Desde Potrero de los Funes
Tal como ocurrió el año pasado, tras el parate a causa de la pandemia del coronavirus, el Gran Premio Argentino Histórico tuvo este domingo su largada oficial en la recta principal del autódromo callejero Internacional de Potrero de los Funes, en la provincia de San Luis. Los autos clásicos de todos los tiempos recorrerán desde este lunes y hasta el viernes próximo, cuando finalice la competencia en la ciudad de Bragado, provincia de Buenos Aires, un total de 1820 kilómetros por los caminos de Nogolí, San Jerónimo, Balde, La Carolina, Merlo, Achiras, Sampacho, entre otras localidades serranas de la provincia puntana. Con 81 años y una vitalidad asombrosa, Jorge Revello, vicepresidente del Automóvil Club Argentino y uno de los principales motores que hacen posible este evento deportivo y cultural, dialogó con Página /12 sobre lo que esta XIX edición del GPH representa para la historia del automovilismo nacional, y porque este carrera de regularidad resulta tan atractiva para la familia tuerca de la Argentina y los limítrofes Uruguay y Paraguay.
-¿Cómo evalúa esta nueva edición del GPH, la XIX, otra vez aquí en San Luis, donde el año pasado la carrera contó con una gran afluencia de público?
-No es poco, ¿no? Casi 20 años. Estamos muy contentos por la convocatoria de público, de autos, en fin... Y con autos tan emblemáticos y tan lindos, porque no nos olvidemos de que más allá de la carrera de regularidad, lo que cada año ponemos entre todos a rodar por los caminos y rutas de la Argentina es lo que llamamos "Un museo itinerante " que nos permite ver las distintas épocas del automovilismo reflejadas en los propios autos, que van desde la coupecitas de los años 30 a los autos del año 81. Tratamos de que esto sea siempre una fiesta.
-Los pilotos y sus acompañantes siguen diciendo presente a pesar de las crisis, de los costos de mantenimiento que estos clásicos tienen durante todo el año, ¿a qué cree que responde este interés que incluso se muestra renovado con la incorporación de mujeres en la duplas, hijos y hasta nietos que continúan la tradición?
-El GPH es una gran oportunidad para mostrar esos autos tan únicos, personales, cuidados en extremo. Los viejos participantes comenzaron a traer como copilotos a sus esposas, a sus hijos y a sus nietos. Es decir se va integrando toda la familia del automovilismo y se va a siguiendo y contagiando esta hermosa pasión, sin conflictos, sin grietas, sin problemas entre la gentes con verdadera camaradería. Aquí hay amistad, alegría y es un un verdadero placer y orgullo que hayamos podido realizar esta carrera desde 2003 de forma ininterrumpida, salvo en el primer año de la pandemia, que tuvimos que suspenderla.
-Históricamente el GPH recorría varias provincias y esta vez, como en 2021, se volvió a concentrar prácticamente toda la actividad en San Luis, ¿Por qué?
-El año pasado la decisión tuvo que ver con la cuestión de las burbujas sanitarias. Sin embargo, la experiencia fue muy buena para todos y este año decidimos ampliar el recorrido a la localidad de Merlo, y la llegada en Bragado. Pero, realmente, sin el apoyo de nuestros sponsors como YPF o La Caja, de la gobernación y del ministro de turismo de la provincia, Luis Piri Macagno, esto que ustedes ven sería muy complicado de concretar. Está todo organizado y esto facilita que se puedan hacer las cosas. Ahora, posiblemente para el año que viene, que va a ser la edición número 20, volvamos a recorrer más provincias, hacer un recorrido más grande. Pero es difícil prever cómo. La experiencia del año pasado en San Luis nos dejó muchas buenas enseñanzas, sobre todo en lo que tiene que ver con la armonía y la logística concentrada de la competencia. Esto es algo que los de afuera quizás no lo ven, pero que nosotros evaluamos muy positivamente.
-¿Qué información tienen sobre los incendios de la zona de Merlo? ¿Creen que pueden llegar a impactar en el desarrollo de las etapas del GPH?
-Lo que sabemos es que hasta ayer la situación estaba bastante dominada, y creemos que la humedad de estos días y la llovizna de anoche va a ayudar a afrontar los incendios. Igual el GPH no toca esas zonas donde hay fuego. Así que le pedimos a Dios que nos ayude, que ayude a la gente del lugar para que todo esto pare. Se trata de cuestiones climáticas y de contingencias que se producen y que, como siempre ocurre, tenemos que ir solucionando.
-El año pasado se sorprendieron por la gran cantidad de público que acompañó durante las diferentes etapas la carrera ¿cuáles son las expectativas para este año?
-El año pasado, sólo en la largada simbólica, tuvimos unos 17 mil espectadores. El público puntano se acercó desde distintas localidades para ver estos autos clásicos, y nos llevamos todo ese cariño y, a decir verdad, esperamos que este año y los que vienen, esta experiencia siga creciendo y teniendo cada vez más amantes de los autos clásicos.
-¿Qué les manifiestan a ustedes los pilotos y sus acompañantes sobre el GPH?
-Cariño. Mucho cariño. Pensá que hay muchísimos pilotos que están todo el año trabajando en sus autos, invirtiendo poquito a poquito, para que durante la semana de carrera todo funcione como debe ser. Esto se vive como una suerte de vacaciones que no son las de invierno ni las de verano. Son las de septiembre, las de la primavera. Acá hay gente que no dejado de venir ni un año desde 2003.
-¿Cómo trabajan desde la Comisión Histórica del ACA la cuestión del recambio generacional?
-Tanto para los autos, como para los pilotos y sus acompañantes los años van pasando. Por eso es muy bueno que se vayan renovando las generaciones. Esto es una cuestión cultural que queremos que siga vigente. Acá la gente se encuentra con muchos de esos autos que durante el llamado Plan Canje fueron convertidos en chatarra. Nosotros sabemos por los carnés del GPH que tenemos unos 1200 autos clásicos de todas las décadas. Y hemos llegado a largar carreras con más de 300 autos. Antes tomábamos autos hasta el 75 y ahora nos hemos estirado hasta el 81. Lentamente vamos moviendo la escala para que se vayan ensamblando lo que es la historia con los autos modernos. Y que no te llame la atención si, de acá a unos años, si esto se continúa, que veamos autos eléctricos en un Gran Premio Histórico. No lo veremos nosotros, seguramente, pero ese es el camino y lo que nos depara la historia. No luchamos contra eso, para nada.
En el paddock del Autódromo internacional de Potreros de los Funes, lucen de las clásicas coupecitas Ford y Chevrolet de los años 1937 al 1940, a un Ford Sierra del ’87 y un Toyota Célica del ’81; pasando por los Mercedes Benz de los ’60; los Fiat 600, 128, 1100 y 1500; los Renault 4L y 12, los Torino y Ford Falcon, los Citröen 3CV, los Alfa Romeo, los BMW de los ‘70 y ’80; autos de Argentina, de Uruguay y Paraguay. Son joyas invaluables, la historia viva del automovilismo vernáculo. Pasión por las tuerca y, sobre todas las cosas, todo un fenómeno cultural.