Tras el proceso de decisiones políticas y cuestiones administrativas de toda obra de envergadura, el Gasoducto Néstor Kirchner, que aumentará considerablemente la capacidad de transporte de gas desde Vaca Muerta, empezará a materializarse en el territorio. Esta semana viajarán a la zona de obras los primeros caños transportados en camiones: son 80 kilómetros de ductos de 30 pulgadas que servirán para una obra complementaria muy importante. La referencia es para el gasoducto Mercedes-Cardales, que tiene 73 kilómetros.
El titular de Energía Argentina (ex Enarsa), Agustín Geréz, viene siguiendo la evolución de los trabajos y el recorrido del material. Estos caños tienen una particularidad: estaban guardados en depósitos fiscales en Ensenada y Campana, donde los dejó el gobierno de Mauricio Macri tras discontinuar obras de ampliaciones de tendido de gas. Para ver si el material servía, se le realizaron Estudios de Integridad Técnica y están en condiciones de ser puestos en la traza.
El Gasoducto Presidente Néstor Kirchner tiene como meta ampliar la capacidad del actual sistema de transporte y llevar el fluido de Vaca Muerta a los grandes centros de consumo de nuestro país. El primer tramo de la obra conectará las ciudades de Tratayén (Neuquén) con Salliqueló (Buenos Aires) y atravesará las provincias de Rio Negro y La Pampa. En su Etapa II, el ducto cubrirá el tramo entre Salliqueló hasta San Jerónimo (Santa Fe) y permitirá aumentará en un 25 por ciento la capacidad de transporte de los gasoductos troncales de nuestro país. Según detalles que manejan en Energía Argentina, una vez que esté el zanjeo para poner los caños, se avanzará con 6 kilómetros diarios.
De esta manera, según los tiempos que manejan en Energía Argentina, a fines de octubre empezará la obra gruesa y el 20 de junio del 2023 el ducto estará apto para funcionar, es decir, con capacidad de transportar gas. Luego se pulirán las cuestiones finales para dar finalización de obra en noviembre del año próximo. La activación en junio es central para Argentina porque ayudará a que el país reduzca el gasto en importación de gas, que fue el problema más duro que tuvieron las arcas del Banco Central (BCRA) este año. De hecho, se espera que el ahorro por sustitución de importaciones sea superior a los 2000 millones de dólares.
La obra tiene involucrados a 6500 trabajadores de manera directa y más de 20 mil en forma indirecta. Se calcula además que en la etapa de la obra troncal que hará la firma Techint, saldrán de su planta de Valentín Alsina un camión cada siete minutos. Esos caños son de 12 metros y 36 pulgadas.
Para el Gobierno la obra es central por diferentes razones. La primera es que la búsqueda de reducir el impacto de las importaciones de energía. En paralelo, el arranque de los trabajos está generando fuertes inversiones de empresas petroleras que ven en el transporte una posibilidad de mayores ventas. El tercer factor que leen desde Energía Argentina es que esta obra llega en un momento global complejo donde la guerra en Ucrania cambió las relaciones mundiales por el recurso energético. Hay una crisis de precios y abastecimiento que Argentina puede aprovechar explotando su potencial en el hidrocarburo no convencional.
Al día de hoy, Argentina es la segunda reserva de shale gas el planeta, detrás de China. Estadoa Unidos, que en los 80 descubrió y empezó a explotar su no convencional, es hoy la quinta reserva. Pero el camino de ese país muestra que desde 2008 a 2016 no sólo logró el autobastecimiento sino además transformarse en un jugar fuerte de la exportación.