Emiliano Vecchio baja a buscar un rechazo dividido y se come un caño de Nicolás Morgantini, a lo que responde rezongando contra el defensor Insúa por el pelotazo sin destino. Luego el exCentral comanda un lindo ataque, tocando y yendo a buscar para dejar pasar un centro que termina sorprendiendo a Maxi Romero y rebotándole. Entonces, cara a cara con el delantero, le abre los brazos reclamando razones. Por último, el talentoso mediocampista toca mal, levanta la mano y pide disculpas en un intento de "mala mía". Todo eso en un lapso de cinco minutos aproximadamente.

No extraña que Vecchio dirija y disponga el tránsito ofensivo académico a su placer. Desde su regreso al primer equipo tras una lesión y ante las marginaciones de Miranda y Cardona, se transformó en el líder indiscutido de Racing dentro de la cancha. Los resultados lo avalan (aunque tampoco como para tirar manteca al techo): el volante se lesionó durante el triunfo sobre Independiente y su estadía en la enfermería coincidió con el peor momento del equipo de Fernando Gago (dos triunfos, seis empates y una derrota). A su regreso, Racing sumó 9 de 12 puntos en juego y amaga a pelear arriba en la Liga Profesional, con las pinceladas del rosarino de 33 años como hechos más destacados.

Pero lo de este domingo en Vicente López estuvo lejos de ser alguna ofrenda racinguista a la pelea por el título. Más bien, el sacrificio lo hicieron los espectadores que se bancaron todo el encuentro.

El equipo de Gago (34 puntos) manejó la pelota como es habitual pero las ocasiones de gol -aunque flojas- pertenecieron en su mayoría a Platense. Los dirigidos por Omar De Felippe, de buena campaña (29 puntos), apostaron a una línea de cinco en el fondo, a la buena tarea de Villalba en el medio y al desgaste de los corredores Schor y Benítez arriba.


Platense tenía bastante controlada la cosa e incluso pisaba el área de Arias cada tanto. Pero a los 59 minutos se le prendió la lamparita al protagonista de los dos primeros párrafos. Vecchio dejó a dos en el camino con un toque y sacó un zurdazo que terminó en rebote y capitalización por parte del exVélez Romero, quien con una definición distinguida se sacó la mufa y marcó su primer gol en Racing luego de 14 partidos.

Con la ventaja, mínima, no era tiempo de inventar nada raro: Gago mandó un quinto defensor a la cancha y su equipo se dedicó a defender unos valiosos tres puntos que lo meten en el amplio lote de candidatos.

Caos y confusión

Sobre el final del partido se le enmarañaron los planes a la Academia. Primero porque el chileno Mena se hizo amonestar a propósito para llegar a la quinta amarilla y cumplir la suspensión en la fecha FIFA cuando se sume a su selección. Pero al rato la dinámica de lo impensado lo llevó a cometer una nueva infracción y vio la roja a los 91 minutos.

Además, luego del pitido final, el neuquino nacionalizado chileno Gabriel Arias se puso de enfrente a la popular calamara y le dedicó el triunfo con gestos poco amigables. Toda una rareza por parte del arquero. Todos los jugadores locales se le fueron al humo al uno y el árbitro Tello lo terminó expulsando junto a Lattanzio, como para equiparar. Un poco de drama en el epílogo.