Antes de perderse en la cordillera, el sol iluminaba la plaza principal de Salta capital. Al caer la tarde del domingo 11 de septiembre, los primeros peregrinos ingresaban al damero más importante de la ciudad. Eran de Salta, pero caminaron desde la cercana Villa San Lorenzo portando imágenes de los Santos. Esperaban su turno a un costado de la Catedral. 

Un grupo de salteños católicos apostólicos ortodoxos descendían por las escalinatas del templo mayor de los católicos romanos. No fue un hecho inédito. “Realizamos esta pequeña celebración hace diez años”, contó a Salta/12 Gabriel, hijo de la autoridad de la Iglesia San Jorge, Adolfo Barrionuevo. Antes peregrinaron. “Caminamos alrededor de cien personas desde calle Pellegrini (sede de la Iglesia San Jorge). Son pocas cuadras”. Poco después aclaró: “participamos en las festividades de los patronos de Salta por invitación de(l arzobispo) Mario (Cargnello), con quién tenemos una excelente relación”. Muy cerca, un niño cargaba una cruz laminada en oro y una mujer sostenía la bandera de la República Árabe Siria.

En Salta hay una comunidad grande de árabes y turcos. Migraron hace muchos años, se instalaron, hicieron sus familias y desarrollaron su vida comercial en Salta. La relación entre las dos iglesias es muy arraigada. Son muy devotos del Señor y la Vírgen del Milagro”. Quien contextualizó la escena que presenció la cronista fue el sacerdote Javier Romero. Prosigue. “Juan XXIII explicó durante el Concilio Vaticano Segundo que la iglesia respira con dos pulmones, de oriente y occidente. Nos abrazamos en esa fraternidad”. El representante católico detalló qué hicieron los ortodoxos durante su visita a la Catedral de Salta en el Milagro: “honraron a la Virgen y el Señor, cantaron en arameo y árabe, y finalmente rezaron”.

¿Existen otros credos que sean invitados a participar en las festividades de los santos patronos salteños? “Siempre son invitados. El Milagro es un espacio para encontrarnos, son todos bienvenidos”, respondió Romero. Pero aclaró: “la única invitación formal que los católicos hacemos durante la celebración es a la Iglesia Ortodoxa”. “Aparte de ese credo, ¿recibieron peregrinos de otras comunidades religiosas durante el Milagro?”: “En un sentido tan litúrgico, no. Quizás existieron, pero no se presentaron”, respondió el sacerdote.

Dos templos evangélicos, “Asamblea de Dios”, del Barrio San Silvestre, y “Catedral de los Milagros”, de Villa Mónica, respondieron que no fueron invitados a participar en las celebraciones del Milagro. Tampoco peregrinaron por propia motivación, como lo hicieron los católicos apostólicos ortodoxos de la ciudad. “La festividad del Milagro es una celebración muy arraigada en las tradiciones de la provincia de Salta”, respondió a la misma consulta el rabino salteño Rafi Tawil. “Si bien como comunidad (judía) no participamos en los distintos actos, celebramos que todos los salteños incorporen la espiritualidad a sus vidas, independientemente del culto que profesen”.

El reverendo Daniel Lescano, del equipo pastoral de la iglesia anglicana, confirmó que su comunidad tampoco participa en las festividades religiosas del Milagro. “Tenemos muy buena relación con los católicos. Nosotros llevamos más de 120 años en Salta, Jujuy, Chaco, Formosa y Tucumán. Nuestras coincidencias son muchas, aunque no en las peregrinaciones”, aclaró. “La comunidad anglicana no tiene imágenes de vírgenes y santos”. Los anglicanos cuentan con 170 iglesias entre comunidades aborígenes del norte nacional. De hecho, su membresía rural asciende a 18.000 personas. “En los espacios urbanos, nuestra presencia es menor, aunque en crecimiento”, detalló el reverendo. Unos 3000 miembros de distribuyen por ciudades como Salta capital, Tartagal y Embarcación. También San Pedro, en Jujuy, y distintas cabeceras del Chaco y Formosa.

“No tengo conocimiento de otras comunidades religiosas que participen en el Milagro. La única es la ortodoxa, que peregrinan hace varios años”, respondió a la misma consulta la secretaria de Culto del gobierno provincial, Daniela Chávez. La funcionaria calificó como “excelente” la convivencia entre los distintos credos en Salta. “Es un trato fluído, de mucho respeto”. Luego ennumeró las principales creencias religiosas de la provincia. “De los hermanos en Jesús, es importante la comunidad anglicana. También los metodistas y luteranos. Musulmanes y judíos son otras dos comunidades relevantes. Y la evangélica, que crece hace años”. A esa lista sumó la Iglesia de los Santos de los Últimos Días.

Templo sikh en Rosario de la Frontera. 

Sobre la comunidad Bahá'i, contó que están en Salta desde los años 60. “Otra comunidad es la budista. En Rosario de la Frontera, la comunidad sikh tiene uno de los templos más importantes de Sudamérica”. El credo surgió en el norte de la India (Punjab) en el Siglo XV. Tiene influencias del hinduismo y del islam. La presencia sikh o sij en Salta se remonta a los tiempos de construcción del ferrocarril en manos de los británicos. De hecho, cuenta con alrededor de 1200 fieles distribuidos entre los municipios salteños de Güemes, El Galpón, Metán, Lajitas, Apolinario Saravia y Rosario de Lerma en Salta. También en las localidades jujeñas de Perico, San Pedro y Ledesma

La secretaria de Culto brindó un dato final: en toda la provincia existen alrededor de 500 espacios destinados a prácticas de religiones y creencias. El número surge del Registro Nacional de Cultos, que depende de Cancillería de Nación y reporta todos los lugares religiosos inscriptos en territorio nacional.

Creer ¿en quién? ¿en qué?

En 2019, el Centro de Estudios e Investigaciones Laborales (CEIL) de CONICET, publicó los resultados de la segunda encuesta nacional sobre creencias y actitudes religiosas. El estudio arrojó que el NOA es la región más católica del país (76%). Ese año, al ranking de credos de la región norte lo completaron los evangélicos (16,7%) y los sin religión (5%). Entre quienes se autodefinen católicos, prevalecían la creencia en Jesucristo, Dios, la energía, el Espíritu Santo, los ángeles, la Virgen, la suerte, y recién la vida después de la muerte. El Diablo, el Infierno, los curanderos y los ovnis ocupaban los últimos puestos. Los evangélicos compartían lo anterior. En cambio, entre los sin religión, la energía, la suerte y los ovnis ocuparon los tres primeros lugares.

En el caso de los salteños, el 90% dijo creer en algo o afirmó que existe algo superior. El 10% restante se autopercibió ateo o agnóstico. Esa fue la primer conclusión que arrojó el segundo estudio sobre consumos culturales realizado por la consultora salteña ICQ en 2020. Su titular, Gustavo Acuña, explicó a Salta/12 otros detalles de la investigación. “Entres quienes dijeron creer en algo, el 85% aseguró ser católico apostólico romano. Luego el 50% aseguró que no practicaba diariamente su culto, mientras la otra mitad aseguró que sí lo hacía”. El estudio calculó un 3% de la población salteña de raíz musulmana, 8% judíos, y estimó en un 5% a los evangélicos de la Iglesia Universal del Reino de Dios. “Hicimos otra encuesta en 2015. En ese caso, quienes profesaban el evangelismo representaban el 2,5% de la población salteña. En 2020 observamos que esa comunidad había duplicado sus fieles”.

Acuña apuntó que la Iglesia Católica pierde creyentes hace años. Etiquetó al proceso de “sangría” porque en su estudio, apareció con claridad entre el 50% que asegura no practicar los rituales católicos. “Musulmanes, judíos y católicos practicantes no cambian de credo religioso”, recordó. “El proceso es diferente entre quienes fueron bautizados y son católicos por imposición cultural. Muchos migran hacia otras comunidades religiosas. Nuestro estudio registró que alguna vez muchos pasaron por la comunidad evangélica, la anglicana, la Iglesia Universal del Reino de Dios, o incluso fueron ortodoxos”. La tendencia se construyó por razones diversas: frustraciones personales, otras aspiraciones espirituales, críticas al dogmatismo católico.

Las luchas feministas crean conciencia hace años sobre otros modos de experimentrar la espiritualidad. “Tengo la sensación de que muchas mujeres se sacaron un peso de encima, una mochila moral. Les posibilita experimentar sus creencias de formas menos acartonadas y dogmáticas. Hay modos holísticos que nada tienen que ver con la verdad absoluta que se acepta sin discutir. Quizás, en ese 50% de católicos no practicantes, muchos ni se animaron a decir que ya no profesan esa fe. Es un discurso social condicionante y dominante, el que impera aún en las personas”.

Una experiencia en el mundo andino

Daniela Nava Le Favi es becaria posdoctoral del CONICET y peregrinó desde San Antonio de Los Cobres hasta Salta. Llegó a la ciudad el miércoles 14, y dialogó sobre su experiencia colectiva, caminando desde la Puna salteña. 

Descartó el sincretismo religioso como un modo de interpretar al Milagro. “No se puede hablar de mezcla de rituales, sino heterogeneidad cultural. Hay prácticas que se recepcionan de distintas manera”. Es lo que observó en la cultura andina. “La Puna tiene sus secretos. La gente sabe que puede coquear, que existe una planta o yuyito que se llama papusi y sirve para sobrellevar las condiciones cuando te movés a gran altura, como San Antonio de Los Cobres o Tolar Grande. La relación entre espiritualidad y ambiente forma parte de la cosmovisión”.

Con la experiencia a flor de piel, opinó que si bien la peregrinación es un ritual católico, hay otras memorias, haceres y decires que están presentes en ese fluir de los cuerpos. Acerca de la presencia de otros credos en el peregrinar desde la Puna salteña, primero dijo: “caminamos muy enfocados, rezando, cantando”. Luego recordó que otras comunidades de fe recibieron a los peregrinos fuera de sus iglesias. “En los parajes de San Antonio de Los Cobres, las personas son católicas. Quienes no lo son, respetan la peregrinación. En cualquier caso, se activa un lado comunal, generoso y muy hospitalario”.

Para la investigadora social, también auxiliar docente en la Universidad Nacional de Salta, la academia debe abandonar su mirada occidental. “Nos hace falta decolonizarnos”, opinó. “Debemos dejar de pensar a los peregrinos como sujetos de investigación. Tenemos que pensarlos desde los senti-pensantes. Los peregrinos son personas que viven alejadas de la ciudad. No tienen WiFi ni red de cloacas”. Si bien se juntan para viajar a la ciudad con un objetivo común –llegar a los pies del Señor y la Vírgen del Milagro- “la peregrinación es un culto popular, un culto andino, y activa multiples sentidos comunales. Lo ves hacia dentro de la peregrinación, cuando no das más y la gente te agarra para seguir adelante. Lo ves afuera, cuando en los parajes te reciben con naranjas, agua, y te dan pedidos. Es muy emocionante. Activa la cohesión social”.

La peregrinación no adquiere un sentido disciplinado, ordenado, hasta que toda esa gente llega a la ciudad y la policía los acomoda por el espacio regulado. “El Estado está presente cuando la Gendarmería o la Policía te acompañan por esas rutas donde no hay luz, no hay nada”. Le Favi tiene muy claro que la peregrinación no es la procesión.La gente que camina, pide por sus padres, por sus hijos, por trabajo. Muchas historias de vida impactan. También entre la gente que no peregrina. Se quedan al costado de la ruta, pero te acercan lo que tienen. Te dicen “por favor, pedí por mi familia”, te aplauden, o te dan ánimo. Es una expresión de fe popular que trasciende al catolicismo. Tiene que ver con la comunidad y el mundo andino”.

Alrededor de un cuarto de la población argentina interactuaba cotidianamente en espacios religiosos sin que otro espacio político, social, cultural o actividad local compita. Lo sostuvo la segunda encuesta del CEIL de CONICET publicada en 2019. Esta crónica recorrió sólo una parte de las actitudes religiosas salteñas en constante movimiento.