Para los gays cuarentones o más que tenemos una madre italiana el recuerdo es indeleble. Son los domingos a la mañana y el tocadiscos sonando a full mientras en la cocina hay olor a salsa pomodoro y pasta casera. O a las historias que relataba las mamma respecto del trágico destino de Luigi Tenco o de lo seductor que era Adriano Celentano o de lo tristes y bellas que eran las películas de mediados del siglo XX (Amore mío de Rafaello Matarazzo, por ejemplo), del universo kitsch de las pulposas o hieráticas divas italianas. No por ser lugares comunes o cursis las escenas dejan de tener referentes reales. Son estos climas entre otros, los que evoca de manera a menudo graciosa y satírica, a veces nostálgica y siempre encantadora el musical Amado mío de Valeria Ambrosio (dramaturgia y dirección).
Para el resto del público la obra remite al universo musical y cinematográfico de los años sesenta italianos. Conducidos de manera extraordinaria por la actriz y cantante Florencia Benítez, Nacho Pérez Cortés, Esteban Masturini y Emmanuel Robredo Ortiz despliegan seducción, magia y una gracia indecible tanto en el baile como en la interpretación de las canciones de los cuadros musicales. Y así se van desgranando clásicos tales como “24.000 bacci”, “Amore mío”, “Vedrai vedrai”, “Come prima” y “Ho capito che ti amo”, entre tantos otros.
Lo destacable es que a la vez que se recrea el espíritu de una época y de una estética, hay un dejo de burla por un mundo que se revela artificioso y hay un aggiornamiento a los tiempos que corren. No casualmente la obra está dedicada a la memoria de Luis Emilio Mitre, asesinado en oscuras circunstancias que bien podrían haber sido el argumento de una película de Luciano Visconti.
Asimismo la interpretación de algunas canciones cobran nuevos sentidos y se corre el velo de la ambigüedad sexual que escondían o que se podía leer entre ellas y que explicarían la recurrente fascinación gay ante ese mundo. Por ello, a partir de cuadros musicales voluptuosos y magnéticos se terminan contando historias de orgías, de ménage à trois, de amores gays o hipócritas matrimonios heterosexuales que esconden en el armario al amante varón del marido. Las cartas, la abundancia de teléfonos, las ausencias irremediables sin skypes, videollamadas, ni redes sociales hablan de otra forma de despliegue del erotismo y de la tristeza.
Amado mío. Viernes, sábados y domingos a las 20, en Maipo Kabaret, Esmeralda 443.