donde ella decía estar "orgullosa" de lo que habían hecho. Todos aceptaron entregar el celular.

El análisis de los teléfonos pone a un integrante más del grupo, Lucas Acevedo, en un lugar relevante en el flujo de llamadas, en especial en contacto con Carrizo, desde el 19 de agosto en adelante, pero también con Uliarte precisamente el 1 de septiembre a la tarde. Ese día está probado que Uliarte y Sabag Montiel se movieron juntos. Los investigadores entienden que ella tenía algo de autonomía, pero Carrizo seguía todo. El día del ataque tuvo comunicaciones desde las 0.33 hasta las 22.31 desde la zona de Barracas. Al día siguiente las antenas lo captan en Barracas y San Telmo a la madrugada: a las 2.09 y a las 5.02 respectivamente.