La búlgara Kristalina Georgieva es la segunda mujer en la historia en liderar el Fondo Monetario Internacional, tras la partida de la francesa Christine Lagarde en 2019. Para su nombramiento, el FMI tuvo que cambiar sus estatutos porque Georgieva superaba el límite de edad para el puesto, que por entonces era de 65 años.

Economista respetada por su sólida experiencia en finanzas internacionales, posee además un título en sociología, habla cuatro idiomas -búlgaro, inglés, ruso y francés- y la mayor parte de su carrera la hizo en el Banco Mundial.

Entre 1987 y 1989 siguió un curso de especialización en la London School of Economics gracias a una beca concedida por el Gobierno británico. Luego trabajó como docente en la University of the South Pacific, en la isla de Fiyi, y en el renombrado Massachusetts Institute of Technology (MIT), en Estados Unidos. En 1993 ingresó al Banco Mundial en el departamento de Medio Ambiente en Asia Oriental, una región por la que viajó mucho.

Tras trabajar en la entidad financiera internacional durante 17 años, y ocupar varios altos cargos, como el de Directora de Desarrollo Sostenible, Directora en representación de la Federación de Rusia, Directora de Medio Ambiente y Directora de Medio Ambiente y Desarrollo Social de la Oficina Regional de Asia Oriental y el Pacífico, su carrera culminó con su nombramiento como Vicepresidenta y Secretaria en 2008. En este cargo, actuó como interlocutora entre la Gerencia del Grupo Banco Mundial, su Directorio Ejecutivo y los países accionistas.

Entre 2010 y 2014 desempeñó el cargo de comisaria europea de Cooperación Internacional, Ayuda Humanitaria y Respuesta a las Crisis en la Comisión presidida por José Manuel Durão Barroso.

En 2010 fue reconocida como "Europea del año". Su candidatura se presentó como reconocimiento por "preservar la reputación y la independencia del BCE frente a la presión política en la zona euro durante la crisis de la deuda soberana".

El 1º de noviembre de 2014 asumió como vicepresidenta de la Comisión Europea y comisaria europea de Programación Financiera y Presupuestos en la Comisión Juncker.

El 31 de diciembre de 2016 anunció su salida de la Comisión Europea para regresar al Banco Mundial, entidad a la que llegó al cargo de directora general en 2017, donde ganó experiencia en el sector del medio ambiente al intensificar las acciones en los ámbitos del desarrollo sostenible y de la agricultura, especialmente. Luego, en 2019, fue nombrada directora gerente del FMI, cargo que mantiene hasta la actualidad.

Feminismo, Beatles y el amor por el yoga

Georgieva y su hermano crecieron en un ambiente familiar austero. La madre de la titular del FMI tenía una tienda en Sofía y su padre era ingeniero. 

Se hizo un nombre en la Universidad en Sofía donde estudió como economista. Pero también escribió poesía, tocó la guitarra -le gustan los Beatles- y bailaba siempre que podía. En Washington, aprovechaba para viajar y hacer escapadas. 

Hoy, con 69 años, está casada con Kino Kinov, tiene una hija y una amplia actividad en las redes sociales. Allí muestra su respaldo a la lucha por la igualdad de derechos y su interés en que las mujeres ocupen más cargos de liderazgo. “Si hubiera más mujeres en la primera línea de la política, sería más fácil resolver los conflictos”, afirmó en varias oportunidades. Amante del yoga, tiene una vida social dinámica, a pesar del estrés de la labor diaria. 


La acusación por manipulación donde estuvo involucrada 

La jefa del FMI fue investigada en 2019 luego de ser acusada de haber manipulado informes en el Banco Mundial para favorecer a China.

Una investigación elaborada por el despacho de abogados WilmerHale publicada el 17 de septiembre de 2019 encontró que durante su tiempo como directora ejecutiva del Banco Mundial, Georgieva estuvo entre los principales funcionarios que presionaron al personal para cambiar datos en beneficio de China en la edición de 2018 de “Doing Business”, el informe estrella del banco.

La acusaban de manipular, junto a Jim Yong Kim, entonces presidente del banco, al personal del Banco Mundial para cambiar el cálculo de la clasificación de China y así evitar el malestar de Pekín. El hostigamiento se habría producido mientras el presidente del Banco Mundial estaba en negociaciones con Pekín sobre el aumento del capital crediticio del banco.

Las complicaciones fueron en aumento y el premio Nobel Paul Romer, quien fue economista jefe del Banco Mundial, tuvo que renunciar a su cargo dentro del organismo multilateral debido a las preocupaciones relacionadas con las clasificaciones de “Doing Business”.

“Permítanme ser clara: las conclusiones están equivocadas. No presioné a nadie para que modificara ningún informe. No hubo absolutamente ningún quid pro quo relacionado con el financiamiento del Banco Mundial", escribió Georgieva en un comunicado desmintiendo las acusaciones.

En este proceso, desde el Tesoro estadounidense indicaron que eran "hallazgos graves”, y aseguraron que investigarían para "defender la integridad de las instituciones financieras internacionales".

En medio de presiones de la dirección, el personal habría cambiado algunos de los datos que impulsaron a China siete lugares en la nómina de 2018, hasta el ránking 78, el mismo puesto que el año previo, según la investigación, que analizó 80 mil documentos y entrevistó a más de tres docenas de empleados y exempleados.

Unas semanas más tarde, el directorio del FMI manifestó públicamente "su plena confianza" a la ejecutiva exponiendo en un comunicado que "aunque el informe planteó cuestiones y preocupaciones legítimas, faltan pruebas directas con respecto al papel de la Directora Gerente, por lo que no hay base para un cambio en la dirección del FMI".

Su relación con Argentina

  • El primer contacto de la jefa del FMI con Argentina fue en noviembre de 2019, cuando habló con el presidente electo Alberto Fernández, con quien mantuvo “una llamada muy constructiva”, afirmó.
  • Luego, en junio de 2020, Georgieva recibió al por entonces ministro de Economía, Martín Guzmán, quien le presentó una propuesta de reestructuración de la deuda contraída por el gobierno de Mauricio Macri que fue aceptada por el organismo.
  • Posteriormente, en octubre de ese año, un equipo del FMI visitó Buenos Aires para evaluar y conocer en mayor detalle los planes y políticas económicas de las autoridades argentinas. Al concluir la misión emitieron la siguiente declaración:“Argentina enfrenta dificultades económicas y sociales complejas, en el contexto de una crisis de salud sin precedentes. La profunda recesión ha provocado un aumento de los ya elevados niveles de pobreza y desempleo, cuyos efectos se ven agravados por importantes presiones en el mercado cambiario”.
  • En mayo de 2021, Fernández y Georgieva se encontraron en Roma, donde hablaron de la necesidad urgente de continuar luchando contra la pandemia de Covid-19 para preservar vidas y medios de subsistencia, así como los desafíos únicos que enfrentan los países de ingresos medios. En ese momento, Alberto Fernández solicitó al FMI reformar la política de sobrecargos por la deuda tomada, pedido que no fue aceptado por el ente crediticio. En marzo de 2022, el Gobierno nacional logró cerrar con el FMI un acuerdo que permite al país refinanciar los compromisos asumidos en el fallido programa Stand By de 2018 que presentaba vencimientos concentrados principalmente en los años 2022 y 2023.
  • En septiembre de este año y luego de la designación de Sergio Massa en la cartera económica nacional, la Directora Gerente lo recibió en Washington D.C. En ese marco, Georgieva felicitó a Massa por su nombramiento y su cartera ampliada, y por los "fuertes pasos" que él y su equipo económico tomaron para estabilizar los mercados y revertir un escenario de alta volatilidad.
  • Este lunes, Georgieva recibió a Alberto Fernández en Nueva York y le manifestó: "Presidente vamos bien, las cosas están funcionando". Tras la reunión, Georgieva elogió al país y no descartó una revisión de las metas pautadas con el Fondo Monetario Internacional a partir de 2023.

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